Descampados en extinci¨®n
Las campas que rodean la capital guardan una enorme riqueza bot¨¢nica que carece de protecci¨®n legal
El descubridor del tesoro bot¨¢nico que albergaban 10 hect¨¢reas de descampados en Coslada fue Juan Manuel Mart¨ªnez Labarga, profesor en la Escuela de Ingenier¨ªa Forestal y Medio Natural de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. En 2002 llevaba a cabo un estudio de la zona para documentar su tesis doctoral. ¡°Aunque recogimos casi 4.000 firmas de apoyo para proteger este h¨¢bitat e informamos al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid sobre la existencia de 350 especies vegetales, no pudimos frenar su destrucci¨®n. Finalmente, el anterior Gobierno regional decidi¨® trasplantar parte del terreno a otros lugares, como Aranjuez o Rivas, pero las plantas no sobrevivieron, porque su h¨¢bitat tiene unas caracter¨ªsticas muy concretas, como un terreno muy arcilloso y un clima espec¨ªfico¡±, se lamenta este cient¨ªfico y profesor. Y a?ade: ¡°Lo que se hizo fue como recortar Las Meninas del cuadro de Vel¨¢zquez, para luego pegarlas en el Guernica de Picasso¡±.
Por su parte, las Administraciones municipal y regional no se hacen responsables del destino de ese patrimonio bot¨¢nico. Fuentes del Consistorio de Coslada afirman que el Gobierno regional fue quien aprob¨® la gesti¨®n del hallazgo bot¨¢nico, que destruy¨® el h¨¢bitat de las plantas, a pesar de los informes a favor de su protecci¨®n. Desde la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Comunidad se asegura que esas plantas no se consideran especies protegidas y florecen en escombreras, ¡°bordes de caminos, zonas urbanas o campos cultivados¡±. Entonces, ?c¨®mo es posible que difiera tanto la opini¨®n entre bot¨¢nicos y Administraci¨®n con respecto a la necesidad de su protecci¨®n?
Grupos cient¨ªficos y ambientalistas hablan de ¡°intereses econ¨®micos¡±. ¡°Intereses asociados a los terrenos donde arraigan estas plantas¡±, argumenta Dar¨ªo Meli¨¤, portavoz de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n del Bosque Aut¨®ctono (ARBA).
Juan Carlos Moreno, profesor de bot¨¢nica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y presidente de la Sociedad Espa?ola de Biolog¨ªa de la Conservaci¨®n de Plantas (SEBICOP), explica: ¡°La protecci¨®n de flora y fauna no estaba entre las prioridades del anterior Gobierno regional madrile?o, porque no hubo inter¨¦s por conocer estudios como el que hemos llevado a cabo sobre la diversidad bot¨¢nica madrile?a, ni por actualizar el cat¨¢logo de flora protegida que incluye, curiosamente, especies invasoras sin ning¨²n inter¨¦s bot¨¢nico, pero excluye otras a punto de desaparecer en Madrid¡±. Por su parte, fuentes del Gobierno auton¨®mico mantienen que se destinan cada a?o ¡°alrededor de cinco millones de euros para el cuidado y la conservaci¨®n de masas arb¨®reas y especies bot¨¢nicas¡±.
Lo ocurrido en Coslada no es un caso aislado. Para los anales bot¨¢nicos madrile?os, tambi¨¦n ser¨¢ recordada la desaparici¨®n de la riqueza vegetal que albergaba el Cerro Negro, unos terrenos colindantes con la que fue la estaci¨®n de Delicias, que fueron visitados e investigados debido a sus particulares caracter¨ªsticas por bot¨¢nicos de renombre internacional como Pehr L?fling.
Pero todav¨ªa existen descampados en la cuerda floja que pueden acabar despojados de sus tesoros bot¨¢nicos para dar paso al cemento. Varios bot¨¢nicos han elaborado un listado de diez campas que se encuentran en la periferia madrile?a, ¡°donde hay lugares con valores naturales, sobre todo bot¨¢nicos, aunque tambi¨¦n arqueol¨®gicos, o entomol¨®gicos¡±, explica el bot¨¢nico, Juan Manuel Mart¨ªnez, que ha participado en la localizaci¨®n de estos enclaves. De ellos no quiere dar muchas pistas ¡°por temor a que sean arrasados para evitar escollos medioambientales a la hora de urbanizar¡±. Algunos de ellos se encuentran en los alrededores de la estaci¨®n de Chamart¨ªn, Campamento, inmediaciones del aeropuerto de Barajas o zonas de Vic¨¢lvaro, Vallecas, Villaverde, Monte Carmelo y Alcorc¨®n, entre otros.
La particular y humilde imagen de un descampado en una zona urbana de Madrid dif¨ªcilmente puede competir con la espectacularidad de ¨¢reas protegidas, como el Parque Nacional del Guadarrama, o de lugares emblem¨¢ticos de Madrid, como El Pardo o la Casa de Campo. Sin embargo, en estos peque?os terrenos aislados y poco transitados ¡°suelen sobrevivir especies vegetales que tienen gran inter¨¦s bot¨¢nico por su rareza y escasez¡±, comenta Nuria Prieto, responsable del Banco de Germoplasma del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid (RJB), que apunta como soluci¨®n la creaci¨®n de ¡°microrreservas¡± para asegurar su supervivencia. Sin embargo, la Administraci¨®n regional madrile?a excluye en su legislaci¨®n medioambiental esta f¨®rmula, que s¨ª se aplica en otras comunidades aut¨®nomas, como la valenciana o la castellano-manchega.
Mientras llega la voluntad para evitar la desaparici¨®n de estos hallazgos vegetales entre el cemento, cada a?o desaparecen de manera silenciosa, sin que lo notemos, plantas ¨²nicas de la Comunidad y el patrimonio bot¨¢nico se empobrece.
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