Atrapados en el cambio
Las dos terceras partes del Congreso ser¨¢n ocupadas por personas sin experiencia parlamentaria previa
Los datos y evidencias son espectaculares. Las dos terceras partes del Congreso de los Diputados ser¨¢n ocupadas por personas sin experiencia parlamentaria previa. Ello expresa tanto la llegada de nuevas fuerzas pol¨ªticas al Parlamento como el intento de renovaci¨®n de caras que, con m¨¢s o menos intensidad y acierto, realizaron en sus listas los partidos tradicionales. El batacazo de populares y socialistas ha sido espectacular, sobre todo si observamos que la gran ca¨ªda del partido en el gobierno no solo no refuerza al principal de la oposici¨®n, sino que este le acompa?a en su claro declive. Las fuerzas del pasado constituido se mantienen a duras penas entre los mayores y en las zonas menos pobladas (pero que cuentan con mejores cuotas de representaci¨®n). Los territorios econ¨®micamente y socialmente m¨¢s din¨¢micos son los que m¨¢s han buscado alternativas constituyentes distintas de las ya conocidas.
Cuanto m¨¢s plural y diverso es el espacio, tanto desde el punto de vista cultural, ling¨¹¨ªstico o de sentimiento de pertenencia, m¨¢s se ha querido confiar en nuevos liderazgos y formaciones pol¨ªticas que no tienen lastres del pasado. Es impresionante constatar la p¨¦rdida simult¨¢nea de votos del PP y del PSOE en lugares como Catalu?a (un 45% menos de voto al PP y un 36% al PSC), en el Pa¨ªs Vasco (un 35% menos de votos para ambos partidos), en la Comunidad Valenciana (un 40% menos para el PP, un 25% menos para el PSOE), y en Galicia (un 30% menos para el PP, casi un 25% menos para el PSOE). Y es precisamente en esos lugares donde la gente ha buscado nuevas alternativas. No meras reconfiguraciones de lo de siempre (Ciudadanos), sino alternativas que recogieran simult¨¢neamente credibilidad (en relaci¨®n a trayectoria anterior), coherencia (en cuanto a mensaje y conducta), complejidad (entendiendo que la plurinacionalidad es un tema que hay que incorporar sin ambages pero tambi¨¦n sin simplificaciones) y sentido com¨²n (lo m¨¢s importante y urgente es afrontar colectivamente la emergencia social).
En Catalu?a, las elecciones del pasado domingo han servido para recuperar cierto sentido de la realidad que quiz¨¢s ha escaseado en momentos anteriores. Es cierto que cada elecci¨®n tiene su propia configuraci¨®n y no es razonable trasladar sin m¨¢s resultados de una a otra, pero es asimismo cierto que cada elecci¨®n es un term¨®metro de c¨®mo se alteran percepciones y c¨®mo se articulan y consolidan proyectos. Nada ha cambiado desde el punto de vista del soberanismo que mantiene y refuerza su arraigo. M¨¢s dudas se plantean sobre la posibilidad de emprender solos el camino de la revoluci¨®n democr¨¢tica en un escenario plagado de interdependencias. Algunas ralentizadoras e incluso paralizantes, otras potenciadoras e incluso fraternas. Hoy mismo veremos como se lee por parte de las CUP esa nueva y emergente configuraci¨®n pol¨ªtica y que efectos tiene todo ello en una legislatura que, aunque est¨¦ por estrenar, sabemos ya que ser¨¢ corta y conflictiva.
Lo cierto es que si bien estamos situados en un escenario de cambio de protagonistas, seguimos atrapados en una agenda de temas que yo calificar¨ªa m¨¢s como reactiva que decididamente estrat¨¦gica. Sabemos que las reglas de juego que se construyeron a finales de los setenta ya no nos sirven, pero solo los que no tienen nada que perder quieren asumir los costes que implica empezar de nuevo. Hemos empezado por tanto a tomar conciencia que si no se afrontan los temas de fondo el declive y la decadencia son inevitables, pero los que tienen m¨¢s poder saben que ellos ya no formar¨¢n parte de lo nuevo. Los efectos de las decisiones tomadas desde mediados de los noventa no nos permiten ahora encarar adecuadamente lo que nos viene encima. Solo con la profundizaci¨®n democr¨¢tica, solo con una mejor conexi¨®n entre la pol¨ªtica institucional y la pol¨ªtica cotidiana y vital, podremos afrontar los dilemas de fondo que tenemos aplazados o marginados y que tienen que ver con la vida y la subsistencia b¨¢sica. Nada de todo ello ser¨¢ posible sin replanteamientos de fondo del modelo econ¨®mico y social y eso afecta a mucha gente instalada en sus respectivas zonas de confort. Estamos quit¨¢ndonos de encima lo caduco y obsoleto, y apenas si estrenamos lo nuevo y prometedor. La sensaci¨®n de incertidumbre sigue siendo dominante, pero ahora sabemos que no estamos solos para probar, hacer y construir de nuevo. Las diversas elecciones del 2011 son expresi¨®n de fin de ciclo, pero casi todo est¨¢ por hacer.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB
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