El Ayuntamiento derriba el infierno de Los Olivos

Hace semanas que un cartel advierte a los vecinos de las calles de San Fulgencio y de San Canuto, en la colonia de Los Olivos, de la demolici¨®n del edificio que habitan. Las obras comienzan este jueves y se prolongar¨¢n hasta el d¨ªa 19. La informaci¨®n cuelga en las vallas que rodean estas casas de renta antigua en las que la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS), propietaria desde 1982, pretende levantar nuevos pisos sociales. Los edificios, construidos con materiales baratos en la posguerra para responder de forma r¨¢pida a las migraciones rurales, est¨¢n muy deteriorados.

Sus ventanas y entradas han sido tapiadas con cemento para evitar okupaciones en este peligroso lugar donde carteros y repartidores de pizzas se niegan a entrar por miedo a los asaltos. Con el tiempo, esta zona de obreros situada en el distrito de Latina, a 10 minutos a pie desde el Palacio Real y a cinco de la Casa de Campo, comenz¨® a ser habitada por gente conflictiva.

Dos agentes de seguridad hacen guardia en la zona, vac¨ªa. Hace d¨ªas los vecinos terminaron una mudanza que, en algunos casos, comenz¨® en noviembre. La mayor¨ªa han sido realojados a unos metros de distancia, en un bloque de 53 viviendas que la EMVS termin¨® el a?o pasado.

En ese lugar fue derribado otro edificio en 2008. Fue la primera fase de un proyecto que se inici¨® en 2005. Preve¨ªa la desaparici¨®n de las 329 viviendas repartidas en los cuatro inmuebles de la zona, declarados en ¡°ruina f¨ªsica inminente¡±.

Aqu¨ª conviven un millar de personas que pagan a las arcas p¨²blicas entre 0,75 y 1,20 euros por metro cuadrado (seg¨²n la antig¨¹edad del arrendamiento) por unas condiciones deplorables: viviendas de apenas 24 metros cuadrados con humedades, goteras y sin acondicionar.

¡°Cuando hace fr¨ªo, parece que tirita hasta la casa¡±, resume Francisco de la Rosa. Vive con su esposa y sus cuatro hijos en el bloque que va a ser derruido, pero se resiste a abandonar su hogar hasta ser reubicado. ¡°Si van a tirar mi casa, que la tiren conmigo dentro¡±.

Este florista de 45 a?os lleva empadronado en el lugar desde 1999. Ese a?o, el anterior inquilino del inmueble le firm¨® un papel que sirvi¨® como traspaso. Como ¨¦l, muchos otros vecinos viven aqu¨ª de forma ilegal, por lo que la EMVS no los reubicar¨¢. ¡°Me dicen que no me pertenece ninguna casa, que no vivo en esta vivienda¡±, se queja. Los primeros a?os pag¨® 25 euros de alquiler, pero ahora la empresa municipal no le coge el dinero. Tampoco paga luz. ¡°No lo hace nadie en el barrio, est¨¢ todo el mundo enganchado al suministro. Esto est¨¢ dejado de la mano de Dios¡±.

En el mismo bloque viv¨ªan Emilio C¨¢rdenas y su esposa. Tras meses de b¨²squeda, ya que al no tener contrato la EMVS no les ha reubicado, el lunes encontraron un nuevo hogar. Emilio, un extoxic¨®mano de 48 a?os, se alegra de dejar la zona, en la que asegura que existen numerosos conflictos. ¡°Los que venden la droga est¨¢n aqu¨ª, esto es peor que la Ca?ada. La gente vive de eso, es su medio de vida, y eso no va a cambiar porque viva en unas casas nuevas¡±.

El barrio de la droga

Un hombre de 83 a?os que habitaba en la misma calle, San Fulgencio, insiste en ello. Hace 20 d¨ªas que estren¨® su nuevo hogar, situado en el bloque de viviendas construido por la EMVS en la zona. Las casas son de una, dos y tres habitaciones y cuentan con todas las comodidades, incluida la calefacci¨®n. ¡°Ahora est¨¢ estropeada porque bajan al cuarto de calderas para drogarse. Al final es el mismo perro con distinto collar¡±.

¡°Cada uno cuenta la feria como le va¡±, murmura Mar¨ªa Jes¨²s Cuaresma. Paga 10,90 euros al mes desde hace siete a?os por vivir en una casa de dos habitaciones de la calle de San Benigno, que tambi¨¦n est¨¢ vallada y que ser¨¢ la pr¨®xima en ser demolida. ¡°A¨²n faltan entre cuatro y ocho a?os, pero ya nos han ofrecido realojarnos en las viviendas que van a construir aqu¨ª¡±. Cuando se complete el plan, esta zona deprimida del suroeste de Madrid se convertir¨¢ en un lugar residencial de 12.300 metros cuadrados dotado de equipamientos como zonas verdes y parques infantiles de los que, hasta ahora, nunca han podido disfrutar sus vecinos.