M¨¢s que un pacto
La CUP ha cedido a la presi¨®n. S¨ª, ha conseguido la retirada de Mas, en un indicio de que su fortaleza era mayor de la que la propia CUP
El pacto entre Junts pel S¨ª y CUP es una sorpresa. Y lo inesperado es algo dif¨ªcil de evaluar y explicar hasta que deja de serlo. Los puntos del pacto que afectan a la CUP son inusuales: cesi¨®n de dos diputados al grupo gubernamental; cese de diputados de CUP que han sido molestos para CDC; imposibilidad de votar en contra del Proc¨¦s. En la din¨¢mica actual, cualquier pol¨ªtica gubernamental se entiende como part¨ªcipe de un Proc¨¦s que se ha traducido antes en austeridad y en paraguas de la corrupci¨®n estructural, que en leyes y resultados. La escenograf¨ªa utilizada por Mas es humillante. Todo ello confirma un ejercicio de fuerza de Mas sobre la CUP, asumido en silencio por la CUP en una suerte de Tratado de Versalles pol¨ªtico, en el que renuncia, incluso, a s¨ª misma.
Aunque cabe esperar que todo se serene para entender todo lo pactado, es importante observar que el acuerdo supone una relectura de la inteligencia colectiva de la CUP. La CUP es una organizaci¨®n municipalista, muy poco vertical, que toma sus decisiones en asambleas, con una velocidad propia. Por eso mismo es (?era?) una organizaci¨®n fuerte, capaz de sufrir graves disensiones en su seno sin llegar a la ruptura interna. Para ello dispon¨ªa de resortes democr¨¢ticos muy particulares, que facilitaban la convivencia de sectores, incluso, enfrentados. Eran un compendio de actitudes, posibilidades de vetos, correcciones y funcionamientos cambiantes para evitar victorias desproporcionadas de alguno de sus sectores sobre otros. En ese sentido cabe entender el lento proceso que la CUP ha llevado a cabo para dilucidar su apoyo a la candidatura Mas. Un tema, en principio, ya cerrado durante la campa?a electoral, se vuelve a abrir despu¨¦s de las elecciones para evitar, precisamente, rupturas internas. No se cierra en dos asambleas, pues los resultados eran muy ajustados ¡ªsensibles, por tanto, a dibujar una ruptura¡ª y, finalmente, se cierra, con un no definitivo a Mas, pero no a otro candidato de Junts pel S¨ª ¡ªmandato que han interpretado, finalmente, los negociadores del pacto por parte de la CUP¡ª, en un ¨¢mbito menor y m¨¢s institucional que una asamblea. Se lleg¨® a interpretar que esa lentitud en su decisi¨®n era tambi¨¦n una suerte de defensa de la CUP frente a la presi¨®n medi¨¢tica de CDC. Pero a la luz del pacto, esa suposici¨®n es absolutamente err¨®nea.
La CUP ha cedido a la presi¨®n. S¨ª, ha conseguido la retirada de Mas, en un indicio de que su fortaleza era mayor de la que la propia CUP lleg¨® a suponer. Pero las encuestas internas de CDC situaban, en unas elecciones adelantadas, su resultado en no m¨¢s de 20 diputados. La CUP ha participado en una correcci¨®n electoral ¡ªesa es la palabra y el conflicto ¨¦tico asumido¡ª, que ceder¨¢ a la hegemon¨ªa de la derecha catalana las pol¨ªticas durante un a?o, plazo legal para otras elecciones anticipadas.
Disciplinados y d¨®ciles
?Cu¨¢l es la explicaci¨®n? No es f¨¢cil llegar a ella. Hace horas que la CUP no comunica. Algunos militantes hist¨®ricos exhibieron ayer en las redes su estupor. El posicionamiento oficial hoy es extraordinariamente disciplinado y d¨®cil. La rueda de prensa ha consistido en asumir el pacto, sin ¨¦pica y sin grandes explicaciones. Fuentes pr¨®ximas a la CUP repiten discursos y an¨¢lisis sinceros, pero un tanto sorprendentes, como que han eliminado el interlocutor del Proc¨¦s con Madrid, y que ahora CDC y Junts per S¨ª ¡ªque detentan una mayor¨ªa absoluta por la v¨ªa de los hechos¡ª, entrar¨¢n en contradicci¨®n, implosionar¨¢n y ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil la reconducci¨®n de la inactividad pol¨ªtica efectiva del Proc¨¦s hacia todo lo contrario: la ruptura y la independencia. Para dificultar m¨¢s los an¨¢lisis urgentes, se conoce la identidad de las personas de Junts pel S¨ª que negociaron el pacto ¡ªentre ellos, Rull i Turull, dos nombres que se barajan como el del l¨ªder de la futura CDC refundada¡ª, pero no los de la CUP. Desde el entorno de la CUP se se?ala que no pertenec¨ªan al sector m¨¢s proclive a votar a Mas, sino, precisamente, del sector anticapitalista y m¨¢s pr¨®ximo al no. M¨¢s all¨¢ de esto, se desconoce a¨²n el objeto de presi¨®n ejercido por CDC. Se apunta que exist¨ªa la posibilidad real de transfuguismo en CUP ¡ªse ha se?alado que hubieran sido cuatro diputados, insuficientes para la reelecci¨®n de Mas¡ª. Si eso fuera as¨ª, CUP ha decidido desaparecer antes que romperse. Es posible que fueran mecanismos culturales, la amenaza de CDC de situar a CUP en el marco anticatal¨¢n, ya ejercida, con ¨¦xito, con ERC.
La CUP, en todo caso y con la informaci¨®n hoy disponible, ha realizado, f¨¢cilmente y con rapidez, un cambio radical en su trayectoria: de proponer la unidad popular, ha pasado a formar un frente nacional. El pacto tendr¨¢ consecuencias en su futuro, y en el futuro inmediato del independentismo de izquierdas, hoy autoelidido.
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