El edificio de la matanza de Atocha se convierte en un bloque de viviendas
Es propiedad de Burnell II Investment y est¨¢ siendo remozado por el arquitecto Rafael Robledo, que asegura que se respetar¨¢n sus elementos m¨¢s caracter¨ªsticos
El edificio de la calle de Atocha, 55, donde el 24 de enero de 1977 un grupo de ultraderecha mat¨® a tiros a cinco abogados laboralistas e hiri¨® a otros cuatro, est¨¢ en obras y ser¨¢ convertido en un bloque de 25 viviendas. El inmueble se encuentra frente a la plaza de Ant¨®n Mart¨ªn, donde desde 2003 se levanta el monumento que homenajea a las v¨ªctimas de un episodio que convulsion¨® a Espa?a. Es propiedad de Burnell II Investment y est¨¢ siendo remozado por el arquitecto Rafael Robledo, que asegura que se respetar¨¢n sus elementos m¨¢s caracter¨ªsticos.
El bloque, que fue construido en 1887 por el arquitecto Tom¨¢s O?ate, est¨¢ visiblemente deteriorado. La parte superior se caracteriza por el uso del ladrillo visto con franjas de azulejo esmaltado en color, ventanas balconeras y fraileros de madera, que ser¨¢n respetados.
La fachada mantendr¨¢ la placa conmemorativa colocada por el Ayuntamiento en 1987, que recoge los nombres de las v¨ªctimas y a?ade: ¡°En esta casa trabajaron por la libertad y murieron por defenderla el 24 de enero de 1977¡±. Adem¨¢s, varias zonas del inmueble tienen consideraci¨®n de elementos arquitect¨®nicos, como el portal y la escalera principal, de restauraci¨®n obligatoria. Alejandro Ruiz Huerta, el ¨²nico superviviente de la matanza que contin¨²a con vida, recuerda aquella escalera de madera que aquel d¨ªa del atentado se le hizo eterna. Tuvo que bajar uno a uno sus anchos pelda?os, sostenido sobre un polic¨ªa y un barrendero, ya que a ¨¦l lo hab¨ªan herido en ambas piernas.
Al letrado Ignacio Montejo, fallecido en 2013, lo rescat¨® su mujer, embarazada de ocho meses, porque aquella noche ten¨ªan sesi¨®n de cine. Gloria Bomb¨ªn cuenta que sol¨ªan subir y bajar andando al despacho. Recuerda de forma n¨ªtida el z¨®calo de estuco hasta la mitad de la escalera, lo que daba una sensaci¨®n de mucha oscuridad. ¡°Antes de llegar al vest¨ªbulo hab¨ªa un pasillo enorme, muy estrecho, por el que se acced¨ªa a varios despachos¡±, afirma Bomb¨ªn.
Las viviendas ya no tendr¨¢n la disposici¨®n que s¨ª tuvieron las oficinas que funcionaron durante d¨¦cadas en este edificio, pero si Ruiz Huerta o la propia Gloria Bomb¨ªn vuelven al lugar en el que asesinaron a cinco de sus compa?eros cuando acaben de remozarlo, seguramente podr¨¢n reconocerlo. El proyecto mantiene el uso residencial en las plantas tipo y el local comercial en la planta baja y s¨®tano, seg¨²n la informaci¨®n facilitada por el arquitecto que lleva los trabajos.
Rafael Robledo se ha mostrado sorprendido porque, tras el umbral de entrada, tambi¨¦n protegido, se ha descubierto un techo superior al que exist¨ªa, cuya decoraci¨®n es mucho m¨¢s rica. Se han sacado moldes para la reproducci¨®n exacta de esas molduras, rosetones y detalles florales para su fiel reproducci¨®n. No es lo ¨²nico que se conservar¨¢, ya que en el interior tambi¨¦n se van a mantener los pilares de fundici¨®n, que datan de la ¨¦poca en la que se construy¨®.
Desde la puerta de entrada, ahora gastada y repleta de carteles a medio arrancar, se divisa un espacio di¨¢fano, de suelo hormigonado. Hay montones de arena, una hormigonera vieja y ladrillos apilados. En un tabl¨®n se exhiben los permisos de la obra. Es su segunda fase, ya que la crisis econ¨®mica dej¨® en el aire la remodelaci¨®n del inmueble que comenzaron los propietarios en 2006. Poco antes hab¨ªan abandonado el edificio sus ¨²ltimos inquilinos. En su umbral est¨¢ la jefa de obra, Ana, una joven valenciana que insiste en que el personal no autorizado tiene prohibido el paso. La compa?¨ªa que lleva la rehabilitaci¨®n se?ala que las nuevas viviendas ser¨¢n adecuadas a las exigencias normativas, funcionales, de seguridad y accesibilidad actuales.
La memoria del barrio
Rosario Heredero, de 63 a?os, regenta el quiosco de la plaza de Ant¨®n Mart¨ªn. Recuerda bien aquella triste noche de enero, que impact¨® a sus abuelos, due?os del comercio frente al inmueble donde fueron asesinados los abogados desde 1912. ¡°Siempre he visto igual el edificio¡±, asegura. ¡°Los terroristas buscaban a uno de los letrados (Joaqu¨ªn Navarro), pero estaba tomando un caf¨¦ en un bar que hab¨ªa enfrente, Los Cortados¡±, narra Heredero.
La tragedia golpe¨® el barrio. Los abogados eran muy queridos por sus vecinos, que les dejaban modestas donaciones por las consultas gratuitas que ofrec¨ªan, rememora Heredero. ¡°Era un momento muy duro. La gente no lo recuerda, pero entonces la vida era muy complicada¡±.
Mar¨ªa Jes¨²s Garc¨ªa es ya octogenaria, pero todav¨ªa ayuda en la ferreter¨ªa que fund¨® su abuelo en el siglo XIX. ¡°El barrio ha cambiado m¨¢s que el edificio. Antes hab¨ªa negocios de tejidos y ahora m¨¢s cafeter¨ªas, pero el bloque est¨¢ igual, solo algo m¨¢s viejo y m¨¢s sucio¡±.
El d¨ªa de la matanza, el ascensor del inmueble estaba averiado. El nuevo proyecto lo ha eliminado, ya que ocupaba el ojo de la escalera. De esa manera, el arquitecto destaca haber devuelto la luz natural que penetra desde el lucernario, a pesar de las sombras que 39 a?os despu¨¦s envuelven la historia de este lugar.
A la alcaldesa le salv¨® una reuni¨®n en otro edificio
La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena (Ahora Madrid), recuerda a los abogados de Atocha como ¡°un grupo de amigos que quer¨ªan cambiar la sociedad¡±. Ella era una de esos amigos, que pertenec¨ªan a Comisiones Obreras (CC?OO) o al Partido Comunista de Espa?a (PCE) y que se reun¨ªan habitualmente con asociaciones de vecinos y trabajadores para mejorar sus condiciones de vida. Sus oficinas se repart¨ªan entre el edificio de Atocha, 55, donde un grupo de extrema derecha asesin¨® a cinco abogados e hiri¨® a otros cuatro, y otro inmueble a escasos pasos, en Atocha, 49. Aquella noche del crimen, a Carmena la salv¨® cambiar el lugar donde ten¨ªa prevista una reuni¨®n. En ese inmueble de Atocha, 49 ya hace varios a?os que no vive nadie, cuentan los vecinos. Incluso estuvo okupado durante un tiempo. Ahora se encuentra deteriorado y alberga unas obras de remodelaci¨®n, aunque se ignora el destino que quieren darle sus actuales propietarios.
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