Genocidio pasivo
No hay intenci¨®n directa de exterminio, pero s¨ª una relaci¨®n de causalidad entre la fr¨ªa insolidaridad europea y las muertes y el sufrimiento de los refugiados
A trav¨¦s del Mediterr¨¢neo oriental millones de personas huyen de las guerras, de los bombardeos, de las ciudades en ruinas. Tambi¨¦n huyen de Estados fallidos a causa de conflictos armados recientes, sin perspectiva de seguridad, dignidad, trabajo ni sustento. Unos y otros acaban en inh¨®spitos campos de refugiados, que son verdaderos campos de concentraci¨®n. S¨®lo dentro de Siria hay 6.5 millones de desplazados. Adem¨¢s, hay m¨¢s de un mill¨®n en el peque?o L¨ªbano, lo que constituye el 28% de su poblaci¨®n. Hay 2.5 millones en Turqu¨ªa. En total, casi cinco millones de personas, de los que 2.2 millones son ni?os, se hacinan en campamentos de los pa¨ªses referidos, y en otros de Irak, Jordania o Egipto. Diariamente, m¨¢s de mil personas huyen de estos campos.
Al no existir medios regulares y seguros para la traves¨ªa, tan solo encuentran el recurso de las mafias, inseguro e irregular, y con precios abusivos. As¨ª se aventuran a cruzar el mar, pretendiendo dejar atr¨¢s esa pesadilla y buscando, razonablemente, un futuro de seguridad, trabajo y dignidad en el acomodado norte de Europa.
Las cifras no son precisas ni coincidentes, porque se refieren a una poblaci¨®n en constante movimiento, y porque los c¨®mputos y registros de distintas polic¨ªas de fronteras son de discutible objetividad. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) se?alan que en el primer trimestre de 2016 m¨¢s de 120.000 refugiados arribaron a las costas griegas e italianas, y m¨¢s de 400 fallecieron en el intento. En 2015 murieron entre 2.500 y 3.500 personas en la traves¨ªa mar¨ªtima a Grecia e Italia.
El compromiso de la Uni¨®n Europea (UE) de realojar a 160.000 refugiados, seg¨²n unas cuotas proporcionales asignadas, ha sido clamorosamente incumplido por los Estados. Espa?a solo ha acogido a 18. Muchas fronteras se han cerrado, quebrantando el principio de libre circulaci¨®n de personas en la UE. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, amenaz¨® a los ¡°emigrantes econ¨®micos ilegales¡± advirti¨¦ndoles que no intenten entrar en Europa. Seg¨²n un preacuerdo del pasado 7 de marzo de los jefes de Estado y de gobierno de la UE, todas las personas que entraron en la UE de forma irregular ser¨¢n devueltas a Turqu¨ªa, ya sean ¡°migrantes econ¨®micos ilegales¡±, o refugiados que deber¨ªan tener garantizado el derecho de asilo.
Ser¨¢n expulsiones en caliente y expulsiones colectivas, aunque unas y otras est¨¦n prohibidas por la legalidad internacional. La UE sabe que nadie la perseguir¨¢. Su ilegalidad tiene asegurada la impunidad. Pagar¨¢ lo que haga falta al gobierno de Turqu¨ªa para que no deje cruzar el Egeo a m¨¢s refugiados. Negociar¨¢ con Turqu¨ªa la posterior recepci¨®n de refugiados seg¨²n criterios proporcionales de cuotas. Pero, previsiblemente, los Estados volver¨¢n a incumplir impunemente el compromiso. Para completar la ayuda humanitaria David Cameron ofrece un buque anfibio portahelic¨®pteros para luchar contra las mafias del transporte ilegal de emigrantes. Lo que faltaba, buques de guerra contra las pateras. Es dif¨ªcil reconocer, en estas actitudes egoc¨¦ntricas e insolidarias, a la Europa de los derechos humanos.
La UE ha decidido incumplir el deber humanitario de asistencia, posible y por ello exigible, y ha pactado convertir el derecho de asilo en una insoportable estancia indefinida en campos de refugiados en Turqu¨ªa. Por todo ello se han llegado a calificar estas actitudes como un genocidio pasivo. T¨¦cnicamente, jur¨ªdicamente, no es un genocidio, porque no existe una intenci¨®n directa de exterminio, que ser¨ªa indispensable para denunciar ante el Tribunal Penal Internacional a los firmantes del preacuerdo del 7 de marzo. Pero hay una relaci¨®n de causalidad directa entre la alevosa y fr¨ªa insolidaridad de los gobernantes europeos y los miles de sufrimientos y muertes. Estas pesan sobre la conciencia de la UE igual que un genocidio.
Mientras tanto, aqu¨ª, en el extremo opuesto del Mediterr¨¢neo, el drama de los refugiados no est¨¢ entre nuestras preocupaciones, seg¨²n la ¨²ltima encuesta del CIS. Prosiguen los debates para la formaci¨®n de gobierno, pero en ellos no se ha o¨ªdo ninguna especial menci¨®n al drama de los refugiados. Algunos ayuntamientos, como los de Madrid y Barcelona, y nueve Comunidades Aut¨®nomas, proclamaron su compromiso de acoger refugiados. Pero ninguna de estas iniciativas ser¨¢ posible mientras no les dejen llegar los firmantes del vergonzoso preacuerdo del 7 de marzo y c¨®mplices de la inhumana e ilegal insolidaridad europea.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a.
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