La nube lila
De pronto se abre ese min¨²sculo vado en el tiempo con lo cual todo fuere?o se pone a conjeturar
Basta que dos madrile?os detengan de pronto su camino para que en ese instante se trastoque el orden secreto del Universo entero. Para envidia de fuere?os y viajeros ef¨ªmeros, de pronto se hace un silencio cuando por un casual c¨®smico e inexplicable una invisible neblina lila hace que se detenga de pronto el paso cansino del bur¨®crata cansado o el arrastre de la intemporal ama de casa que vuelve de la fruter¨ªa con el carrito repleto de verduras. El fen¨®meno es transgeneracional y consta que tambi¨¦n se ejerce entre j¨®venes que parecen deportistas o mujeres de traje sastre empresarial con tacones de media punta: algo les viene a la mente o se les aparece intempestivamente en medio del vac¨ªo y a todos los que vienen de lejos se les despierta ¡ªno sin envidia y aumentada curiosidad¡ª una urgencia por querer ver lo mismo que ven los abducidos por la morada niebla.
A veces parece que han olvidado algo en el consultorio de un pod¨®logo o, por el contrario, han recordado intempestivamente la mejor receta para capear boquerones en casa, pero lo cierto es que se trata de un lapsus de muy pocos segundos en donde poco importa si el catat¨®nico estorba el flujo de los dem¨¢s pedestres. En el and¨¦n del metro, cumplidos los prometidos minutos para que hiciera su entrada el moderno tren o en las puertas mismas del autob¨²s (habiendo dado el paso a los mayores), llega de pronto la nube lila y sin que provoque un cambio en los gestos ¡ªy sin despeinar a nadie¡ª se abre ese min¨²sculo vado en el tiempo con lo cual todo fuere?o se pone a conjeturar: ?ser¨¢ que de pronto Benito P¨¦rez Gald¨®s ha enviado un mensaje del m¨¢s all¨¢, o acaso ser¨¢ posible que esa dama octogenaria acaba de entender perfectamente los resortes de la crisis pol¨ªtica que mantiene a Espa?a sin Gobierno?
Al parecer, el par¨¦ntesis en Babia no tiene tintes religiosos, aunque habr¨¢ catedr¨¢ticos que finquen sus ra¨ªces en las antiguas visiones de los iluminados por la gracia, pero ese min¨²sculo espacio de eternidad en donde quedan en vilo los caminos de m¨¢s de un habitante confieren a Madrid uno m¨¢s de sus encantos. No desesper¨¦is ni os saqu¨¦is de quicio ¡ªdir¨ªa un manual decimon¨®nico¡ª, solamente se trata de una nobil¨ªsima expresi¨®n de quienes andan a sus anchas, los que caminan sin importarles rozar los codos ajenos, visionarios de algo mucho m¨¢s ideal que todo bulto que les cruce por delante de su vista y por ende, etimol¨®gica confirmaci¨®n de las personas que van a su bola, aun cuando van en bola.
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