El papel no ha muerto
El regreso del Chico de los Peri¨®dicos a las esencias negras propicia 85 minutos genuinos y fulminantes en El Sol
En caso de que rectificar sea cosa de gente sabia, s¨ªganle la pista a Eli ¡°Paperboy¡± Reed: le intuimos list¨ªsimo. Tan claro debi¨® de ver este chico hace un par de a?os que se hab¨ªa estampanado con el ¨¢lbum Nights like this como su discogr¨¢fica multinacional que no le necesitaba m¨¢s en sus filas. Hemos salido ganando todos. El de Boston ya no pretende reventar grandes aforos, pero este martes agot¨® el papel en El Sol y propici¨® riadas de sudor propio y ajeno durante 85 minutos de rabia ingobernable. Y sus antiguos jefes se ahorran el soponcio de no saber qu¨¦ hacer con My way home, una maravillosa exhibici¨®n de negritud por parte de este rubiales de aspecto profundamente equ¨ªvoco: gasta traje y tup¨¦ repeinado, pero ha aprendido en los muelles de todas las bah¨ªas a que la garganta entre en purita incandescencia.
Ya no hay rastro de pastiches. Ni melod¨ªas facilonas, ritmos medio discotequeros o blandenguer¨ªas fuera de lugar. Reed se desintoxic¨® la temporada pasada reeditando en el d¨¦cimo aniversario su primer¨ªsimo disco, Sings ¡®Walking and Talkin¡¯ and other smash hits, y recuper¨¢ndolo en toda su crudeza de tr¨ªo casi m¨¢s pr¨®ximo al blues que al soul. Este nuevo repertorio de ahora es soul incuestionable, en todos los sentidos: no admite dudas, pero tampoco fisuras.
En semejante ejercicio de devoci¨®n por m¨²sicas nacidas hace medio siglo no hay margen, claro, a grandes innovaciones, pero s¨ª a la legitimidad. Para el regreso a las ra¨ªces (la ¡°casa¡± del t¨ªtulo), ¡°Paperboy¡± prescinde en vivo de los metales, se amolda al formato de cuarteto, propicia el ulular de un peque?o ¨®rgano Hammond y saca pecho como el guitarrista grande que es. H¨¢bil, con colmillo y abrasador.
Hay canciones, y no solo asunci¨®n de un viejo estilo, en las p¨¢ginas m¨¢s recientes de Eli. Es dif¨ªcil dejar huella con un g¨¦nero como el soul, tan can¨®nico y con docenas de t¨ªtulos inmortales. Pero ah¨ª est¨¢n, sobre todo, esa contagiosa reformulaci¨®n del carpe diem que es Tomorrow¡¯s not promised y la ecum¨¦nica inyecci¨®n de energ¨ªa positiva incluida en Your sins will find you out. Y no digamos ya What have we done, un casi gospel que sirvi¨® como primer bis en estremecedora lectura a guitarra y cuatro voces, todos en torno al mismo micr¨®fono. Era el primer concierto mundial para la presentaci¨®n de My way home y Reed, siempre sonriente y zalamero, dijo que no se le ocurr¨ªa ¡°mejor sitio donde empezar¡±. Eli ejerce como un Chico de los Peri¨®dicos extempor¨¢neo: prefiere reivindicar que el papel no ha muerto. Que Otis Redding le bendiga.
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