La rara inspiraci¨®n
El edificio Espa?a parece un homenaje al tostador de pan o a un juego de naipes
El edificio Espa?a de la plaza del mismo nombre siempre me ha parecido un inmenso enigma, dir¨ªa sovi¨¦tico, si no supiera que su r¨ªgida est¨¦tica corresponde m¨¢s bien al modelo opuesto y no menos totalitario. Es un armatoste que parece dise?ado como homenaje a dos posibles fuentes de inspiraci¨®n: el tostador de pan (rebanada gruesa) o el popular juego de naipes llamado Solitario. Jam¨¢s se ha visto que alg¨²n turista elija de fondo su arquitectura para una selfie inolvidable y consta que m¨¢s de un viajero pregunta a su taxista de confianza si acaso no ser¨¢ el parapeto favorito de los suicidas madrile?os o la plataforma ideal del salto al vac¨ªo con cuerda bungee para ciertas despedidas de soltero. Es m¨¢s, hay quien asegura que el gesto adusto y serio que conserva Miguel de Cervantes (que le da la espalda al edificio) se debe precisamente a que se atrevi¨® a mirarlo por encima del hombro y de all¨ª que Quijote y Sancho vayan con paso firme precisamente al lado contario, en busca del portal de Debod, los jardines de Sabatini o el campo abierto que les devuelva la calma necesaria para sus aventuras.
Ese edificio que ahora ha dejado de ser propiedad de un consorcio chino, con lo cual estuvo a punto de inspirar una pel¨ªcula de enredos bajo el t¨ªtulo de ¡°Un edificio llamado Wanda¡±, ha sido comprado por una sociedad de Murcia y me recuerda aquella escena de una obra de Miguel Mihura donde unos viajeros en tren intentan una conversaci¨®n en el camarote donde uno le dice al otro: ¡°Yo siempre he querido ser de Murcia, pero no me ha dado tiempo¡±. Es probable que de esa misma sinraz¨®n sea la discusi¨®n en torno a la rehabilitaci¨®n del inmenso edificio: ?se le puede cambiar la fachada a un trasal¨¢ntico vertical? ?podr¨ªan por favor dibujarle una sonrisa murciana sobre su ins¨ªpido emparrillado de ventanas? No habiendo balcones de herrer¨ªa rom¨¢ntica no ha sido nunca lugar para serenatas y habi¨¦ndose instalado en la desembocadura de Gran V¨ªa, ?ser¨¢ que se proyect¨® como periquera alternativa para un moderno King Kong? Lo cierto es que el edificio Espa?a es la m¨¢s rara inspiraci¨®n para el moderno parlante de tel¨¦fonos inteligentes, ese curioso viandante que pasea un perrito diminuto mientras ¨¦l contempla azorado la monoton¨ªa de las ventanas en hileras perfectas, quiz¨¢ porque le recuerda la cuadrada espalda ¨Clampi?a aunque musculosa¡ª de un viejo amor inexplicable.
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