Las cosas del Opus Dei
?D¨®nde est¨¢ hoy el poder del Opus, c¨®mo lo ejerce, qui¨¦nes lo canalizan, en qu¨¦ medios influye o d¨®nde fructifica su presi¨®n, c¨®mo regula los cr¨¦ditos y a qui¨¦n los concede, si lo hace o puede hacerlo?
Aunque hace ya algunos a?os que muri¨® Josep Cisquella, me sigo acordando de sus cuadros y de su humor, sobre todo durante los veranos. He dejado culpablemente de llamar a su mujer, no he ido a las ¨²ltimas posibilidades de reencontrarla a ella y a los cuadros de ¨¦l, y sin embargo sigo acord¨¢ndome de las carpetas que dise?¨® para los estudiantes de la UPC y de la terraza de su casa en la plaza Tetu¨¢n, con vistas a la Monumental. All¨ª asisti¨® durante a?os a la agon¨ªa de una fiesta que era un funeral en vivo, mientras se enterraba d¨ªa a d¨ªa una afici¨®n sin relevo generacional y que hab¨ªa ido quedando desplazada como mera etapa de operadores tur¨ªsticos.
Pero los toros siguen gustando a mucha gente, incluida la periferia de los toros y los estomagantes sanfermines de Pamplona. Fernando Savater se extas¨ªa ensimismado pero ir¨®nico en sus memorias al fantasear con volver a aquel jolgorio feliz, y no he podido dejar de asociar ambas cosas con una mala pel¨ªcula que es a la vez un viaje al pasado salvaje de este pa¨ªs cat¨®lico. Jorge Grau dedica la mitad del metraje de su pel¨ªcula La trastienda, rodada en 1975, a registrar en forma de documental las correr¨ªas de los animales y los tendidos de la plaza, las balconadas engalanadas, las monumentales borracheras colectivas y los rutinarios acosos de los mozos a las mozas. La pel¨ªcula no sabe contar bien lo que a pesar de todo cuenta, es decir, que en la trastienda de esa fiesta religiosa y comunal est¨¢ la doblez estructural de una comunidad cat¨®lica protegida y legitimada bajo el protocolo de la fiesta, de los toros, del santo patr¨®n y el resto de la panoplia: una met¨¢fora diminuta pero ruidosa de la Espa?a cat¨®lica y barroca.
El hermoso desnudo de la enferma protagonista, Mar¨ªa Jos¨¦ Cantudo, fue al parecer el primero integral en una pantalla de cine, pero desde luego es mucho m¨¢s obsceno y directamente pornogr¨¢fico otra cosa m¨¢s, que no tiene que ver con la delicadeza de ella sino con la neurosis represiva de ¨¦l. Porque el m¨¦dico para el que ella trabaja en el hospital es un miembro activo del Opus Dei a quien le salta la sangre de la mano con que aprieta el peque?o crucifijo mientras resiste heroicamente la tentaci¨®n er¨®tica de la muchacha guapa, refrescante y enamorada. Como buen siervo de la secta, aguanta la mortificaci¨®n hasta que un paseo casual descubre el embuste al espectador: ha cundido la sospecha p¨²blica de un enredo ad¨²ltero entre ambos aunque no existe y adem¨¢s da igual si existe o no; lo que importa aqu¨ª, en Pamplona y en Espa?a, sobre todo si eres cat¨®lico y muy en particular si eres del Opus Dei, es que no lo parezca, tanto si lo has hecho como si no. Y en ese pacto de sangre de hipocres¨ªa social est¨¢ el disparadero de la noche sanferminera que pasan juntos el m¨¦dico del Opus y su enfermera, aunque solo sea una y sin pasar a mayores. Quien pasa a mayores es su mujer, como presunta v¨ªctima que decide sacrificar su pl¨¢cida vida al deber del decoro social y se separa muy altiva y se?ora, a pesar de que es ella quien cumple a rajatabla con el adulterio cat¨®lico acost¨¢ndose cada vez que puede con el mejor amigo de su marido del Opus.
Es verdad que Camino fue hace pocos a?os una estupenda recreaci¨®n de los ¨ªndices de siniestralidad moral que alcanza una secta integrista. Pero no deja de asaltarme la certidumbre de que el poder del Opus Dei ha desaparecido de la vida p¨²blica, de los reportajes y las cosas consabidas, como si hubiese dejado de operar a la vista para operar en la sombra, escarmentado quiz¨¢, o mejor adaptado que otros al ejercicio del poder en la nueva sociedad: ?d¨®nde est¨¢ hoy el poder del Opus, c¨®mo lo ejerce, qui¨¦nes lo canalizan, en qu¨¦ medios influye o d¨®nde fructifica su presi¨®n, c¨®mo regula los cr¨¦ditos y a qui¨¦n los concede, si lo hace o puede hacerlo? ?Cu¨¢l es la trastienda hoy del Opus Dei, m¨¢s all¨¢ del jocoso viva Honduras de Federico Trillo o del imperturbable arte de la guerra sucia de Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz? ?Qui¨¦n cuenta las correr¨ªas de ese toro, en Pamplona o fuera de Pamplona?
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