La hermana rancia y Rajoy
La oportunidad vuelve a ser estupenda para reactivar alianzas m¨®viles que garanticen un relevo no s¨®lo en el gobierno sino en los valores
En las redacciones de los peri¨®dicos ha comparecido desde hace un par de d¨ªas la hermana rancia de los pol¨ªticos populistas: se llama unidad de la patria por encima de todo y sin causa, per se y por ende, esencial y protohist¨®rica, metaf¨ªsica y f¨ªsica. Es una pasi¨®n oscura y sin fondo porque es solo huesos huecos sin sustancia ni hist¨®rica ni moral; no es un mandato democr¨¢tico ni es una pasi¨®n ciudadana: es un comod¨ªn formidablemente el¨¢stico y flotante de uso indiscriminado. Algunos reprocharon a Pablo Iglesias que adujese la palabra patria como l¨¦xico electoral, pero el maestro incontestable de la demagogia populista y patri¨®tica se llama Rajoy. Varios folios de su discurso de investidura estuvieron destinados a defender, jalear y contagiar la pasi¨®n de patria unida que anima a este gallego ex¨¢nime, como si de veras esas convicciones formasen parte de un sistema argumental de base y raz¨®n pol¨ªtica democr¨¢tica.
No puede ser el miedo el que haya llevado a Rajoy a dejarse deslizar por la m¨¢s plet¨®rica banalidad de la lengua p¨²blica, exhibiendo una vez m¨¢s el grado cero de la irrelevancia ideol¨®gica. Digo que no es el miedo porque Rajoy est¨¢ seguro de su destinatario y sobre todo est¨¢ seguro de la fibra hist¨®rica que toca su discurso patri¨®tico. Lo llam¨® hace mucho a?os Antonio Machado el macizo de la raza y lo retom¨® muchos a?os despu¨¦s Dionisio Ridruejo para apelar a la base amorfa que aspira a una inmovilidad c¨®smica de todo pero, sobre todo, de los poderes, las jerarqu¨ªas, las desigualdades y las condiciones dadas en un momento dado, como dir¨ªa Johan Cruyff.
No puede tener miedo porque ese pedazo de sociedad espa?ola es transversal, interg¨¦nerico, multicultural y compacto. Existe como riego sangu¨ªneo de profundo conservadurismo espantado ante las cabriolas de las gentes de Podemos y sus aliados, y por supuesto los rabos rojos y las orejas negras del diablo secesionista.
Por fortuna el macizo de la raza sigue siendo civilmente residual y culturalmente irrelevante, aunque sea cuantitativamente numeroso y, por cierto, no todo ¨¦l sea votante del PP. Y sin embargo, los mejores votos de Pedro S¨¢nchez y los mejores de Podemos y Ciudadanos no tienen esa extracci¨®n morbosa y subterr¨¢nea.
La oportunidad vuelve a ser estupenda para reactivar los proyectos de alianzas m¨®viles que garanticen un relevo no s¨®lo en el gobierno de la naci¨®n sino en los valores que respeta ese gobierno como fundamentos de la democracia, donde las banalidades en torno a la unidad de la patria se reservan para la intimidad de cama porque fuera de ella son obscenamente redundantes, adem¨¢s de est¨¦riles. O ¨²tiles solo para exacerbar fantasiosamente el celo patri¨®tico, y ese es precisamente el celo que menos ¨²til es a una democracia paralizada por el miedo a equivocarse.
Rajoy no tiene miedo porque tiene a un macizo detr¨¢s; el resto no tienen nada detr¨¢s pero s¨ª delante. Tienen el respaldo de una mayor¨ªa de votantes y desde hace unos d¨ªas de un buen pu?ado de firmantes ilustres y no ilustres en un manifiesto que activa esa ruta. Pero tiene sobre todo la libertad de equivocarse con coraje e integridad pol¨ªtica.
Ciudadanos ha demostrado una capacidad innata y elogiable para encontrar acuerdos a derecha e izquierda y Podemos ha exhibido una prudencia reci¨¦n adquirida en la gesti¨®n de las declaraciones, los ¨²ltimatums y las l¨ªneas rojas. Pedro S¨¢nchez posiblemente ha hecho lo que deb¨ªa al dejar a Rajoy salir en p¨²blico para exhibirse en su desnuda vulgaridad insondable de celoso patriota.
No ha salido nada m¨¢s de ese discurso ni se le ha escuchado fuera de ¨¦l nada m¨¢s que ratoner¨ªa verbal, sonsonetes, estribillos mec¨¢nicos, como el zumbido sordo y muermo de los m¨®viles. Los tres partidos restantes tienen sobre la mesa el m¨¢s fresco regalo posible de un presidente mimetizado con el macizo de la raza de hoy: ridiculizar la raza y desmoronar el macizo dotando de sensibilidad ¨¦tica y cultural a un gobierno socialdem¨®crata capaz de pactar con el centro derecha liberal y al mismo tiempo hacerlo con la izquierda. Los macizos no renuncian a nada porque son precisamente macizos. Rajoy adem¨¢s es el estigma democr¨¢tico de una ranciedumbre sopor¨ªfera. Un d¨ªa lo abandonar¨¢ incluso esa hermana rancia de las patrias que es la beater¨ªa de la unidad como argumento pol¨ªtico. Yo lo veo todo a punto.
Jordi Gracia es profesor y ensayista.
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