Adi¨®s a la ¡®capitana ¡¯de Malasa?a
Hace dos d¨ªas falleci¨® Sonia del Amo, impulsora indiscutible de la m¨²sica en la noche madrile?a
Ayer el Tupperware estuvo cerrado, pero en su interior, a oscuras, segu¨ªan tomando copas animadamente Kiki Tornado, bater¨ªa de Def Con Dos, los hermanos Pardo de Sex Museum y David Krahe, fundador de Los Coronas. Como otros muchos rockeros noct¨ªvagos, llevan a?os inmortalizados en el colorista mural de una pared de ese bar, sin el cual Malasa?a no ser¨ªa Malasa?a. Su regenta, Sonia del Amo, falleci¨® hace dos d¨ªas y el barrio ha quedado en parte hu¨¦rfano y, sobre todo, un poquito menos musical.
Hablar de esta madrile?a de 46 a?os, inquieta y de rasgos duros y po¨¦ticos, es hablar de garitos nocturnos y trasiego cultural. Se abon¨® a ambos muy joven, cuando abrieron el m¨ªtico Agapo en la calle Madera, por que el transitaba el rock subterr¨¢neo de mediados de los a?os 80. Entre los entonces desconocidos miembros de Los Ronaldos o Los Enemigos, una jovenc¨ªsima Sonia empez¨® a servir copas y a empaparse de ese otro Madrid, tan alejado del barrio de Salamanca o La Latina: "Malasa?a era el barrio underground porque lo que sal¨ªa de all¨ª no se hac¨ªa en ning¨²n otro sitio. Eso es lo que a ella la cautiv¨® desde el principio", cuenta su amigo Gerardo Cart¨®n, promotor de bandas y dj.
Sonia no se conform¨® con ser una espectadora y mont¨® una d¨¦cada despu¨¦s, junto a sus hermanas Eva, Cristina y Blanca, el Tupperware en la calle Corredera Alta de San Pablo. Una bar recogido, con dos plantas y en el que apenas entra la luz del exterior, aunque anda sobrado de color gracias al mural antes mencionado, obra de Mauro Entrialgo. Sonia tuvo claro que las noches all¨ª dentro significar¨ªan mucho m¨¢s que tomar unas copas. Y as¨ª, su cabina de dj se convirti¨® en un centro de peregrinaje de m¨²sicos heterog¨¦neos que iban a poner lo que se les antojara, con una ¨²nica premisa: "Que tuvieran banda, que tocaran, que supieran de m¨²sica", dice Cart¨®n. "Desde punk y rock a?ejos hasta nuevas cosas como britpop o grunge, todo cab¨ªa", a?ade C¨¦sar Andi¨®n, uno de los primeros en pinchar all¨ª. El Tupper se convirti¨® en lanzadera de productoras independientes como Subterfuge o Siesta, y parada obligada de quien quisiera estar al d¨ªa de lo que se coc¨ªa al margen de las radios comerciales. "Ese local ha ejercido de puente entre la movida madrile?a y el?posterior movimiento indie", opina Cart¨®n, y a?ade: "Sonia es la capitana de Malasa?a. La que segu¨ªa defendiendo a las bandas".
Su repentina muerte por c¨¢ncer, deja en el hoy sofocante aire de Malasa?a otra sensaci¨®n a¨²n m¨¢s pesada: la de que ha desaparecido uno de los ¨²ltimos bastiones de la identidad musical del barrio, que es mucho m¨¢s que un mero recurso nost¨¢lgico; con la acelerada gentrificaci¨®n de la ¨²ltima d¨¦cada se han impuesto negocios m¨¢s lucrativos -y silenciosos- y han cerrado muchos garitos con la esencia del Tupperware. "Sonia quer¨ªa que la gente fuera al barrio por la m¨²sica, que lo que se hab¨ªa conseguido en los 70 y los 80 no se perdiera nunca", cuenta el dj Javier Entra?able, otro de sus amigos ¨ªntimos. Y no se limitaba a las paredes de su bar. Fue la impulsora de la Asociaci¨®n de Hosteleros de Malasa?a (AHM), que consigui¨® poner de acuerdo el a?o pasado, por primera vez, a vecinos y propietarios de locales para devolver al barrio su lustre cultural, y con la que logr¨® uno de sus sue?os: que las Fiestas del Dos de Mayo y, por ende, la m¨²sica, volvieran a la calle. Culminaron con ella y su hermana Blanca (propietaria de otro garito del barrio,?Madklyn) pinchando a d¨²o sobre el escenario. "Lo hemos conseguido, esperamos poder volver a vernos aqu¨ª mismo el a?o que viene", dec¨ªa una exultante Sonia. No estar¨¢ all¨ª, pero gracias a ella, habr¨¢ muchos m¨¢s escenarios en Malasa?a.
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