Igualdad, fraternidad, Chaminade...
El colegio mayor cumple 50 a?os como un referente de convivencia en la escena universitaria
Cuando se cruzan las puertas del colegio mayor Chaminade se entra en un microcosmos dentro de Madrid. Podr¨ªa decirse que este es un centro privilegiado para alumnos universitarios de entre 18 y 21 a?os. Situado en Ciudad Universitaria (Paseo de Juan XXIII, 9), residen 287 colegiales ¡ªque pagan 1.020 euros mensuales¡ª que adem¨¢s de comer y dormir, disfrutan de un aula de arquitectura, con plotter incluido; un gimnasio enorme; sala de fiestas; piscina exterior; teatro convertible en cine¡ y un estudio de radio desde el que emiten en directo. El recopet¨ªn.
¡°Hay chicos que se pasan d¨ªas sin salir porque aqu¨ª lo tienen todo¡±, bromea uno de los residentes. El Chami, como le conoce todo el mundo, cumple cinco d¨¦cadas siendo un colegio mayor modelo; una referencia.
¡°La democracia empez¨® antes en el Chami que en Espa?a¡±, afirma Santiago ?lvarez-Ossorio, estudiante de 19 a?os de ingenier¨ªa aeroespacial y colegial. ?lvarez-Ossorio?es un apasionado de la historia del colegio mayor en el que reside.
Fundado en 1966, inspirado por un modelo formativo basado en la libertad, la responsabilidad, el respeto y la tolerancia, al Chami acud¨ªan ¡ªa¨²n siguen haci¨¦ndolo¡ª la flor y nata de la cultura y la pol¨ªtica. Entre sus colegiales figuran personajes como el omnipresente Ferreras, director de La Sexta y presentador de Al rojo vivo, o Tom¨¢s Fernando Flores, periodista y director de Radio 3; entre sus invitados, Zapatero, Gaspar Llamazares o, la semana pasada, Rita Maestre.
En el Chami se discute. Las normas de convivencia de este colegio mixto las elaboran los propios residentes mediante un sistema asambleario donde se llevan a votaci¨®n cuestiones tan mundanas como el uso de servilletas en el comedor o la organizaci¨®n de las fiestas del curso. En 1981, anticip¨¢ndose mucho a su tiempo, el reglamento interno recogi¨® la imposibilidad de fumar dentro de la sala de los peri¨®dicos. Unos a?os despu¨¦s los residentes votaron a favor de la supresi¨®n de las novatadas. Un hito.
Modelo asambleario
¡°Los colegiales proponen actividades y deciden en asambleas¡±, cuenta Sergio Su¨¢rez, subdirector del centro desde hace 20 a?os, ¡°nosotros les facilitamos su desarrollo¡±. ¡°En caso de que haya discrepancias entre direcci¨®n y alumnado, existe un patronato superior donde ambas partes pueden recurrir¡±, a?ade. Cuentan con un presupuesto de 2.800.000 euros anuales y una partida va para organizar diversas actividades culturales, coordinadas por los colegiales, incluido un espectacular evento circense.
¡°La radio fue montada por un alumno, igual que la mayor¨ªa de actividades del centro¡±, apunta el colegial ?lvarez-Ossorio. Por sus micr¨®fonos han acudido como invitados periodistas como I?aki Gabilondo, Juan Ram¨®n Lucas o Ignacio Escolar. Ideado por el arquitecto Luis Moya Blanco, autor de la Universidad Laboral de Gij¨®n y maestro de Miguel Fisac, el edificio est¨¢ dividido en dos pabellones y es inmenso. ¡°Necesitas tiempo para moverte con soltura por el Chami¡±, cuenta Mar¨ªa Benavente, 20 a?os, estudiante de ingenier¨ªa inform¨¢tica.
¡°El Chaminade me descubri¨® el di¨¢logo. Llegu¨¦ siendo un provinciano [¡] y el Chami tuvo un papel esencial para empezar a convertirme en adulto¡±, relata Ricardo V¨¢zquez, excolegial de 1989 a 1994, en Historia(s) de Chaminade 1966-2016 (Editorial Fundaci¨®n Universitaria Chaminade), libro que han editado por el 50 aniversario del colegio.
Los j¨®venes residentes ?lvarez-Ossorio?y Benavente no sienten ning¨²n impulso por abandonar el centro; ambos hablan delicias del Chami: ¡°La direcci¨®n suele decir que nuestros padres se dar¨ªan de hostias si tuvieran que debatir sobre las normas; aqu¨ª no existe nada prohibido, m¨¢s all¨¢ del sentido com¨²n¡±, dicen.
Y¡ ?tiene algo malo el Chami? ¡°S¨ª. Hay una cosa que no aprendemos: a cocinar¡±, bromean los colegiales.?
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