La comedia perfecta

En las ¨®peras de Wolfgang Amadeus Mozart el teatro est¨¢ en la m¨²sica. Y en el caso de Le nozze di Figaro, su primer t¨ªtulo con Lorenzo Da Ponte como inspirado libretista, la clave del ¨¦xito radica en el equilibrio, la elegancia y el sentido teatral del director de orquesta. Con las ideas bien claras, Josep Pons asegura la fluidez en una ¨¢gil lectura que saca buen partido del fino olfato teatral de Llu¨ªs Pasqual, director esc¨¦nico del montaje, coproducido con la Welsh National Opera, que el Liceo presenta por tercera vez desde su estreno en 2008. Las voces rindieron con altibajos, en un buen trabajo de equipo, pero sin interpretaciones memorables.

Mozart, medicina ideal para mejorar la calidad de una orquesta, no enga?a, pues deja al descubierto errores y carencias de forma inmisericorde. Y la orquesta del Liceo super¨® con buena nota el reto; el sonido es m¨¢s claro, las cuerdas tocan con m¨¢s agilidad y reflejos, las maderas aprovechan el juego siempre dialogante de Mozart para recrear detalles camer¨ªsticos, metales y percusi¨®n son m¨¢s precisos. Los avances son incuestionables, pero a¨²n quedan flecos en una plantilla que se va renovando con cuentagotas.

Acert¨® Pons en una versi¨®n con nervio, claridad en las texturas y un trabajo concienzudo en los recitativos, pero, y eso es un problema end¨¦mico en el Liceo, se tiene la sensaci¨®n de que falta a¨²n un ensayo general m¨¢s antes del estreno para evitar los descuadres en las entradas de algunos cantantes y del coro.

En su tercera andadura liceista ¡ªse program¨® por segunda vez en 2012¡ª el montaje de Llu¨ªs Pasqual ha ganado frescura y respira las esencias mozartianas con m¨¢s naturalidad gracias a una mejor calibrada direcci¨®n de actores que permite disfrutar con sencillez el delicioso juego teatral; priman las emociones y el erotismo de las tramas amorosas, con un cambio de ¨¦poca ¡ªtraslada la acci¨®n a los a?os treinta del pasado siglo¡ª que aporta un ligero toque de comedia de sal¨®n, con la elegante escenograf¨ªa de Paco Azor¨ªn, iluminada con suaves matices por Albert Faura.

Las mujeres llevan la voz cantante en la partitura, y en la funci¨®n: la soprano Anett Fritsch sustituy¨® in extremis a Olga Mykytenko en el papel de la Condesa con un canto de gran nobleza. La bonita voz de la soprano Mojca Erdmann, casi inaudible al inicio, fue ganando cuerpo hasta mostrar su encanto l¨ªrico, pero estuvo muy envarada como actriz. Y la mezzosoprano Anna Bonitatibus, que empez¨® muy bien, se complic¨® la vida en las ornamentaciones de un Voi che sapete que son¨® con rigidez. En su salsa la Marcellina de la mezzosoprano Maria Riccarda Wesseling y con encanto la Barbarina de la soprano Roc¨ªo Mart¨ªnez.

Lado masculino

Por el lado masculino, el bar¨ªtono Guyla Orendt, debutante en el Liceo, perfil¨® un Conde c¨ªnico, d¨¦spota y mujeriego con soltura esc¨¦nica y buena voz, de limitado volumen. Repiti¨® su eficaz caracterizaci¨®n de Figaro el bajo-baritono Kyle Ketelsen, m¨¢s convincente como actor que en los ricos matices vocales que pide el personaje.

El rotundo Bartolo del bajo-bar¨ªtono Valeriano Lanchas y el c¨®mico y muy bien cantado Basilio del tenor Jos¨¦ Manuel Zapata, destacan en un reparto completado con solvencia por el tenor Vicen? Esteve Madrid (Don Curzio) y con mucho histrionismo por el bar¨ªtono Roberto Accurso (Antonio).