Universitarios irreformables
Algunas de las cr¨ªticas al sistema universitario catal¨¢n proceden de sectores que se resisten a los cambios que buscan la excelencia
No se ven por definici¨®n, pues son la obra viva de las universidades p¨²blicas de Catalu?a, su carena. Con 40 desesperanzados a?os de edad y por el sueldo intranquilo de un becario, nuestros profesores no permanentes ense?an, investigan y gestionan el d¨ªa a d¨ªa de los centros de ense?anza superior, los mantienen a flote. El sistema universitario espa?ol ¡ªy el catal¨¢n con ¨¦l¡ª creci¨® con desmesura en el ¨²ltimo tercio del siglo XX, pero empez¨® a declinar ya antes de su final, cuando las cohortes demogr¨¢ficas de j¨®venes en edad de estudiar en la universidad comenzaron a disminuir: en Catalu?a pasamos de 700.000 a mediados de los noventa a unos 500.000 hoy. Pero las universidades, irreformables, miraron a otro lado.
Un segundo factor de decadencia fue la crisis inmobiliaria y financiera de 2008 y su gesti¨®n, caracterizada por los recortes lineales, no cualitativos. No hubo ning¨²n ERE en las universidades catalanas y ahora los profesores desesperanzados pagan por los dem¨¢s. Un tercer factor ha sido el desarrollo tecnol¨®gico. Esto es crucial, pues el mayor obst¨¢culo a las reformas pasa por la canonizaci¨®n de la resistencia al cambio tecnol¨®gico, a la globalizaci¨®n. Faltan graduados en STEM (acr¨®nimo en ingl¨¦s de science, technology, engineering and mathematics) y, sobre todo, aquellos que combinan dos grados, acaso de tres a?os cada uno.
A veces, la resistencia se quiere fundamentar en la necesidad de las humanidades. Pero es una objeci¨®n insincera: unos no quieren reconocer que es harto complicado ense?ar historia del arte europeo sin saber dibujar en varias modalidades de perspectiva. Otros no quieren ver que parte del problema de las ense?anzas de letras tiene que ver con que la ¡°ee¡±, la meritoria Escola d¡¯Escriptura del Ateneu Barcelon¨¦s, est¨¢ llena a reventar, pero las universidades son r¨ªgidas a la hora de ense?ar a escribir en los grados. Yo mismo encuentro resistencias cuando, en lugar de poner ex¨¢menes, utilizo un test y dejo que los alumnos redacten y defiendan un trabajo sobre una cuesti¨®n jur¨ªdica, algo mucho m¨¢s revelador del talento que tres respuestas sobre un temario memorizado.
Los universitarios irreformables dirigen sus cr¨ªticas a lo mejor del sistema catal¨¢n. Detestan la excelencia, por elitista, y han iniciado una campa?a en contra de sus puntos d¨¦biles. Quede claro que la pieza central del sistema catal¨¢n, el programa ICREA (vean www.icrea.cat), iniciado en 2001 por Andreu Mas-Colell, est¨¢ fuera del alcance de los irreformables: el programa descansa en dos pilares, uno dirigido a la captaci¨®n de investigadores excelentes (como Neus Sabat¨¦, f¨ªsica) y otro a premiar a profesores de primer nivel (200.000 euros en cinco a?os que se reparten entre la universidad y el galardonado, por ejemplo, Manuel Garc¨ªa-Carpintero, fil¨®sofo).
Son ya unos 250 investigadores ICREA y han cambiado el mapa de la Catalu?a cient¨ªfica en el mundo. Ahora se nos ve m¨¢s que hace quince a?os. Nadie osa criticar a ICREA abiertamente. A¨²n no. Lo mismo vale para las grandes infraestructuras de investigaci¨®n, admirables centros desconocidos y, en varios casos, compartidos con el Estado. Prueben: ALBA (www.cells.es) , CNAG (www.cnag.cat) y BSC (www.bsc.es).
Las cr¨ªticas se ceban con el plan Serra H¨²nter (http://serrahunter.gencat.cat), el cual se propone haber incorporado en 2020 a 500 nuevos profesores de excelencia en las siete universidades p¨²blicas catalanas. Se censura porque descansa en la figura del profesor contratado, rehuyendo su funcionarizaci¨®n. Pero es una cuesti¨®n de niveles: los superiores tienen contrato indefinido.Otras cr¨ªticas eran predecibles: el sistema Serra H¨²nter es muy burocr¨¢tico, pues los candidatos necesitan haberse acreditado ante una agencia evaluadora para participar luego en un concurso que se divide en dos fases. La primera es eliminatoria por razones de m¨¦rito y s¨®lo la segunda es p¨²blica. Cualquier abogado sabe que un sistema as¨ª genera litigios, pues los eliminados no arriesgan nada si llevan su caso ante los tribunales. A?¨¢dase que se prima s¨®lo al ingl¨¦s como lingua franca. Pero en su conjunto la iniciativa supera el grado de calidad y, sobre todo, de honestidad, de la cooptaci¨®n tradicional.
Los irreformables ponen finalmente el acento en que todo el sistema es ex¨®geno a las universidades, cuenta poco con ellas, vaci¨¢ndolas de poder. Cierto. Pero reformar desde dentro una universidad en un pa¨ªs poscat¨®lico del Sur de Europa es como reformar una orden mon¨¢stica: siempre ha sido mucho mejor salir de la orden y fundar otra reformada fuera. Para evitarlo habr¨ªa que reestructurar ense?anzas, fusionar departamentos y revisar cada cinco a?os su composici¨®n. Unos al alza y otros a la baja.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico de Derecho Civil de la UPF.
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