Pasolini, poeta y m¨¢rtir

Heartbreak Hotel. Los corazones rotos de Elvis Presley. Tan solos que podr¨ªan morir. Letras negras sobre madera basta en una gran caja ensimismada en medio de un sal¨®n del Teatre Municipal de Girona que rezuma esplendor burgu¨¦s. En otro lateral, m¨¢s tinta: Who is me. Pasolini. As¨ª se identifica el contenido de este cofre, como los que protegen fr¨¢giles obras de arte. El t¨ªtulo del ¨²ltimo montaje de ?lex Rigola y el original que Pier Paolo Pasolini hab¨ªa adjudicado a una rapsodia que dej¨® embastada entre dos viajes a Estados Unidos en 1965: una entrevista imaginaria con un cr¨ªtico de cine. La muerte le sobrevino en 1975. Un cuerpo destrozado por manos extra?as en una playa invernal de Ostia. El manuscrito ¡ªmaterial en bruto¡ª qued¨® in¨¦dito y p¨®stumo en un caj¨®n hasta que se recuper¨® con el t¨ªtulo Poeta de las cenizas.

Del interior rebota un golpeteo seco. Una pelota lanzada con controlada furia. Entra el p¨²blico en el primitivo recinto y topa con un hombre (Gonzalo Cunill impregnado de un aire de semejanza) vestido con calz¨®n corto y la camiseta de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol de Italia. Sigue su juego mientras los asistentes se reparten por el banco corrido de un inesperado concili¨¢bulo. Un foco reposa en el suelo. Despu¨¦s se sumar¨¢ un marco proyectado para las ense?anzas venideras. Una producci¨®n asc¨¦tica. Pasolini-Cunill comienza a hablar y se impone la sensaci¨®n de congregaci¨®n laica; asamblea reunida para escuchar la palabra del maestro, un m¨¢rtir del inconformismo en su catacumba.

Poeta de las cenizas (Who is me) no es todo el Pasolini posible. S¨®lo es la respuesta biogr¨¢fica a la curiosidad espec¨ªfica de un interlocutor invisible. Es el poeta que renuncia a la palabra patria para abrazar el nuevo lenguaje ap¨¢trida del cine; es el cineasta que teoriza sobre dos proyectos futuros: Teorema y Affabulazione; es el adulto que recuerda su infancia e indaga los rastros ed¨ªpicos en su conflicto con el padre; el adolescente que se descubre como un profeta del proletariado en los extrarradios de Roma; el intelectual d¨ªscolo que es perseguido por la (in)justicia. Quedan muchos Pasolini fuera de cuadro y campo, pero no est¨¢n en este texto inacabado, pendiente de revisi¨®n por un autor que lo abandon¨®.

Rigola, en un proyecto con un meticuloso sentido de la confesi¨®n ¡ªintenso, pero severo¡ª no ha querido ir mucho m¨¢s all¨¢ de los episodios reunidos en esta declaraci¨®n, aunque con Carlota Subir¨®s hayan pactado abrir el foco para que entre la pasi¨®n de Pasolini por el f¨²tbol, Ginsberg (Footnote to Howl, un poema sobre poetas sacrificados) y la mirada frontal de su c¨¢mara para adentrarse en sus personajes. Una situaci¨®n que Cunill ¡ªen una no-interpretaci¨®n realmente magn¨ªfica¡ª reproduce en este encuentro teatral sin distancias.