El v¨ªnculo entre Cervantes y Aza?a se forj¨® en esta calle
El autor de El Quijote monopoliza los homenajes en Alcal¨¢ mientras el pol¨ªtico republicano, cuyo cumplea?os se celebr¨® ayer, pasa casi inadvertido
Unos estudiantes corretean entre los soportales de la calle Mayor de Alcal¨¢. Avanzan unos metros y se concentran en torno a las esculturas del Quijote y Sancho, con las que se hacen fotos. Frente a ellos, la casa natal de Cervantes convertida en museo, aunque la entrada original se encontraba en la calle Imagen. Desde el exterior, un gu¨ªa les explica la importancia del artista. La ruta contin¨²a y el grupo supera la vivienda en la que naci¨® Manuel Aza?a. Pasa inadvertida a pesar de la placa en la pared. Ambos nacieron en la misma calle, aunque separados por m¨¢s de tres siglos de diferencia. El escritor monopoliza la figura de ilustre de la ciudad, mientras el pol¨ªtico republicano, cuyo nacimiento se celebr¨® este martes, pasa casi inadvertido.
El legado de Cervantes goza de buena salud: su casa natal, abierta al p¨²blico desde los a?os cincuenta, recibi¨® 195.547 visitas en 2016. La conmemoraci¨®n del cuarto centenario de su muerte el a?o pasado ha elevado la cifra media un 20%. ¡°Nuestra labor es descubrirle al visitante su figura y su obra, tanto a trav¨¦s de la recreaci¨®n de ambientes del siglo XVI como con otras actividades que desarrollamos¡±, explica Eva Jim¨¦nez, directora de la instituci¨®n. El escritor da nombre a calles, plazas y teatros. ¡°Es una figura fundamental para Alcal¨¢ por su peso en la cultura, pero tambi¨¦n mirando hacia delante. Nos sirve para atraer turismo y para cohesionar a una localidad de 200.000 habitantes de muchos or¨ªgenes diferentes¡±, recalca su alcalde, Javier Rodr¨ªguez Palacios (PSOE).
Las campanas de la catedral repican. Es mediod¨ªa y la calle Mayor, de gran actividad comercial, est¨¢ repleta de vecinos y turistas. La curiosidad que despierta el hogar de Cervantes contrasta con el de Aza?a. Pocos saben que est¨¢ ah¨ª. Hasta hace unos d¨ªas Aza?a solo contaba con una calle a su nombre en la periferia. Eso cambi¨® el 5 de noviembre, cuando la glorieta de Alcorlo, donde se erige su estatua, pas¨® a denominarse de Manuel Aza?a, tal y como acord¨® el pleno en mayo. En 2016 se ha cumplido el 80 aniversario de su nombramiento como presidente de la II Rep¨²blica y la onom¨¢stica transcurri¨® sin alardes. ¡°Probablemente su cercan¨ªa en el tiempo ha hecho que la de Aza?a sea una figura sometida a cierta controversia pol¨ªtica. Sin embargo, su pensamiento sigue estando de actualidad¡±, reflexiona el regidor. El Ayuntamiento de Alcal¨¢ inaugur¨® este martes una exposici¨®n con dibujos de Manuel Flores e inspirada en un texto de Aza?a, Adi¨®s al porvenir.
La casa ¡°triste¡±
Hay quienes consideran una traba para recuperar la memoria de Aza?a que su casa natal pertenezca a particulares. All¨ª vive su sobrina nieta, Mar¨ªa Jos¨¦ Navarro. Antes lo hicieron su madre y sus abuelos. ¡°Hace mucho que me preguntan por qu¨¦ no cedo la casa, pero nadie me ha hecho una oferta para comprarla. No puedo irme a vivir debajo de un puente¡±, exclama. La vivienda posee una amplia fachada de ladrillo visto, grandes ventanales y balcones. Su interior conserva pr¨¢cticamente la disposici¨®n original, con un ancho patio abierto, alargadas galer¨ªas y habitaciones espaciosas que fueron desvalijadas con sa?a por los miembros de la Falange local. Una de las saqueadoras fue Carmen Hern¨¢ndez, jefa del partido ¨²nico en Alcal¨¢. Sin embargo, cuando Pepita Aza?a, hermana del presidente de la II Rep¨²blica, regres¨® de la di¨¢spora en 1940, Carmen le devolvi¨® las pertenencias de su familia.
El inmueble sirvi¨® como comisar¨ªa y sede de la Falange. No volvi¨® a manos de los Aza?a hasta 1953. Manuel, que muri¨® en el exilio franc¨¦s, ya nunca volver¨ªa al lugar que tanto le marc¨®. ¡°He comprobado una vez m¨¢s que vuelvo siempre de Alcal¨¢ con los humores revueltos, sobre todo si me asomo a la casa triste¡±, escribi¨® el 22 de marzo de 1933, cuando ya era presidente del gobierno. ¡°Un ni?o de nueve a?os que pierde a su padre y a su madre en solo un a?o y poco despu¨¦s al abuelo con el que sal¨ªa de paseo, siempre recordar¨¢ la casa en que se producen esas p¨¦rdidas como una casa triste¡±, certifica el historiador Santos Juli¨¢, autor de su biograf¨ªa.
¡°Es vital crear una fundaci¨®n porque mis hijos y yo moriremos, pero la figura de Aza?a es inmortal¡±, subraya su sobrina. Para ella, no existe voluntad pol¨ªtica, pero tampoco una econom¨ªa que lo permita. Mar¨ªa Jos¨¦ afirma que los detractores de su t¨ªo, al que no conoci¨®, hablan de una relaci¨®n de amor-odio con Alcal¨¢. ¡°Alguien que no quiera a su pueblo no escribe una preciosidad como Los D¨ªas del Campo Laude¡±, alega. Se trata de un discurso pronunciado por Aza?a en el Ateneo de Madrid en mayo de 1915 y en el que oda a su ciudad natal. ¡°Era un hombre muy preparado y Alcal¨¢ se le qued¨® peque?o, pero eso no significa que lo despreciara. Volvi¨® muchas veces, aunque lo hac¨ªa sin hacer ruido¡±. Lo confirma Santos Juli¨¢: ¡°Aza?a era muy de paseo, andando o en coche. Volv¨ªa de vez en cuando, la ¨²ltima ocasi¨®n en noviembre de 1937, en plena Guerra Civil. Mantuvo siempre un v¨ªnculo moral con Alcal¨¢ y all¨ª tuvo siempre algunos de sus mejores amigos¡±.
Un intelectual amante de la obra cervantina
Manuel Aza?a, adem¨¢s, de presidente de la II Rep¨²blica, fue un gran amante de la literatura y la obra de Cervantes. Sol¨ªa comentar que todos somos criaturas cervantinas. El 3 de mayo de 1930 pronunci¨® una conferencia en el Lyceum Club Femenino de Madrid con el t¨ªtulo Cervantes y la invenci¨®n del Quijote. Aza?a, que un mes m¨¢s tarde se convertir¨ªa en presidente del Ateneo, ten¨ªa ya una dilatada carrera como escritor e intelectual. Conoc¨ªa en profundidad y admiraba la obra del hombre que hab¨ªa nacido en la casa de enfrente a la suya tres siglos antes. Para ¨¦l, el Quijote logra "fundir la corriente realista y la mitol¨®gica en una emoci¨®n sola". As¨ª lo escribe en su conferencia, en la que recalca la proyecci¨®n social de la novela: "Cervantes conoce su mala suerte y la adopta en su intimidad (¡). Al expresarse, expresa a Espa?a (¡). Cervantes alarga hasta lo infinito la distancia entre el deseo y su logro: en esta zona pat¨¦tica, su sensibilidad es como nunca la de su pueblo".
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