Los otros museos de Madrid
Las colecciones del L¨¢zaro Galdiano, el del Romanticismo, el Sorolla y el de Artes Decorativas se unen para crear una nueva ruta cultural
En una ciudad como Madrid, con una nutrida oferta cultural, la competici¨®n a la hora de atraer al p¨²blico es dura. Si hablamos de museos enseguida saltan a la cabeza los grandes mascarones de proa de la llamada Milla de Oro Cultural (el Prado, el Thyssen, el Reina Sof¨ªa o el CaixaForum), pero existen otros centros m¨¢s peque?os, en diferentes lugares de la ciudad, y no tan conocidos por el gran p¨²blico. Cinco de ellos ¡ªel Museo L¨¢zaro Galdiano, el Cerralbo, el del Romanticismo, el Sorolla y el de Artes Decorativas; los cuatro ¨²ltimos adscritos al Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte¡ª van perfilando desde 2012 una iniciativa de colaboraci¨®n bajo el nombre de Cinco museos, otro Madrid. Son cinco peque?os recipientes repletos de maravillas, delicadas o exuberantes, que nos llevan a lo que era la vida y el arte de la alta sociedad madrile?a en otros tiempos menos ajetreados aunque no menos convulsos.
A finales de diciembre del a?o pasado se present¨® lo que es un hito en este proceso y afianza de facto la colaboraci¨®n entre todos estos centros: la creaci¨®n del abono Cinco Museos. Otro Madrid que se puede adquirir en cualquiera de las taquillas y que permite visitar las cinco sedes durante 10 d¨ªas. Cuesta 12 euros y con la compra del abono el usuario recibir¨¢ una tarjeta de fidelizaci¨®n que, durante un a?o, le permitir¨¢ visitar gratuitamente los museos las ma?anas de los s¨¢bados con un acompa?ante. Adem¨¢s, recibir¨¢ una serie de ventajas adicionales como invitaci¨®n a inauguraciones, participaci¨®n en sorteos de visitas guiadas o reserva de asientos para conciertos.
¡°Cuando hacemos estudios de p¨²blico vemos que los visitantes de un museo no conocen los otros centros de la red. Queremos que eso cambie, adem¨¢s de compartir programas, unirlos mediante itinerarios tem¨¢ticos e intercambiar experiencias e informaci¨®n¡±, explica Miguel Gonz¨¢lez, subdirector general de Museos Estatales. ¡°Pretendemos conectar con las inquietudes de nuestros visitantes, ser percibidos como lugares acogedores, despertar la curiosidad y entrar en los planes tur¨ªsticos de quien venga a Madrid¡±.
Que estos cinco museos hayan decidido colaborar no es una decisi¨®n arbitraria, sino que responde al hecho de que comparten muchas de sus caracter¨ªsticas fundamentales. Los cinco ocupan palacetes de la aristocracia o la alta burgues¨ªa capitalina construidos entre finales del siglo XIX y principios del XX, en lo que eran ensanchez o zonas de expansi¨®n de la ciudad como el Barrio de Salamanca, los alrededores del Retiro o Arg¨¹elles. ?reas muy del gusto entonces ¡ªy ahora¡ª de las clases m¨¢s acomodadas. Y detr¨¢s de los cinco hay un personaje singular: el coleccionista y editor Jos¨¦ L¨¢zaro Galdiano; el pintor Joaqu¨ªn Sorolla; el tambi¨¦n coleccionista Marqu¨¦s de Cerralbo; el Marqu¨¦s de la Vega Incl¨¢n (fundador del Museo del Romanticismo en Madrid, adem¨¢s del Museo del Greco en Toledo y de la Casa de Cervantes en Valladolid); o la Duquesa de Santo?a (due?a del palacete que alberga desde 1934 el Museo de Artes Decorativas), ¡°una de las damas m¨¢s bellas y graciosas, al decir popular y period¨ªstico, de la ¨¦poca¡±, en palabras de Sof¨ªa Rodr¨ªguez Bernis, directora de ese centro.
C¨¢psulas del tiempo
¡°Una de las peculiaridades de estos museos es que envuelven al visitante¡±, explica Consuelo Luca de Tena, directora del Museo Sorolla, ¡°uno est¨¢ en el interior de aquello que est¨¢ visitando y eso crea una vinculaci¨®n emocional¡±. En efecto, al entrar en estos lugares entramos como en una c¨¢psula del tiempo que nos retrotrae a los tiempos de esas personalidades singulares y nos hace comprender mejor sus biograf¨ªas y su ¨¦poca.
¡°Aqu¨ª es f¨¢cil imaginarse a Men¨¦ndez Pelayo o a Unamuno visitar a L¨¢zaro Galdiano para discutir sus colaboraciones en la revista La Espa?a Moderna, que L¨¢zaro editaba¡±, dice Elena Hernando, directora gerente del museo. O imaginar c¨®mo era la vida cotidiana en el siglo XIX paseando por las diferentes estancias del Museo de Romanticismo, donde actualmente se puede ver una exposici¨®n temporal sobre la vestimenta rom¨¢ntica. Tambi¨¦n entender la minuciosa fiebre coleccionista del Marqu¨¦s de Cerralbo, que parec¨ªa querer meter toda la belleza y extra?eza del mundo entre las suntuosas paredes de su palacete decimon¨®nico, que conserva la decoraci¨®n original (atenci¨®n a la Escalera de Honor, el Sal¨®n ?rabe o el gran Sal¨®n de Baile). O ponerse en los huesos de Sorolla, cuando pintaba o recib¨ªa a sus clientes en los tres grandes y luminosos estudios en los que se reproduce el ambiente original.
¡°Se trata de museos manejables, que se pueden visitar con reposo y detenimiento, sin esa sensaci¨®n de que no podemos abarcarlo todo que a veces sentimos en los grandes museos¡±, explica Luca de Tena. ¡°Adem¨¢s, se transmite la importancia de conservar este patrimonio¡±. Por ejemplo, el muy celebrado por el p¨²blico jard¨ªn del Museo Sorolla, un remanso de paz de estilo neonazar¨ª en medio de la urbe, con aires que recuerdan a La Alhambra y al Generalife de Granada o al Real Alc¨¢zar de Sevilla. Ah¨ª, muchos ciudadanos gustan de sentarse a relajarse o a leer en mitad del fragor de la batalla cotidiana.
¡°En estos museos se puede conocer Madrid por dentro, no solo por fuera; ver la ciudad que era en el pasado desde la intimidad de las estancias, con todo el lujo y glamour que rodeaban a este estrato burgu¨¦s, adinerado y culto de la sociedad espa?ola¡±, opina Rodr¨ªguez Bernis. Pero no solo viven estos museos de ese v¨ªnculo con el pasado ni de sus colecciones permanente, sino que tambi¨¦n apuestan por muestras temporales con las que sacarle m¨¢s brillo a sus privilegiadas estancias e intentar atraer nuevos p¨²blicos. El Museo L¨¢zaro Galdiano, por ejemplo, es conocido por poner en di¨¢logo la colecci¨®n del padre fundador (que contiene obras de Goya, El Bosco o El Greco, adem¨¢s de una amplia colecci¨®n de casi todo: joya, armas, plata, etc...) con las ¨²ltimas tendencias en el arte contempor¨¢neo: han realizado varias exposiciones de videoarte, de artistas como Enrique Marty, Santiago Yd¨¢?ez, o Bernard¨ª Roig, o coleccionistas como Jozami.
Tambi¨¦n en el Museo de Artes Decorativas gustan de combinar la tradici¨®n con la modernidad: adem¨¢s de dar cuenta de la evoluci¨®n de las artes decorativas a trav¨¦s de la historia, celebra exposiciones como las recientes del joyero Chus Bur¨¦s, el pintor Florencio Ma¨ªllo o la ceramista Cristina Bolborea.
En general, en todos estos museos son frecuentes estas actividades, adem¨¢s de otras como conciertos, conferencias, clubes de lectura o presentaciones de libros. Propuestas que pretenden dar una nueva vida a estos espacios y acercar al p¨²blico las residencias de los ricos cultos de anta?o. ?
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