Peor trabajo y peor pagado
Se cumplieron cinco a?os de la reforma laboral que aprob¨® el PP con los votos de Converg¨¨ncia. La palabra clave fue ¡°flexibilidad¡±. Y lo que tenemos ahora es, ciertamente, m¨¢s flexibilidad
En una ¨¦poca en que estamos aprendiendo a marchas forzadas que no todas las evidencias son aceptadas como tales y que los m¨¢s variados argumentos pueden acabar conduci¨¦ndonos a decisiones irracionales, hablar de trabajo y dignidad resulta aventurado. Llevamos casi diez a?os de crisis econ¨®mica y vemos que estamos entrando en otra ¨¦poca. El trabajo y su relaci¨®n con las trayectorias personales, con la construcci¨®n de car¨¢cter e identidad o como puerta a la emancipaci¨®n y la construcci¨®n estable de nuevos n¨²cleos familiares, ha ido deterior¨¢ndose, ha ido perdiendo buena parte de su condici¨®n vital nuclear. La discontinuidad contractual se ha convertido en norma para muchos de los menores de 45 a?os. Para la mayor¨ªa, los salarios han ido perdiendo suelo, las condiciones de trabajo son peores, las dificultades para llegar a final de mes han crecido.
Se cumplieron cinco a?os de la reforma laboral que aprob¨® el PP con los votos de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica. La palabra clave fue ¡°flexibilidad¡±. Y lo que tenemos ahora es, ciertamente, m¨¢s flexibilidad en las entradas y salidas de los empleos, m¨¢s flexibilidad para los empleadores a la hora de decidir duraci¨®n de jornadas y distribuci¨®n de horarios, m¨¢s flexibilidad para reducir salarios sin el cors¨¦ de los convenios, m¨¢s flexibilidad para convertir la contrataci¨®n a tiempo parcial en una trampa para qui¨¦nes quer¨ªan conciliar mejor trabajo y otras tareas y ven que acaban trabajando mucho m¨¢s que lo quer¨ªan sin que el salario acompa?e esa mayor dedicaci¨®n. Tras estos cinco a?os, la conclusi¨®n parece clara: se est¨¢ creando m¨¢s r¨¢pidamente empleo que antes, pero tambi¨¦n ha aumentado la inseguridad (lo que implica menos capacidad para reivindicar derechos) y se ha reducido el salario (lo que vuelve a aumentar la inseguridad e incrementa la proporci¨®n de trabajadores que no pueden vivir de su sueldo).
La situaci¨®n en Barcelona ciudad es un ejemplo que nos muestra los efectos de la combinaci¨®n de cambio tecnol¨®gico, legislaci¨®n laboral ¡°flexible¡± y preponderancia del sector servicios: m¨¢s de la mitad de los parados son mayores de 45 a?os, tienen educaci¨®n b¨¢sica y llevan m¨¢s de un a?o buscando trabajo. Los contratos indefinidos son uno de cada diez (13%), y cuatro de cada diez son de un mes o menos de duraci¨®n (36'9%). Los sueldos han bajado para los que ya cobraban poco, mientras que sigue pasando que las mujeres cobran un 25% menos que los hombres para un mismo empleo. En una encuesta reciente que el Ayuntamiento de Barcelona ha realizado entre los usuarios de los servicios sociales, se pone de relieve que un 20% de los mismos trabajan pero que no pueden subsistir sin recibir algunas de las variadas prestaciones existentes. Dos terceras partes de ese colectivo de trabajadores pobres reciben menos de 600 euros al mes por su labor. Se detecta asimismo el deterioro de las condiciones de salud que esa situaci¨®n acaba provocando. Vemos tambi¨¦n que la existencia de hijos agrava los problemas. De la misma manera que pagar un alquiler lo dificulta todo m¨¢s a¨²n, y en ese colectivo el 80% est¨¢ en esa situaci¨®n.
En el conjunto del ¨¢rea metropolitana la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s grave. Es un tema estructural. Tan estructural que ha decidido en buena parte el duelo entre Valls y Hamon en las primarias del Partido Socialista Franc¨¦s. Como titulaba Le Monde, el trabajo y su futuro fue una de las claves que distanci¨® a los dos candidatos. Valls segu¨ªa prometiendo pleno empleo y recuperaci¨®n de las condiciones laborales precrisis, Hamon afirm¨® que hab¨ªa que avanzar hacia una renta universal frente a la disrupci¨®n tecnol¨®gica y laboral. Si bien no parece f¨¢cil alcanzar ese proyecto en dos d¨ªas, lo que si que deber¨ªamos hacer es modificar la legislaci¨®n laboral, fijar un salario m¨ªnimo digno y avanzar en una renta de garant¨ªa de ingresos, al estilo de la que existe en el Pa¨ªs Vasco desde 1989 (que asegura cerca de 700 euros al mes), que permita a la gente sin recursos suficientes vivir con dignidad sin tener que acumular tr¨¢mites burocr¨¢ticos, idas y venidas a distintos proveedores de ayuda, y una estigmatizaci¨®n generalizada de su personalidad. Y que adem¨¢s, permite compatibilizar trabajos mal pagados con complementos que permitan llegar al m¨ªnimo vital. All¨ª es el 3% de la poblaci¨®n la que recibe esa renta. En Catalu?a no llega al 0,5% los que acceden al PIRMI. No es un tema solo de concierto y de financiaci¨®n lo que explica las diferencias. Es tambi¨¦n un tema de prioridades. Es un tema de presente y de futuro que no puede improvisarse en dos d¨ªas, pero que es imprescindible encarar con seriedad.
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