La est¨¦tica de la revuelta
El MNAC expone en ¡®Insurrecciones¡¯ c¨®mo el arte ha representado las protestas sociales
Pere Catal¨¤ Pic es el autor de una de las obras m¨¢s ic¨®nica que representan la lucha contra los totalitarismos: el cartel Aixafem el feixisme, de 1936, en el que una cruz gamada tirada en el suelo est¨¢ a punto de ser pisada por alguien calzado con unas r¨²sticas esparte?as. No es la ¨²nica. Las obras de Juli Gonz¨¢lez muestran el dolor y la rabia ante la injusticia en cualquier parte del mundo; sean sus poderosas manos abiertas que miran al cielo creadas en hierro fundido en 1942 ¡°que podr¨ªan ser los brazos de una revuelta en Soweto, un conflicto minero en Bol¨ªvia o un enfrentamiento racial en Estados Unidos¡±, seg¨²n Pepe Serra, director del MNAC; sea su famosa Cabeza de Montserrat gritando que transmite la angustia de una mujer, seguramente una madre, del mismo a?o. Estos autores son solo dos del centenar de creadores de las 300 obras que ha reunido el fil¨®sofo Georges Didi-Huberman para la exposici¨®n Insurreccionesinaugurada en el MNAC hasta el 21 de mayo; un recorrido que muestra c¨®mo el arte ha abordado un tema tan universal como son los movimientos de masas, los des¨®rdenes sociales, la agitaci¨®n pol¨ªtica, la insumisi¨®n y las revueltas.
Y en eso, Francisco de Goya fue un pionero, tal y como queda patente en la exposici¨®n que muestra uno de los Desastres de la Guerra cerca de uno de los videos de la cineasta Maria Kourkouta sobre la crisis de los refugiados; un encargo del Jeu de Paume impulsor de la muestra que pudo verse en Par¨ªs (all¨ª se llam¨® Soul¨¨vements (Levantamientos), pero que los responsables del proyecto han cambiado por las connotaciones franquistas de este t¨¦rmino). Tras Barcelona, la muestra viajar¨¢ a Buenos Aires, Sao Paulo, M¨¦xico y Montreal.
A Barcelona llega con casi un centenar de obras incorporadas de los fondos del propio MNAC, el Arxiu Fotogr¨¤fic de Barcelona y Arxiu Nacional de Catalunya y doblando el espacio. Aqu¨ª se han introducido temas como el de la Guerra de la Independencia, ilustrado con los dibujos de Goya, con los trabajos preparatorios de Mart¨ª Alsina, nunca expuestos, para El gran d¨ªa de Girona o con las estampas an¨®nimas Horrores de Tarragona que han alimentado el imaginario de artistas modernos en los que se ha querido ver, incluso, una inspiraci¨®n para el Guernica de Picasso.
La respuesta del arte a la Guerra Civil est¨¢ representada por los carteles de Carles Fontser¨¦, Arturo Ballester y Josep Renau y las fotograf¨ªas del conflicto de Agust¨ª Centelles, mientras que la lucha antifranquista se visualiza por los trabajos de Pilar Aymerich o de Manel Armengol que inmortaliz¨® cargas policiales como las del 1 de febrero de 1976 en el Passeig Sant Joan de Barcelona en las que se reclamaba libertad, amnist¨ªa y autonom¨ªa.
¡°La exposici¨®n arranca hace tres a?os cuando pensamos darle forma visual a las clases de Didi-Huberman de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS), en Par¨ªs¡±, explica Marta Gili, directora desde hace una d¨¦cada del Jeu de Paume, que define la muestra como ¡°una cartograf¨ªa de las fuerzas que llevan a hombres y mujeres a sublevarse una y otra vez¡±. Levantamientos que han generado obras como las de Cartier-Bresson de las manifestaciones que ped¨ªan en 1981 en Par¨ªs la liberaci¨®n de 100 artistas argentinos desaparecidos; las de Alberto Korda sobre la revoluci¨®n cubana de 1959; espl¨¦ndidos dibujos, como los que hizo en 1974 Joan Mir¨® para preparar el tr¨ªptico La esperanza del condenado a muerte. Tambi¨¦n obras como Abolici¨® pena de mort realizada por Antoni T¨¤pies en 1975, que dialoga con la misma petici¨®n escrita por V¨ªctor Hugo en 1851 o los escritos de Friedrich Nietzsche o Pier Paolo Pasolini o las im¨¢genes de ?lvaro Hoppe de 1983 de las jornadas de protestas en Santiago de Chile contra Pinochet.
Por primera vez pueden verse, a tama?o real, media docena de peque?as, pero impactantes, fotograf¨ªas clandestinas realizadas en 1944 en el campo de exterminio de Auschwitz que muestran como un grupo de prisioneros entran en las c¨¢maras de gas y salen muertos. ¡°Su autor, que seguramente sab¨ªa que iba a morir, pero quer¨ªa que llegaran a nosotros. Y eso es insurrecci¨®n¡±, coment¨® delante de ellas Didi-Huberman que considera la exposici¨®n no una enciclopedia de todos los levantamientos ni insurgencias, sino ¡°una l¨®gica est¨¦tica y po¨¦tica de los mismos¡±. Para Didi-Huberman no hay mejor ciudad que Barcelona para exponer su trabajo: ¡°Esta es la capital de la insurrecci¨®n, con acontecimientos como la Setmana Tr¨¤gica, el entierro de Durruti o las manifestaciones de 1977 contra Franco¡±.
Para Serra, la exposici¨®n, que ha costado 260.000 euros y ocupa 2.000 metros cuadrados del Palau Nacional, es un ¡°punto de inflexi¨®n del MNAC que se convierte, como nunca, en una plaza p¨²blica y un lugar vivo en el que se interroga por la sociedad, la participaci¨®n y el debate y el museo deja de ser una simple m¨¢quina de clasificar o almacenar¡±.
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