La imaginaci¨®n aplicada al estudio
El mundo demanda profesionales creativos, que piensen por s¨ª mismos. Estos cuatro colegios los forman
El profesor explica qu¨¦ es la extrusi¨®n durante una sesi¨®n del ¨¢mbito cient¨ªfico-tecnol¨®gico (que engloba ciencias, matem¨¢ticas y tecnolog¨ªa). En el centro concertado Padre Piquer, en Ventilla, no hay asignaturas en 1?, 2? y 3? de la ESO, sino ¨¢mbitos, lo que permite un conocimiento m¨¢s integrado, menos fragmentado. La clase tiene m¨¢s del doble del tama?o de una convencional, con las mesas arracimadas en grupos y circunvaladas por ordenadores; hay una peque?a sala de reuniones tras una mampara y un despacho para el tutor con las paredes de cristal, como una pecera. Se llama Aula Cooperativa Multitarea y se parece mucho a la cl¨¢sica redacci¨®n de un peri¨®dico. En ella, unos 60 alumnos de 3? de la ESO y varios docentes aprenden y ense?an de manera colaborativa, investigan, se hacen preguntas, buscan respuestas y resuelven, todos juntos, problemas tanto de tipo acad¨¦mico como personal.
Es importante contar todo esto antes de hablar de creatividad en la escuela porque la creatividad, ¡°el proceso de tener ideas originales con valor, la imaginaci¨®n aplicada¡±, en palabras del educador brit¨¢nico Ken Robinson, experto mundial en la materia, florece o se marchita dependiendo del ecosistema educativo. El del Padre Piquer es propicio porque ¡°el aprendizaje no est¨¢ dirigido ni la comunicaci¨®n va de arriba hacia abajo¡±, coinciden Celia Jim¨¦nez Toscano, tutora del ¨¢mbito socioling¨¹¨ªstico (sociales, lengua e ingl¨¦s), y M¨®nica D¨ªaz Maza, coordinadora de las aulas cooperativas. ¡°Importan los conocimientos, por supuesto, pero tambi¨¦n los procesos mediante los que se adquieren¡±, a?ade esta ¨²ltima. El alumnado tiene la confianza suficiente como para expresarse sin miedo a equivocarse. ¡°El error es un punto de partida para el aprendizaje¡±, incide. ¡°Tampoco les ponemos l¨ªmites. Si un alumno quiere profundizar m¨¢s, que lo haga, ?por qu¨¦ no? Y si luego te viene diciendo: ¡®Mira lo que he descubierto, profe¡¯, es perfecto, eso no te merma autoridad¡±, argumenta.
El profesor termina de hablar de la extrusi¨®n, que es el proceso por el cual ¡°el material se empuja o se extrae a trav¨¦s de un troquel de una secci¨®n transversal deseada¡± (la definici¨®n es de Wikipedia). Apaga las luces, pone un v¨ªdeo. Y se oye una voz en la oscuridad: ¡°?Es como hacer churros!¡±. Risas. Pero tiene raz¨®n, una extrusora funciona de manera similar (salvando todas las distancias) a una churrera. El propietario de esa voz acaba de hacer un s¨ªmil creativo, demostrando adem¨¢s que es capaz de relacionar un nuevo conocimiento con un aparato que le resulta familiar. ¡°El mundo est¨¢ pidiendo a gritos nuevas maneras de pensar, ideas nuevas¡±, clama Robinson. Las empresas reclutan profesionales que miren con otros ojos. ¡°En un mundo complejo y cambiante, necesitamos esa capacidad de encontrar soluciones innovadoras a problemas, ese talento para saltar o bordear o esquivar, y seguir adelante, para afrontar los retos con ingenio¡±, reflexiona David Mart¨ªn, codirector de Ashoka Espa?a y su responsable de educaci¨®n.
Inquietud
La pregunta es: ?est¨¢n formando los centros educativos espa?oles a este tipo de personas tan necesarias para el futuro? ¡°El sistema no incentiva la innovaci¨®n; el papel de la Administraci¨®n es m¨¢s el de controlar que el de motivar o acompa?ar el cambio metodol¨®gico¡±, lamenta Mart¨ªn. Pero, en paralelo, ¡°cada vez hay m¨¢s inter¨¦s, m¨¢s inquietud¡±. De los profesores. De los equipos directivos. De las familias. Su organizaci¨®n ha identificado siete escuelas changemaker, agentes de cambio, en Espa?a, la Padre Piquer entre ellas, y espera llegar a las 15 o 20. ¡°Todas las semanas recibimos correos electr¨®nicos de colegios o institutos que est¨¢n haciendo cosas y quieren formar parte de esta lista, o de familias interesadas por proyectos innovadores en su zona¡±, describe.
Importan los conocimientos, por supuesto, pero tambi¨¦n los procesos mediante los que se adquieren
Hace seis a?os, Sara Febrero lleg¨® al CEIP Rep¨²blica del Uruguay, en el distrito de Latina, con su plaza definitiva en infantil, y junto a sus compa?eras, tambi¨¦n fijas, empez¨® a trabajar primero con rincones y a continuaci¨®n por proyectos. En 2011-2012 dejaron de usar libros de texto. La directora, Mar¨ªa Isabel Morgade, las apoy¨®, con un ¨²nico aviso: ¡°Es mucho trabajo¡±. Y lo fue. Horas extra, formaci¨®n, visitas a otros centros. ¡°?Por qu¨¦ cortar toda esa forma de hacer las cosas cuando llega primaria? ?Por qu¨¦ no continuar?¡±, se pregunt¨® Sara Febrero, actual jefa de estudios. El curso pasado, 1? de primaria comenz¨® a trabajar por proyectos, y el equipo directivo ha invitado a los docentes a incorporar metodolog¨ªas activas en sus aulas.
En la de Gonzalo Mart¨ªn, de ciencias naturales de 3?, reina un aparente caos que pondr¨ªa nervioso a alguien de la vieja escuela. No hay silencio ni culos pegados a las sillas. Una ni?a va al ordenador a consultar una duda. Otro ha escrito ¡°absorver¡± y el maestro lo manda al diccionario, a ver cu¨¢l es la graf¨ªa correcta. Los alumnos hablan entre s¨ª, algunos bastante fuerte, pero todas las conversaciones giran en torno a la lecci¨®n de hoy. Est¨¢n representando las partes del sistema reproductor masculino y femenino, utilizando garbanzos, pajitas, gusanitos y globos que van colocando sobre el dibujo de un cuerpo humano. Para ayudar a Mart¨ªn ¨C¡°Yo solo no llego¡±¨C, hoy atienden la clase junto a ¨¦l una estudiante del grado en Educaci¨®n Infantil, otra de Educaci¨®n F¨ªsica, una maestra de la ONCE que apoya a una menor con discapacidad visual y otra de compensatoria que se mete ella en el aula en vez de sacar a sus alumnos con necesidades educativas especiales.
El papel de la Administraci¨®n
¡°Los docentes est¨¢n deseando ser formados, pero tambi¨¦n hay que formar a la Administraci¨®n, para no avanzar por caminos separados¡±, pide el maestro C¨¦sar Bona. Aunque no se puede decir que las aliente, el sistema educativo espa?ol permite ense?ar con metodolog¨ªas m¨¢s innovadoras. Los centros visitados presentan sus programaciones y cumplen escrupulosamente los objetivos que marca la ley. Incluso van m¨¢s all¨¢. ¡°Yo ya he cumplido mis est¨¢ndares de naturales [est¨¢ndares de aprendizaje que se aplican con la LOMCE y marcan lo que cada alumno ha de hacer y saber por asignatura]; no son tantos, y son asequibles; es cuesti¨®n de leerse la ley¡±, comenta Isabel Vizca¨ªno desde el CEIP Manuel N¨²?ez de Arenas. Ella eval¨²a en los rincones los procesos, pero tambi¨¦n los resultados, para present¨¢rselos a la inspecci¨®n. ¡°El sistema espa?ol est¨¢ empezando a cambiar un poco, a evaluar por competencias, pero est¨¢ muy lejos de otros¡±, interviene Paloma L¨®pez desde el Brains Mar¨ªa Lombillo, que tiene ya implantado el bachillerato internacional (IB) hasta 2? de primaria y en tres cursos lo extender¨¢ hasta 6?. ¡°Es un programa flexible que permite trabajar muy bien las competencias, las capacidades¡±, lo describe.
Y en el futuro puede que sean m¨¢s, puesto que el Rep¨²blica del Uruguay se est¨¢ formando como comunidad de aprendizaje y en grupos interactivos, y a partir del tercer trimestre invitar¨¢ a voluntarios, familias, adultos del barrio a meterse en sus aulas a colaborar.
Ejemplo de innovaci¨®n
Esta llamada a la tribu para entre todos ayudar a educar a un ni?o es elemento clave en el CEIP Manuel N¨²?ez de Arenas. ¡°He llegado a estar con siete personas en clase apoy¨¢ndome para ense?ar a leer¡±, subraya Isabel Vizca¨ªno, una de las art¨ªfices del golpe de tim¨®n que hace seis a?os cambi¨® el rumbo de este colegio p¨²blico de infantil y primaria en El Pozo del T¨ªo Raimundo ¨C154 alumnos, un claustro de 16 profesionales (7 con plaza definitiva)¨C que ha pasado de ser un centro conflictivo y estigmatizado a ejemplo de innovaci¨®n que atrae a profesores y progenitores que lo eligen para sus hijos. Aulas tem¨¢ticas ¨Cciencias, matem¨¢ticas, lengua y arte¨C divididas en rincones y sin libros de texto; talleres internivel donde se mezcla alumnado de distintas edades; una orquesta con materiales reciclados; el proyecto Z_Oma, que busca recuperar un jard¨ªn anexo semiabandonado.
A la una de la tarde, el 1? de Isabel Vizca¨ªno recibe la visita de Campo Adentro, un colectivo que, a trav¨¦s del Centro de Arte Dos de Mayo, desarrolla el proyecto Hierbajos reunidos: los estudiantes eligen un hierbajo del Z_Oma, le ponen nombre ¨CPinchos, Muchalia, Mariposa¨C y dise?an para ¨¦l un invernadero que se construir¨¢ de verdad con las ca?as que crecen en la orilla de los riachuelos de Madrid. Una docena de ni?os (la mitad de la clase), cuatro artistas y una madre, que se ha pedido la ma?ana de los martes libre en el trabajo para colaborar en el cole de su hija, se sientan en c¨ªrculos para investigar qu¨¦ es un invernadero. Para qu¨¦ sirve, cu¨¢l podr¨ªa ser su forma. A los peque?os dise?adores les cuesta arrancar, pero terminan entusiasm¨¢ndose: una gran luz central, escaleras, un tobog¨¢n para recoger aguas pluviales, un espacio peque?o para los hierbajos y otro mayor para los ni?os, calefacci¨®n, ventanas. Todas las ideas son bienvenidas y valoradas.
Vizca¨ªno cree que esta forma de trabajar fomenta la creatividad porque parte de los intereses de los menores. ¡°Les damos voz y un folio en blanco¡±, a?ade la directora, Marta Gonz¨¢lez. Plantea preguntas para hacer pensar, para estimular las ganas de aprender. Por d¨®nde sale el Sol. Por qu¨¦ en el Polo Norte no crecen las flores. Los proyectos nacen de tres interrogantes: ?qu¨¦ sabemos de?, ?qu¨¦ queremos saber de? y ?qu¨¦ queremos hacer? El de los animales, por ejemplo, desvel¨® un gran inter¨¦s por ¡°c¨®mo hacen caca los cangrejos¡±.
Una selva
El pasillo del colegio es una selva porque as¨ª lo decidieron los de 3?. ¡°Creo que no se trabaja m¨¢s as¨ª porque a las editoriales no les interesa¡±, sentencia Vizca¨ªno. ¡°Hay docentes con miedo a no cumplir los objetivos¡±, tercia Gonz¨¢lez. Ambas echan en falta otro tipo de formaci¨®n del profesorado. Pero tambi¨¦n ven a graduados j¨®venes ¡°con otro concepto de la educaci¨®n¡±.
En clase de Gonzalo Mart¨ªn, que tiene un doctorado en aprendizaje cooperativo, se trabaja en grupo. ¡°Cuando se explican las cosas entre ellos, m¨¢s y mejor se les quedan; tambi¨¦n aprenden a ponerse l¨ªmites¡±, dice. ?l crea lo que llama espacios de aprendizaje. ¡°La posibilidad de inventar o llegar a algo nuevo viene de la investigaci¨®n y de la observaci¨®n, de hacerse preguntas. Ir pasando las p¨¢ginas del libro de texto seg¨²n va indicando el profesor no es el espacio m¨¢s adecuado para crear¡±, opina, mientras va de una mesa a otra apoyando y resolviendo dudas individuales. ¡°Soy coach m¨¢s que maestro¡±, dice sin bromear, comparando su clase con una ¡°escuela rural en miniatura, con much¨ªsima diversidad que hay que atender de manera personalizada¡±.
Porque ese es otro denominador com¨²n a los colegios de este reportaje: la convicci¨®n de que cada ni?o tiene su ritmo, que hay que respetar. ¡°Todos han de llegar al m¨¢ximo de sus posibilidades¡±, coinciden los docentes. ¡°La parte de conocimientos, siendo importante, queda en un segundo plano; se trata de desarrollar competencias y habilidades, que es lo que se les va a exigir cuando sean mayores, en funci¨®n de lo que cada uno quiere, de lo que le gusta y de lo que se le da bien. Todos no servimos para todo¡±, argumenta Paloma L¨®pez, directora del ?Brains Mar¨ªa Lombillo, un colegio privado internacional de infantil a ESO en Arturo Soria. Unos 60 docentes (la mitad nativos), 436 alumnos. Con rob¨®tica, m¨²sica, radio integrados en el curr¨ªculo.
¡°Los hidratos de carbono / para saltar como un mono¡±. Ni?os y ni?as de siete a?os (2? de primaria) cantan en corro una canci¨®n sobre alimentos saludables que se han inventado; utilizan maracas recicladas, de manufactura casera, y siguen el ritmo con una peque?a coreograf¨ªa. Un ejercicio muy sencillo con el que exploran su creatividad y que ofrece pistas sobre el grupo al profesor, Miguel ?ngel: el que se hace un l¨ªo con la psicomotricidad, el t¨ªmido, la lanzada. En el estudio de radio, que emite por Internet, peque?os locutores de 1? leer¨¢n sus poes¨ªas sobre la paz. ¡°Nos lo pasamos muy bien, es divertido¡±, confiesan elevando sus pulgares. Un juego, porque eso es lo que es para ellos, dirigido por la profesora de lengua mediante el que ejercitan la expresi¨®n oral.
Un coche volador
Mientras, en 1? de la ESO, los estudiantes cacharrean con la rob¨®tica y la programaci¨®n. ¡°En San Valent¨ªn construyeron corazones que giraban¡±, recuerda Antonio, profesor de la materia, entusiasmado. ¡°Me sorprenden todos los d¨ªas, por su ingenio, por su imaginaci¨®n¡±, resalta llamando a dos chavales que se acercan un poco cortados: a¨²n est¨¢n conociendo el Lego Mindstorms y (por ahora) siguen fielmente las instrucciones para construir su veh¨ªculo. Solo hay que pincharles un poco para que disparen su imaginaci¨®n. ¡°Me gustar¨ªa hacer un coche volador¡±, confiesa uno. ¡°A m¨ª, el coche de Batman¡±, a?ade su compa?ero. ¡°Trabajan en grupo, de manera cooperativa, apoy¨¢ndose y aprendiendo a explicarse y a escucharse¡±, valora Antonio. ¡°Los preparamos para ser capaces de entender la postura del otro, para asumir que no todos pensamos de la misma manera¡±, aporta Paloma L¨®pez.
La capacidad de tener ideas originales florece o se marchita dependiendo del ecosistema educativo
Cerramos la puerta del aula de tecnolog¨ªa y seguimos la visita por unas instalaciones magn¨ªficas y bien equipadas, pregunt¨¢ndonos si la apuesta por metodolog¨ªas m¨¢s activas puede abrir una brecha entre la escuela privada y la p¨²blica. La falla est¨¢ ah¨ª, viene a decir Mart¨ªn desde Ashoka. ¡°Son empresas educativas que ven la ventaja competitiva y tienen m¨¢s capacidad para anticipar este tipo de cosas¡±. Pero es m¨¢s que eso, ¡°es estar convencido de que es lo mejor para nuestros alumnos¡±, enfatiza la directora del Brains, Mar¨ªa Lombillo. ¡°Si hay recursos, bienvenidos sean, cuantos m¨¢s mejor, pero esta forma de trabajar supone, m¨¢s que dinero, un cambio de actitud por parte del equipo directivo y del claustro¡±, asegura.
Hace un par de a?os, Mart¨ªn firm¨® en EL PA?S la tribuna Las docentes como impulsoras del cambio ante las pol¨ªticas educativas y dec¨ªa cosas como: ¡°La realidad de la escuela pasa por el compromiso diario y el esfuerzo del colectivo docente. Personas capaces de innovar y transformar la escuela, capaces de movilizar voluntades, allanar camino y convencer con hechos. Son ellas y ellos, y no las pol¨ªticas educativas, el verdadero motor de la escuela del siglo XXI¡±. Pese a todas las carencias. Pese a los d¨¦ficits de su formaci¨®n inicial. ¡°Hay mucha hambre de transformar¡±, insiste. De sentarse en corro con maracas recicladas, de ense?ar matem¨¢ticas haciendo masa, de mezclar diferentes edades en un taller de arte.
¡°Bueno, pero el dinero ayuda, ?eh?¡±, devuelve a la realidad, entre risas, M¨®nica D¨ªaz Maza. ¡°El caf¨¦ para todos es malinterpretar el concepto de igualdad¡±, dice, sentado a su lado, Gregorio Casado, coordinador de innovaci¨®n del centro Padre Piquer, que asocia directamente la creatividad a su negociado y cree que quienes atienden a poblaciones m¨¢s desfavorecidas han de tener m¨¢s recursos. Para bajar las ratios, por ejemplo. O para fomentar la investigaci¨®n; en su colegio hay 12 profesores liberados de la docencia: su funci¨®n es buscar ideas y proyectos nuevos que incorporar al aula.
Funciona
Aunque no todo el claustro del Padre Piquer est¨¢ de acuerdo con la innovaci¨®n. ¡°Los hay que se sienten mal, y lo expresan; a¨²n tienen v¨ªas de escape en bachillerato y formaci¨®n profesional, pero es cuesti¨®n de tiempo que el modelo de aulas cooperativas se extienda a todo el centro¡±, avisa D¨ªaz Maza.
Las metodolog¨ªas activas exigen mayor implicaci¨®n del profesorado dentro y fuera del aula, y de toda la comunidad
El equipo directivo del CEIP Rep¨²blica del Uruguay tiene claro que quiere seguir trabajando por proyectos, ¡°porque funciona¡±. ¡°Lo m¨¢s evidente es la mejora de la convivencia y, a partir de ah¨ª, del aprendizaje¡±, resume Mar¨ªa Isabel Morgade. Su problema es la rotaci¨®n de profesorado. En su claustro hay muy pocos con plaza definitiva; Gonzalo Mart¨ªn, por ejemplo, es interino. Lo han podido retener durante dos cursos, pero ni idea de lo que ocurrir¨¢ el pr¨®ximo. Tampoco saben si quien venga a sustituirlo creer¨¢ o no en esta forma de entender la educaci¨®n. Y de puertas para adentro es el profesor quien decide c¨®mo dar su clase. ¡°Nos est¨¢ resultando complicado sacar adelante el proyecto¡±, reconoce la directora.
Hay un n¨²cleo duro, del que Marta Gonz¨¢lez e Isabel Vizca¨ªno forman parte, que tira del carro en el CEIP Manuel N¨²?ez de Arenas. A principios de curso, una alumna de esta ¨²ltima, de 1?, dijo que ella quer¨ªa aprender ¡°como en el cole de sus primas¡±. Vizca¨ªno la dej¨® sentada delante de un libro de texto, mirando fotograf¨ªas de distintos tipos de ¨¢rboles y arbustos. ¡°Por favor, est¨²diatelos mientras me voy con el resto de la clase a ver plantas y sembrar unas semillas¡±. La ni?a contempl¨® a sus compa?eros, que empezaban a ponerse los guantes y a coger las herramientas para trabajar en el huerto, baj¨® la vista a su libro y de nuevo la subi¨® hacia su maestra: ¡°Creo que mejor me pongo yo tambi¨¦n los guantes, se?o¡±.
C¨¦sar Bona: "No podemos dejar fuera del aula la imaginaci¨®n con la que los ni?os vienen de f¨¢brica"
¡°No nos podemos dejar fuera del aula esa creatividad, esa imaginaci¨®n con la que los ni?os vienen de f¨¢brica; nos perderemos muchas cosas. Malo si pensamos que un ni?o o una ni?a es un recipiente vac¨ªo que hemos de llenar¡±. La reflexi¨®n es de C¨¦sar Bona, que pide ser identificado como maestro, aunque, por mucha incomodidad que le produzca, tambi¨¦n es relevante indicar que ha sido el primer finalista espa?ol en el Nobel de los profesores. ¡°Los curr¨ªculos cada vez son m¨¢s largos, cada vez se ponen m¨¢s cosas en lugar de eliminarlas. Esa estructura inflexible de horarios y de espacios basada en el conocimiento, que es muy importante, subrayado y en may¨²sculas, pero no lo ¨²nico que ha de tener en cuenta la escuela, no deja tiempo para que los alumnos saquen todo lo que tienen¡±, a?ade; ni para que los educadores escuchen y compartan.
¡°En la escuela tendr¨ªamos que ver lo que luego queremos como sociedad. Es decir, gente curiosa, cr¨ªtica, capaz de resolver problemas¡ Pero no lo tenemos en cuenta. Queremos educar como fuimos educados¡±, prosigue. Tambi¨¦n, seg¨²n se lamenta, valoramos lo de fuera ¨Cl¨¦ase Finlandia¨C, pero no lo que se est¨¢ haciendo dentro, que es mucho, aunque bien es cierto que algunas veces sin una direcci¨®n clara y otras planteado como una especie de guerra de guerrillas, con docentes o equipos directivos actuando como comandos de una educaci¨®n alternativa. Bona anima a hacer el cambio todos juntos, aunque sea peque?o, pero todos. Defiende que las diferencias enriquecen tambi¨¦n a los claustros y que trabajando colaborativamente los resultados mejoran. ¡°Esa lucha que algunos se plantean entre escuela tradicional e innovadora es absurda; todo evoluciona, nada se puede estancar, pero hay cosas que funcionaban hace 50 a?os, lo hacen actualmente y lo seguir¨¢n haciendo¡±, concluye.
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