Arquitectura con empat¨ªa
Un grupo de personas con diferentes discapacidades intelectuales han trabajado con futuros arquitectos para construir los proyectos finales de una de las asignaturas de su carrera
Clara Guti¨¦rrez tiene 26 a?os y una discapacidad intelectual, lo que no le impide dar una lecci¨®n a un grupo de estudiantes de cuarto de arquitectura de la Universidad CEU-San Pablo: ¡°Que no se basen en un patr¨®n, que cuenten con nuestra opini¨®n. No pueden decidir lo que alguien necesita sin preguntarle a esa persona¡±. ¡°Una reflexi¨®n muy arquitect¨®nica¡±, puntualiza Pablo Campos, profesor de Composici¨®n arquitect¨®nica e impulsor de un convenio de colaboraci¨®n entre esta universidad y Fundaci¨®n Prodis, que trabaja por la integraci¨®n de ni?os y j¨®venes con discapacidad intelectual.
Campos ¡ªtras 18 a?os como docente¡ª, en su af¨¢n por innovar, por motivar a sus alumnos y huir de los formatos de ense?anza tradicional y hacerla m¨¢s din¨¢mica, materializ¨® la vinculaci¨®n de la universidad con Prodis en su asignatura. As¨ª, el primer d¨ªa, les explic¨® que hab¨ªa dos partes: la te¨®rica y la pr¨¢ctica, y que esta ¨²ltima, en la que tendr¨ªan que proyectar una escuela para unos 50 alumnos con alguna discapacidad, la realizar¨ªan mano a mano con sus clientes y usuarios. A pesar de las dudas e incertidumbre de esa primera clase, comenz¨® una asignatura donde se ha hecho patente lo necesario que es que los arquitectos dialoguen y escuchen a quien va a habitar sus creaciones.
As¨ª, se formaron siete grupos mixtos con los estudiantes del CEU y de la fundaci¨®n, donde estos ¨²ltimo marcaban los requisitos fundamentales para construir un proyecto acorde a sus necesidades. Jadi Chej, de 21 a?os, pidi¨® un edificio con espacios amplios, sin escaleras ni pasillos. Siguiendo el dibujo inicial que ella realiz¨®, su grupo, formado por Diego Fortea y Valentine Soene, ha ideado un proyecto basado en el croquis de Chej, cuya planta del edificio es muy similar al que mostrar¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 11 cuando todos tienen que presentar el resultado final de sus hipot¨¦ticos edificios. A la pregunta de si un cliente puede pedir un edificio sin pasillos y sin escaleras, lo tienen claro: ¡°?Y cosas peores!¡±
Cada grupo ha tenido muy en cuenta la opini¨®n de sus colaboradores de Prodis y han a?adido elementos con los que no contaban como una piscina en el trabajo del equipo de Alejandro Sanz, de 22 a?os; o una estrecha vinculaci¨®n de todo el centro con el teatro, mucho m¨¢s all¨¢ de construir un convencional sal¨®n de actos. Y es que a Candela Bravo-Morata le apasiona esta arte esc¨¦nica y quer¨ªa que esto se viera reflejado.
Trabajando con empat¨ªa
Hab¨ªa ciertas peticiones comunes que se repet¨ªan: una buena iluminaci¨®n, la conexi¨®n con la naturaleza, incluso desde el interior de los edificios... Pero la diversidad que hay dentro de la diversidad tambi¨¦n se manifest¨® en asuntos como los vol¨²menes y, sobre todo, en los colores. Cada uno prefiere el suyo, incluso Javier L¨®pez-Aranda a la hora de decidir un tono, dio una respuesta que Beatriz Galofr¨¦, una de las alumnas de cuarto, se apunt¨® porque le hizo pensar: ¡°Depende del d¨ªa y de mi estado de ¨¢nimo¡±, y aunque no es una contestaci¨®n esclarecedora ni pr¨¢ctica, refleja la disparidad.
Cuando finalice la asignatura, adem¨¢s de la parte acad¨¦mica que no se puede obviar, estos futuros arquitectos habr¨¢n trabajado el trato directo con los clientes: "Habr¨¢n desarrollado la capacidad de comunicar sin usar un lenguaje t¨¦cnico, la empat¨ªa necesaria para ponerse en su lugar y entender lo que necesitan", cuenta el profesor. Campos explica que solo despu¨¦s de mucha charla, de investigaci¨®n y de saber exactamente qu¨¦ quiere el otro, los arquitectos pueden empezar a dibujar: ¡°Hay que pisar mucha calle, ser una persona comprometida socialmente, tener clara la dimensi¨®n humana. El arquitecto tiene el poder de hacer una vida m¨¢s f¨¢cil, m¨¢s c¨®moda y m¨¢s feliz a los ciudadanos. A partir de ah¨ª, y tirando de talento, se dise?a lo mejor que cada uno pueda¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.