Uno de cada tres vecinos de Barcelona no dejar¨¢ el coche pese a la contaminaci¨®n

Se habla de movilidad compartida, de restringir la circulaci¨®n de veh¨ªculos para reducir la contaminaci¨®n, de c¨®mo sube el uso de la bici...? Cualquiera que tenga la oreja puesta en la actualidad puede pensar que cada vez hay m¨¢s conciencia ambiental y que en los pr¨®ximos a?os habr¨¢ cambios importantes en la movilidad. Pero cuando se pregunta en una encuesta, las respuestas demuestran que no hay avance, porque no se percibe una ca¨ªda en la intenci¨®n de tener y usar el coche.

El 70% de los ciudadanos de Barcelona y su ¨¢rea afirma que tiene coche y que seguir¨¢ teni¨¦ndolo dentro de una d¨¦cada. El 55% dice que hay que construir m¨¢s accesos viarios y aparcamientos en la ciudad. Y hay un porcentaje del 31% que no tiene ninguna intenci¨®n de dejar de utilizarlo para sus desplazamientos. Son los Car Lovers: una categor¨ªa que agrupa a quienes utilizan el coche a diario; no les gusta el transporte p¨²blico; valoran poco la sostenibilidad a la hora de elegir c¨®mo se mueven; rechazan que la administraci¨®n limite el uso del coche privado y creen que no es necesario hacerlo; no tienen intenci¨®n de cambiar la manera en qu¨¦ se mueven y no les gustan las alternativas que ofrecen los nuevos servicios de movilidad.

Todo lo anterior son datos de la encuesta Los ciudadanos y la movilidad en Barcelona, realizado por la Fundaci¨®n Creafutur (Esade y la Generalitat) y financiado por organismos con intereses tan dispares como el Ayuntamiento de Barcelona, el ?rea Metropolitana, el RACC, Clear Chanel, Repsol, Abertis, Seat, Saba o Ferrocarrils de la Generalitat. Precisamente por la falta de consenso entre ellos, el estudio presenta datos pero no sugiere qu¨¦ medidas tomar.

El informe, presentado este mi¨¦rcoles en la sede del RACC, analiza la movilidad obligada, la de los d¨ªas laborables en Barcelona y su ¨¢rea metropolitana. Para hacerlo se han realizado 3.000 entrevistas. Los datos de partida, los actuales y ya sabidos: m¨¢s de la mitad de los desplazamientos dentro de Barcelona se hacen a pie o en bici (56%), seguido de los trayectos en transporte p¨²blico (30%). El coche representa solo el 14%, que aumenta al 24% en los desplazamientos entre la periferia y la ciudad.

La encuesta tambi¨¦n muestra como los coches privados est¨¢n sobre dimensionados: el 56% de los entrevistados declara que no lo utiliza habitualmente, solo de forma espor¨¢dica, lo que los autores interpretan como que hay posibilidades de un cambio de actitud. Pero ojo, porque la contaminaci¨®n no est¨¢ presente a la hora de pensar en hacer un cambio modal.

Respecto al inter¨¦s por nuevos sistemas de movilidad, los que m¨¢s atractivos resultan para los encuestados son el car sharing one way, que significa que el coche se pueda devolver en destino. Y el carpooling, los sistemas para compartir asientos de coche, cuyo uso tiene ¨¦xito en largos desplazamientos pero todav¨ªa no dentro de la ciudad.

En un debate posterior a la presentaci¨®n, la concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Mercedes Vidal, ha subrayado que sigue ganando el uso del transporte p¨²blico pero ha admitido que, pese a que nunca hab¨ªa habido tanta conciencia ambiental, las reticencias a dejar de utilizar el coche existen. La personifican el 31% de ciudadanos que, seg¨²n esta encuesta, no est¨¢n dispuestos a hacer el cambio modal: ¡°los irreductibles del coche¡±, les ha calificado Vidal.

M¨¢s pesimista ha sido el presidente del ?rea Metropolitana de Barcelona (AMB), Antoni Poveda, que ha calificado los resultados de la encuesta de ¡°muy preocupantes pensando en el futuro¡±. Y ha lamentado que ¡°muestran que dentro de diez a?os estar¨ªamos peor, no hemos trabajado lo suficiente¡±.

En su turno, el secretario de Infraestructuras y Movilidad de la Generalitat, Ricard Font, ha considerado que la clave del cambio es que los ciudadanos vean que ganan ¡°en comodidad y tiempo, y se den cuenta de que cuando conducen, pierden el tiempo¡±. Por ello ha apostado por mejorar la informaci¨®n sobre las ventajas del transporte p¨²blico y para que las administraciones ¡°sientan que tienen la obligaci¨®n de prestar un buen servicio y perciban al usuario como un cliente¡±.

¡°Si tengo que ir en tren no puedo llevar tacones¡±

Elisa Miralles (63) coge el coche para moverse por la ciudad. Ahora vive en Sant Cugat, pero cuando era m¨¢s joven viv¨ªa en Barcelona y tambi¨¦n usaba el transporte privado. Admite que ir siempre en coche puede resultar inc¨ªvico pero se considera ¡°comodona¡± y no soporta las esperas. ¡°Solo voy en metro cuando estoy en Londres o Nueva York¡±, a?ade. Vive a diez minutos de la estaci¨®n y su calle no est¨¢ bien asfaltada: ¡°Si voy en tren no puedo llevar tacones¡±, sentencia.

¡°Si voy en metro pierdo cuatro horas¡±

Mireia Vilalta, de 42 a?os, vive en Les Corts y trabaja de maestra en la otra punta de la ciudad. Naci¨® en Martorell y cuando estudiaba cog¨ªa el tren cada d¨ªa. Ahora considera que hay menos flexibilidad horaria y que el precio del transporte p¨²blico es desmesurado. "Para mi significa perder cuatro horas cruzar la ciudad y no llegar¨ªa nunca a recoger a mis hijas", afirma. Tambi¨¦n admite que se siente desafortunada de no poder ir en metro.

¡°El veh¨ªculo privado es m¨¢s barato y c¨®modo¡±

¡°Me comprar¨ªa un coche el¨¦ctrico antes que utilizar transporte p¨²blico¡±, asegura Ra¨²l Mas. Este joven va todos los d¨ªas en su veh¨ªculo privado a trabajar a pesar de contar con una combinaci¨®n alternativa a su alcance. ¡°No solo es m¨¢s barato, tambi¨¦n es m¨¢s r¨¢pido y c¨®modo¡±, comenta. A Ra¨²l le preocupa la contaminaci¨®n sin embargo cree que si la situaci¨®n fuese tan grave se tomar¨ªan ¡°medidas y se aplicar¨ªan normativas m¨¢s restrictivas¡±.