El negocio de la siesta llega a Madrid
Abre en Madrid Siesta and Go, el primer establecimiento dedicado ¨²nicamente a dar este servicio
Son muchos los que asocian Espa?a a la siesta. Y sin embargo, los espa?oles han tardado mucho en rentabilizar esta costumbre. Japoneses, argentinos o belgas se les han adelantado. As¨ª lo explica Mar¨ªa Estrella Jorro de Inza, propietaria de Siesta and Go, el primer negocio en Espa?a dedicado exclusivamente a dar un servicio de descanso entre horas. Situado en AZCA, un n¨²cleo empresarial de Madrid, el local pretende ser el refugio de aquellos que buscan un espacio de tranquilidad, un momento de lectura o, simplemente, echarse la siesta.?
'Siest¨®dromo' o 'nap bar' son los nombres que utilizan en Argentina o B¨¦lgica para referirse a estos espacios. De Inza descubri¨® el modelo de negocio en Jap¨®n: "En un viaje que hicimos nos dimos cuenta de que ofrec¨ªan muchas opciones, centros de descanso para mujeres, para hombres, mixtos..." Y decidi¨® importarlo a Espa?a. Desde 20 euros por tres horas el cliente puede disfrutar de un espacio para descansar. Aunque tambi¨¦n se puede alquilar por minutos, el precio depende de si se quiere una litera, una habitaci¨®n individual, o un sof¨¢. "Una vez queda registrada la entrada del cliente en el ordenador, se le dan cinco minutos de cortes¨ªa para que se acomode", el establecimiento facilita zapatillas de estar por casa y camisetas para quienes quieren ponerse c¨®modos. Terminados estos cinco minutos, dependiendo del servicio que se contrate, el precio variar¨¢: tres euros la media hora si es una habitaci¨®n, dos por una litera y uno y medio para el sof¨¢.?
Nada de despertadores, un dependiente est¨¢ a disposici¨®n del cliente para despertarle cuando el lo pida. Por otro lado, el establecimiento ofrece caf¨¦, prensa y conexi¨®n a internet. " La media de edad de las personas que vienen es de 30 a 45 a?os", afirma Johan Grillo, encargado del local, que cuenta tambi¨¦n que no hay mucha diferencia entre el n¨²mero de hombre y el de mujeres que asisten. De Inza cuenta como en un principio la gente se extra?aba, una vez dentro preguntaban: "?Pero esto es para dormir siestas?, tendr¨¦ que venir".?
Grillo explica que muchos de los clientes que acuden al local parecen sentirse como en casa y no es necesario que les acompa?en. Seg¨²n la propietaria, la tendencia general es a repetir la experiencia. De Inza cuenta que en el establecimiento hay un total de 19 camas, aunque solo se ha llenado una vez, "vamos muy despacio", afirma.?
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