El salvavidas de Rajoy
El apoyo dado por S¨¢nchez a la actuaci¨®n del Gobierno del PP en la crisis catalana garantiza la continuidad del presidente
La moci¨®n de censura de Podemos al Gobierno de Mariano Rajoy y la reelecci¨®n de Pedro S¨¢nchez como secretario general del PSOE han modificado el escenario pol¨ªtico espa?ol. El PP ha quedado retratado ante el electorado como la maquinaria para parasitar el Estado que es. Nadie discute hoy que el de Rajoy es un gobierno que se ahoga en un cenagal de corrupci¨®n y se dedica a esquivar la acci¨®n de la Justicia. El giro de Podemos al entrar en la disputa parlamentaria como un actor convencional y el giro a la izquierda impulsado por los afiliados socialistas han abierto nuevas expectativas a las izquierdas y han puesto de relieve la fragilidad del gobierno de Rajoy. Es un cambio. Antes de eso, el PP pudo contar con el PSOE para la investidura de Rajoy, pero ahora ya solo le queda lo que Pablo Iglesias define c¨¢usticamente como la muleta naranja, los 32 diputados de Ciudadanos. Los dos partidos de la izquierda van a continuar su re?ida pugna por la primac¨ªa en su espacio, pero ahora cabe pensar que van a ensayar una etapa de colaboraci¨®n para echar a Rajoy.
El principal problema es que Rajoy y el PP siguen disponiendo del salvavidas que les mantiene a flote desde 2015. Este salvavidas no es otro que la crisis constitucional catalana. Considerado a veces solo como elemento secundario, lo cierto es que desde las elecciones generales de diciembre de 2015 es el factor esencial que ha permitido la reelecci¨®n de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.
Sin el veto a CiU (luego PDeCAT) y ERC en una mayor¨ªa parlamentaria, el PP habr¨ªa sido enviado hace un a?o y medio a la oposici¨®n. Esa mayor¨ªa de gobierno era aritm¨¦ticamente viable pero result¨® imposible cuando el Comit¨¦ Federal del PSOE asumi¨® el discurso pol¨ªtico del PP sobre la crisis catalana. Envolverse en la bandera tiene la ventaja de la simplicidad: no se debe formar una mayor¨ªa de gobierno en Espa?a con uno o varios partidos que est¨¢n propugnando irse de Espa?a.
Se trata de un argumento tramposo, que remite todo el debate pol¨ªtico a una cuesti¨®n de principio, la soberan¨ªa nacional, de forma que aparentemente no haya margen de maniobra. Temeroso de que se le descubra el juego, Rajoy no desaprovecha ocasi¨®n para sacar la soberan¨ªa nacional a pasear. Pero en este caso es una excusa. Todo el mundo sabe que el independentismo no es la opci¨®n mayoritaria en Catalu?a y las encuestas no dejan de se?alar que la f¨®rmula preferida por el electorado catal¨¢n es la de un autogobierno no mediatizado. Por el contrario, el empe?o del PP y su Gobierno en reducir la crisis catalana a una cuesti¨®n de soberan¨ªa espa?ola, en lugar de reconocer la leg¨ªtima aspiraci¨®n de m¨¢s autogobierno, es lo que hace veros¨ªmil que pueda llegar a configurarse una mayor¨ªa pro-independencia. Bastar¨ªa con abandonar este enconamiento para que dejara de ser veros¨ªmil. F¨®rmulas hay para que un refer¨¦ndum deje de ser un escollo insalvable.
Lo que mueve a Rajoy a persistir en su posici¨®n no es un error de an¨¢lisis. No se ha tropezado sin querer con la crisis catalana. Al rev¨¦s. El PP es el que la ha creado. La inici¨® en 2006 al lanzar en toda Espa?a a una campa?a de catalanofobia a cuenta de un Estatuto que hab¨ªa sido aprobado por las Cortes Generales y por los catalanes en refer¨¦ndum. En aquel lance comprob¨® el potencial electoral del anticatalanismo y descubri¨® que le permit¨ªa convertir al PSOE en reh¨¦n del discurso de la unidad de Espa?a.
Por esto sorprende que el PSOE haya vuelto a picar el anzuelo y que, reci¨¦n recuperada la secretar¨ªa general, S¨¢nchez haya anunciado a Rajoy que puede seguir contando con su apoyo incondicional en la gesti¨®n de la crisis catalana. No es dif¨ªcil entender que esta es la mejor f¨®rmula para asegurarse que Rajoy va a continuar promoviendo el llamado choque de trenes. Mantener viva la crisis de la sagrada unidad nacional amenazada por un enemigo interior ha sido siempre la mejor manera de maniatar a la oposici¨®n. Reforzar la uni¨®n patri¨®tica catalana para hacer frente al aplastante poder¨ªo espa?ol es la f¨®rmula con la que Junts pel S¨ª intenta atar las manos a su propia oposici¨®n, el partido de Ada Colau. As¨ª trabajan los nacionalismos. Pero si el PSC no se ha dejado pillar en la trampa de Carles Puigdemont, S¨¢nchez no debiera haberle regalado esa baza a Rajoy.
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