El bosque encantado de Madrid
El Hayedo de Montejo, un paraje ¨²nico en la regi¨®n, ha obtenido la calificaci¨®n de Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco
¡°Me gustar¨ªa creer que, a veces, estos viejos ¨¢rboles tambi¨¦n hablan entre ellos de nosotros¡±, reza una placa en pleno Hayedo de Montejo, m¨¢s conocido por los lugare?os como El Chaparral. Est¨¢ firmada por Antonio L¨®pez Lillo, presidente honor¨ªfico de Europarc (organizaci¨®n de gesti¨®n de espacios protegidos). Este ingeniero muy implicado en la protecci¨®n de este impresionante entorno que, en esta ¨¦poca del a?o, con la luz tamizada por las hojas ya crecidas de las hayas y las caprichosas formas de los troncos, se antoja de cuento.
De la pechera del hayedo cuelga desde principios de este mes otra medalla que cataloga el espacio como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco ¡ªya era Reserva de la Biosfera¡ª, el primero en alcanzar semejante protecci¨®n de la regi¨®n. El reconocimiento es fruto de una candidatura conjunta con otros parajes similares europeos y nacionales.
El secreto del ¨¦xito
A solo 100 kil¨®metros de Madrid, en el alto del valle del Jarama, se encuentra el Hayedo de Montejo, un bosque mixto que, en apenas 125 hect¨¢reas, concentra 120.500 ¨¢rboles, de ellos 896 centenarios todav¨ªa vivos (230 hayas, 274 robles y 392 melojos). Est¨¢ considerado como un espacio ¨²nico en la Comunidad. Por su abundancia destacan las hayas, a las que acompa?an magn¨ªficos ejemplares de rebollos, robles albares o acebos, junto con otras 12 especies. El haya de La Roca, a la que se calculan m¨¢s de 300 a?os, es la m¨¢s emblem¨¢tica y conocida. M¨¢s abajo corre el r¨ªo Jarama, reci¨¦n nacido ocho kil¨®metros aguas arriba, con alguna trucha deambulando por el fondo. ¡°Muchas menos que anta?o¡±, aseguran los vecinos, que hablan tambi¨¦n del haya de la Buena Moza, el de la Pata de Elefante... Nombres que deben a las formas de sus troncos, producto en ocasiones de las cortas llevadas a cabo a?os atr¨¢s.
Visitas restringidas
La protecci¨®n del espacio es tal, que solo se puede acceder al hayedo con reserva previa y con gu¨ªas que muestran sus secretos a lo largo de tres rutas que no presentan grandes dificultades. La m¨¢s sencilla es la del r¨ªo. Aunque el bosque debe su fama a los bellos tonos que adquiere en oto?o antes de perder la hoja, cuando recibe al 40% de las 25.000 visitas anuales, merece la pena conocerlo en cualquier momento del a?o. Los pases son gratuitos y oscilan entre uno y 10 al d¨ªa (menos los lunes) dependiendo de la demanda. La organizaci¨®n recomienda ponerse en contacto con el Centro de Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rinc¨®n ubicado en Montejo de la Sierra. Las reservas para la ¨¦poca oto?al se abren en agosto y septiembre.
El para¨ªso de las mariposas
El 40% de las mariposas que habitan en toda Espa?a se hallan representadas en el espacio protegido, seg¨²n un estudio de la Comunidad de la Escuela Superior de Ingenieros de Montes de Madrid. Se identificaron 93 especies de mariposas diurnas. El mejor momento para contemplarlas es en primavera, cuando tambi¨¦n llegan multitud de aves. Entre los mam¨ªferos, hay corzo, jabal¨ª y, de vez en cuando, alg¨²n ejemplar de lobo ib¨¦rico que en su deambular llega hasta la zona.
Un futuro complicado.
El incremento de la densidad de hayas se ha convertido en uno de los problemas del espacio protegido, debido a que los ejemplares se molestan entre s¨ª. ¡°Los ¨¢rboles centenarios van perdiendo el crecimiento sostenido de d¨¦cadas anteriores y su regresi¨®n culmina en la ca¨ªda de los m¨¢s viejos¡±, explica Luis Gil, responsable del equipo de investigaci¨®n que estudia el hayedo desde hace m¨¢s de 30 a?os. Este a?o la situaci¨®n se ha complicado por la sequ¨ªa y una helada cuando nacieron los nuevos brotes. Las hojas han crecido, pero son m¨¢s escasas y se teme la repercusi¨®n en las m¨¢s hayas m¨¢s antiguas.
Alrededores
En caso de no poder acceder al hayedo, existen otros 200 kil¨®metros de rutas de senderismo. Adem¨¢s, los pueblos del entorno guardan un interesante patrimonio cultural, como la iglesia de Pr¨¢dena del Rinc¨®n del rom¨¢nico rural o la de Montejo de la Sierra del siglo XV, donde se puede contemplar una talla de un virgen rom¨¢nica. En Horcajuelo se puede visitar un peque?o museo etnogr¨¢fico y en Puebla de la Sierra el Museo de Dibujo, Obra Gr¨¢fica y Obra Contempor¨¢nea Japonesa.
El paso de dehesa boyal a bosque frondoso
Juli¨¢n Palomino fue guarda del hayedo y rememora a sus 93 a?os las ¨¦pocas en las que nadie daba excesiva importancia al Chaparral. ¡°Ahora hay tiempo para todo¡±, dice sentado a la puerta de su casa en Montejo de la Sierra. Se recuerda montado en ¡°un borriquillo¡± para recolectar le?a. ¡°Cort¨¢bamos la seca, porque la verde era mala. Se usaba para cocer el pan¡±, explica. Adem¨¢s de la tala, en el paraje pastaba el ganado, se produc¨ªa carb¨®n y en el r¨ªo Jarama se pescaban truchas.
Este aprovechamiento como dehesa boyal, unido a que el pueblo se encuentra a unos ocho kil¨®metros de distancia (lo que hac¨ªa dif¨ªcil el traslado de grandes troncos), ha permitido el crecimiento de ¨¢rboles que se han convertido en centenarios. Las hayas pueden alcanzar su talla m¨¢xima a los 125 a?os y su longevidad es cercana a los 300. Estos supervivientes hicieron posible, a su vez, la regeneraci¨®n del entorno una vez se ved¨® la entrada al ganado, en 1961, se prohibieron las cortas, la ¨²ltima que se recuerda en el pueblo data de los a?os 70, y se regularizaron las visitas. Hasta llegar a la situaci¨®n actual con 38.500 hayas, seg¨²n el inventario de 2015.
Tambi¨¦n fue lugar de asueto, ¡°donde se han forjado historias de amor y donde nos tra¨ªan al terminar el verano, cuando no hab¨ªa agua corriente en las casas para quitarnos la mugre¡±, explica Rafael De Frutos, vecino estudioso del hayedo y de las costumbres del pueblo. Lo cuenta mientras se?ala con su cachaba una de las hayas que ha crecido abrazada a una roca. ¡°Les digo a los ni?os que es un ejemplo de lo que se puede lograr siendo constante, porque este ¨¢rbol solo fue un hayuco, que se empe?¨® en salir adelante¡±, cuenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.