Una voz de la verdad
El veintea?ero cantautor brit¨¢nico se retrata como un hombre po¨¦tico y muy buen instrumentista
Reci¨¦n incorporado a la inagotable cantera de cantautores brit¨¢nicos, Roo Panes asom¨® este s¨¢bado por la Costello, en sesi¨®n doble, para demostrar por qu¨¦ debemos incluir con urgencia su nombre en nuestras oraciones. Sin trampas ni red de seguridad, solo con su guitarra, prescindiendo de p¨²a y cejilla para que los arpegios sonaran a¨²n m¨¢s a tradici¨®n y campi?a, Panes se retrat¨® como un hombre ultrasensible y un cantante de voz sencillamente embriagadora: dulce, timbrada, de registro amplio y falsete delicad¨ªsimo, con un vibrato tan hermoso y natural que solo se echaban en falta el sof¨¢ y la chimenea. A?adan, si quieren, el detalle de que el muchacho es guapo y ha ejercido de modelo para una de esas marcas cuquis que lucen los chicos aseados. Salvo promoci¨®n (por ahora), lo tiene todo.
Ante una audiencia escueta, joven e hirsuta en su facci¨®n masculina, el a¨²n veintea?ero de Wimborne se retrat¨® como un hombre po¨¦tico, muy buen instrumentista y autor que prolonga y engrandece el legado de John Martyn o la Incredible String Band. Esta vez sentimos algo parecido al primer encuentro, a?os atr¨¢s en la Moby Dick, con Ben Howard: hemos dado con un manantial de oro l¨ªquido. Dif¨ªcil no creerlo ante preciosidades como The original o Tiger striped sky, ambas ya con la guitarra de 12 cuerdas.
Pese a su soledad esc¨¦nica, las melod¨ªas son tan n¨ªtidas y evocadoras que el cerebro casi puede so?ar los arreglos de cuerda que las arropan en los discos o podr¨ªan abrazarlas a menudo. Hablaba Panes de su inter¨¦s por la verdad como concepto, o del derecho a la timidez si esta constituye el reflejo m¨¢s aut¨¦ntico del alma. Y es la suya una voz de la verdad, decididamente. No la ¨²nica, claro est¨¢, pero s¨ª una muy, muy aut¨¦ntica.
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