Aqu¨ª se llama tebeo
Una exposici¨®n en el Museo ABC de Madrid reivindica la tradici¨®n del tebeo espa?ol
En 1917 nac¨ªa la revista de historietas gr¨¢ficas TBO, gran popularizadora del g¨¦nero entre el p¨²blico espa?ol, que albergar¨ªa secciones como La familia Ulises, Los grandes inventos del TBO o Las aventuras de Morcill¨®n y Babali. Tan ic¨®nica fue que le dio su particular nombre al g¨¦nero: el tebeo, t¨¦rmino que reconoci¨® la Real Academia Espa?ola en 1968. Su nacimiento es tambi¨¦n el punto de partida de la exposici¨®n Historietas del tebeo, 1917-1977, que se puede ver en el Museo ABC (Amaniel, 29) hasta el 4 de febrero y que recoge buena parte del historietismo patrio del siglo XX. Sus protagonistas: El Capit¨¢n Trueno, El Coyote, El Guerrero del Antifaz, Pulgarcito, Roberto Alc¨¢zar y Pedr¨ªn, Zipi y Zape, Mortadelo y Filem¨®n, entre muchos otros personajes dibujados.
¡°El tebeo es parte de nuestro patrimonio art¨ªstico, y forma parte de la educaci¨®n sentimental y cultural de millones de espa?oles¡±, dice el comisario Antoni Guiral, y lo trata de demostrar en esta muestra que re¨²ne 300 obras entre las que se encuentran 180 dibujos originales y 120 revistas.
En los a?os cuarenta y cincuenta los tebeos vivieron un pico de popularidad, una ¡°etapa dorada¡±. ¡°En esto influyen muchos factores: la televisi¨®n no se asienta hasta los primeros a?os sesenta, no existen muchos entretenimientos, los tebeos son baratos y aptos para todo el mundo, y son un eficaz m¨¦todo de evasi¨®n hacia otros mundos¡±, dice Guiral. Las tem¨¢ticas tend¨ªan a lo humor¨ªstico, lo aventurero, lo hist¨®rico, lo polic¨ªaco o lo b¨¦lico, y se llegaban a vender tiradas de m¨¢s de 300.000 ejemplares.
Tambi¨¦n reivindica la exposici¨®n la gran labor de aquellos profesionales que realizaban los tebeos en aquella ¨¦poca y nunca fueron lo suficientemente valorados (a veces ni firmaban sus trabajos, en un caso parecido al de escritores de las novelitas populares o de ¡°a duro¡±). ¡°Aunque hoy en d¨ªa solo el 15% de lo que se publica es de autor espa?ol, entonces era la mayor¨ªa¡±, explica el comisario. Entre los grandes autores espa?oles de c¨®mic de todas las ¨¦pocas se cuentan V¨ªctor Mora, Ambr¨®s, Jes¨²s Blasco, Manuel Gago, Benejam, Coll o Ib¨¢?ez.
Las publicaciones infantiles y juveniles, entre ellas los tebeos, tambi¨¦n sufrieron un extra de control y censura durante el R¨¦gimen. Se suavizaba la violencia haciendo desaparecer por arte de magia armas blancas y se pon¨ªa bajo la lupa el humor audaz que publicaban editoriales como Bruguera, la gran reina de ese periodo hist¨®rico, sobre todo en los a?os sesenta. ¡°Se trataba de evitar o dulcificar una visi¨®n cr¨ªtica con el entorno, con la autoridad familiar¡±, dice Guiral. Hay ejemplos curiosos: en 13 Rue del Percebe, de Ib¨¢?ez, el cient¨ªfico loco no pod¨ªa crear monstruos porque solo Dios otorgaba la vida.
Son curiosos los llamados tebeos oficiales que eran editados durante el r¨¦gimen de Franco por entidades pol¨ªticas y religiosas a mayor gloria de la grandeza de Espa?a y los valores del nacionalcatolicismo. Ya en plena Guerra Civil se hab¨ªa descubierto el poder de la historieta para el adoctrinamiento de las mentes m¨¢s j¨®venes a trav¨¦s de publicaciones como Pelayos, publicada por la Junta Nacional Carlista de la Guerra, o Flecha, por la Falange Espa?ola Tradicionalista de las JONS, que se reconvertir¨ªan en 1938 en Flechas y Pelayos y posteriormente en Clar¨ªn. Tambi¨¦n los tebeos rom¨¢nticos dirigidos a ni?as y adolescentes que daban una imagen de la mujer familiar, sumisa, amable y servil (hoy dir¨ªamos heteropatriarcal) pero que, al mismo tiempo, permiti¨® la actividad profesional de mujeres guionistas y dibujantes.
?C¨®mo ha sido aceptado el tebeo dentro del ecosistema cultural? Aunque tradicionalmente se consider¨® un entretenimiento para las clases populares, ha sido progresivamente aceptado en el terreno de lo cultural. ¡°No creo en la diferencia entre alta y baja cultura¡±, dice Guiral, ¡°pero lo cierto es que lentamente el tebeo ha sido aceptado, porque es cultura y arte a todos los niveles, aunque su ra¨ªz sea popular¡±. Una buena muestra de ello es que, adem¨¢s de esta exposici¨®n, el museo Reina Sof¨ªa le dedica en esta temporada (hasta el 26 de febrero) otra a George Herriman, creador durante la primera mitad del s. XX de la tira c¨®mica Krazy Kat.
A principios de los setenta se comienzan a trabajar los temas pol¨ªtico-sociales, nace el comix underground o el semanario sat¨ªrico El Papus, que sufrir¨ªa un atentado por parte de la extrema derecha en 1977. La aparici¨®n de la revista El Jueves o del c¨®mic Paracuellos, de Carlos Gim¨¦nez, tambi¨¦n suponen hitos en este giro tem¨¢tico. La muestra pone punto y seguido en 1977 cuando se inicia el boom del c¨®mic adulto a trav¨¦s de la revista Totem, que continuar¨ªan otras como 1984, Cimoc o El V¨ªbora.
El t¨¦rmino tebeo parece que se diluye y se reserva para lo infantil y juvenil, mientras que se populariza el vocablo c¨®mic. Hoy en d¨ªa lo que predomina en el mercado son los superh¨¦roes, el manga o las novelas gr¨¢ficas. ?Pero son esto tebeos? ¡°Para m¨ª est¨¢ claro que s¨ª¡±, concluye el comisario, ¡°tebeo es un t¨¦rmino muy nuestro y para m¨ª designa a una historieta sea del formato que sea¡±.
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