La fascinante senectud de Joan Margarit
El escritor afronta con sincera entereza el invierno de la vida en su nuevo poemario
Los versos de Joan Margarit, el poeta m¨¢s popular hoy de las letras en catal¨¢n, ya no son fruto de un hombre en su madurez sino ¡°en su senectud¡±, como rectifica ¨¦l mismo. ¡°Hace tiempo que la madurez la dej¨¦ atr¨¢s; vivimos una ¨¦poca de eufemismos, pero un poeta ha de buscar siempre la verdad¡±, sostiene. Y, coherente, as¨ª lo practica en su ¨²ltimo poemario Un hivern fascinant (Proa). Pero si los rapsodas cantan ese periodo con un deje triste o fatalista, a sus casi 80 a?os en ¨¦l no es as¨ª. ¡°Ja soc al fons del bosc de tots els contes / sonrient i feli? de no ser jove...¡±, escribe. Est¨¢ sereno: el pasado, apunta uno de sus versos, ya no conmueve porque est¨¢ catapultado tan lejos que ha mutado en olvido y el ma?ana imaginado (¡°un taur¨®¡± en otro poema) apenas es, tambi¨¦n, olvido. ¡°No es tracta d¡¯un infern: permet comprendre. / L¡¯oblit arriba, tranquil¡¤litzador. / I torna, sempre torna l¡¯alegria. ¡°En la senectud es cuando degustas el presente como nunca antes en la vida¡±, afirma.
Desde sus primeros poemas en catal¨¢n en 1975, Margarit, hoy entre muletas y un poco m¨¢s delgado, ha entendido la poes¨ªa, primero, como verdad; luego, como belleza. ¡°Belleza y verdad no son lo mismo: hay mucha verdad que no tiene belleza, algo que el poeta debe encontrar donde no parece que exista; pero la belleza, si no tiene verdad, tampoco sirve¡±.
Bajo unas coordenadas que en el fondo siempre han sido las mismas ¡ª¡°Nom¨¦s ha canviat la intensitat de l¡¯ombra / que projecta la mort en la taula de marbre¡±¡ª en Un hivern fascinant hay versos para su icono po¨¦tico, Verdaguer (¡°L¡¯estimo com un fill. I ¨¦s el meu pare¡±), de la misma manera que denuncia el ¡°fangar ret¨°ric¡± de unas coplas o el uso escolar de unas letras espa?olas como arma pol¨ªtica (¡°L¡¯amena?a / d¡¯una literatura utilitzada per / a cops de menyspreu, prendre¡¯m l¡¯inf¨¤ncia¡±).
El ¡®proc¨¦s¡¯ ¡°no creo que pueda ser tan f¨¢cil como 'lo quiero y lo cojo'¡±
Feliz por haber ganado el Premio Iberoamericano de Poes¨ªa Pablo Neruda, primer poeta espa?ol en lograrlo por "la belleza l¨ªrica de su lengua catalana", recita ¨¦l mismo el fallo, a Joan Margarit parece costarle pronunciarse sin eufemismos sobre el proc¨¦s independentista de Catalu?a. Desde lo cerebral ("prefiero hacer un ejercicio de inteligencia que sentimental") y tras afirmar que la decisi¨®n de la Audiencia Nacional de encarcelar a medio Govern de la Generalitat le parece "desmesurado judicialmente", duda de c¨®mo puede terminar todo. "Las independencias siempre se han hecho con muertos; Francia no se march¨® de Argelia sin dejar muertos; en mi ¨¦poca, independencia era algo peligros¨ªsimo, en mi imaginario es as¨ª... Es el tiempo de los j¨®venes y dicen que esto ha cambiado, pero creo que no puede ir tan suave, tan f¨¢cil como 'lo quiero y lo cojo'... No acuso de infantilismo a nadie; quiz¨¢ solo son tiempos diferentes de los m¨ªos".
Verdaguer tambi¨¦n funciona como met¨¢fora de Catalu?a: es la encina que, tristemente, siempre se ha necesitado: ¡°primer hi calem foc i, de seguida, / la plorem durant anys. Cremar i plorar. / La desolaci¨® de la ranc¨²nia¡±.
Tambi¨¦n vierte el autor de Casa de Miseric¨°rdia lo que considera injurias, como la de esos j¨®venes con vaqueros rotos (¡°Pertanyo a un altre temps / on aquesta eleg¨¤cia esquin?ada/ hauria estat infame. Igual que escopir un poibre¡±. Y asoma, claro, su vieja ambivalencia sentimental con Barcelona, donde tiene enterradas dos hijas: es en un poema del pasado 17 de agosto, cuando el atentado en La Rambla. A¨²n as¨ª, ¡°potser avui, si no fos per tants records, ja no l¡¯estimaria¡±.
Como piensa Margarit que tambi¨¦n es funci¨®n del poeta ¡°desenmascarar eufemismos; el eufemismo siempre tiene miedo¡±, y amarrado como est¨¢ a la poes¨ªa realista, no reh¨²ye la actualidad de una sociedad que tiene sus puntos d¨¦biles en ¡°una juventud muy tierna y unos viejos tontainas... Como nosotros lo pasamos tan mal en la posguerra, a los j¨®venes les dejamos tener una vida tintinesca, poseen la debilidad de no saber que la aventura de la vida es dif¨ªcil, que no va de broma, que no hay tiempo de volver atr¨¢s¡±.
</CS>La otra gran anomal¨ªa que ¨¦l, orfebre de la palabra, detecta es la distorsi¨®n del lenguaje. Especialmente, la que practican los pol¨ªticos: ¡°Es el reconocimiento de pasiones muy innobles; la palabra es reflexiva, es explicaci¨®n de la vida; quien destroza el lenguaje, destroza la vida; sin saberlo, los pol¨ªticos est¨¢n destrozando la nuestra; en los ¨²ltimos cinco a?os, su labor ha sido en ese sentido tan bestia que tendremos que volver a inventar el lenguaje¡±. Entre las m¨¢s ultrajadas, Margarit cita las palabras ¡°democracia¡± y ¡°ciudadan¨ªa¡±.
Tampoco se siente c¨®modo el poeta en estos tiempos de tanta movilizaci¨®n masiva. ¡°Desconf¨ªo profundamente del colectivo, siempre me ha asustado un poco: te lleva a movilizarte quiz¨¢ hacia sitios donde t¨² no querr¨ªas ir; adem¨¢s, siempre est¨¢ el peligro de pensar que somos los mejores porque pensamos con pureza... Perm¨ªtanme que a mi edad desconf¨ªe de la masa¡±, concluye. En cualquier caso, como escribe: ¡°Per¨° una ferida tamb¨¦ ¨¦s un lloc on viure¡±.
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