Casi perfectos, casi The Horrors

El encanto brit¨¢nico, musicalmente hablando, puede verse de dos maneras. Una, desde esas bandas con mucha fe, provenientes de periferias deprimidas. Las m¨¢s talentosas de mundo, porque llevan en su mochila a Deep Purple, el punk, el post punk y todo lo que hab¨ªa entre medias. Bandas autogestionadas, con lo poco que tienen a mano, que hac¨ªan discos excelsos. El segundo encantamiento viene de la producci¨®n. Reino Unido sabe mucho de esto, y de c¨®mo enganchar el talento y darle un sonido l¨ªmpido.

The Horrors est¨¢n ahora en el punto medio. Unos chicos aburridos de cerca de Essex decidieron hacer m¨²sica. Se lo guisaron hasta su cuarto disco. Destrozaban los escenarios, porque no deb¨ªan nada a nadie. En su estudio desvencijado experimentaban con su sonido y les daba igual hasta d¨®nde llegara. Y se inmiscuyeron en la psicodelia con el desparpajo de ning¨²n grupo actual. Y compusieron Moving further away, un tema del que Sonic Youth deber¨ªa ser deudor.

Ayer en el concierto de la sala But, organizado por SON Estrella, como en sus ¨²ltimas giras, no lo tocaron. No les hizo falta. Atacaron con ganas su ¨²ltimo disco V, que produjo el que produce a Coldplay. Su vena inicial a lo New York Dolls se difumin¨® en sonidos perfectos y poses perfectas, carne de estadios. A Faris Badwan, el cantante, le sienta rematadamente bien su silueta recortada contra los focos estrobosc¨®picos, con la rodilla flexionada y el pie en el monitor. Cay¨® alguna de Skying y tocaron, c¨®mo no, Within a sea y su sintetizador virtuoso que pega por la espalda. Sonaron inmaculados y gustaron. Y cerraron con Something to rememeber, la canci¨®n de su ¨²ltimo disco que m¨¢s se parece a sus primeros discos. Y casi, generaron el mismo entusiasmo que al principio.