El pa¨ªs de los r¨ªos de chocolate

De "pa¨ªs de los mil r¨ªos" a "pa¨ªs de los r¨ªos de chocolate". Galicia ha quedado atravesada, desde el fin de semana pasado y durante los ¨²ltimos d¨ªas de lluvia, por arterias de l¨ªquido espeso y oscuro. El arrastre masivo de cenizas y tierra desde las laderas calcinadas por los fuegos de octubre era un desastre anunciado desde el primer momento por los grupos ecologistas. Pero su aviso y sus trabajos de voluntariado construyendo barreras al margen de la Administraci¨®n no bastaron para evitarlo.

Las zonas de la comunidad (algunas de ellas protegidas sobre el papel) que sufrieron incendios con una intensidad alta, es decir, donde el fuego permaneci¨® ceb¨¢ndose m¨¢s tiempo, devorando incluso las ra¨ªces de los ¨¢rboles, padecer¨¢n la erosi¨®n del suelo hasta ocho meses despu¨¦s de las llamas. Esta ¨²lcera en la piel del monte gallego ser¨¢ mayor o menor dependiendo de la fuerza de las lluvias y el viento hasta junio. Seg¨²n un estudio elaborado por Mar¨ªa Sala y Xavier ?beda, profesores de la Universitat de Barcelona, la intensidad del fuego es un elemento "determinante" en las tasas de escorrent¨ªa y erosi¨®n.

En el de grado bajo, la cubierta de hojarasca evita la escorrent¨ªa y el impacto directo de la lluvia contra el suelo. En el de intensidad media, la escorrent¨ªa y la erosi¨®n decrecen gradualmente con el tiempo. En el incendio de gran combusti¨®n, donde el fuego se empecina y no pasa de largo "aparecen picos de erosi¨®n incluso ocho meses despu¨¦s". Seg¨²n el colectivo Amigas das ?rbores, en algunas zonas como la Ribeira Sacra de Ourense las especies de ribera se desploman porque el suelo abrasador ha consumido sus ra¨ªces. El mismo grupo denunci¨® el jueves pasado mientras fotografiaba las riadas de lodo negro en la cuenca del r¨ªo Arnoia que ese d¨ªa se hab¨ªa presentado all¨ª "para empezar a trabajar" una brigada de Tragsa, el holding p¨²blico de servicios de emergencia y conservaci¨®n de la naturaleza. "?A buenas horas!", exclamaba impotente Xos¨¦ Santos, miembro de Amigas das ?rbores y agente forestal desde hace 35 a?os. Santos lleva muchas semanas clamando contra la impasividad de la Xunta para realizar trabajos de restauraci¨®n, limpieza y contra una erosi¨®n que se ve¨ªa venir. Tambi¨¦n contra el inquietante "silencio de la oposici¨®n".

"Si el fuego ha sido poco severo y quedan herb¨¢ceas, hojas y dem¨¢s, en semanas puede volver a estar verde. Pero esto no debe enga?arnos: la erosi¨®n se producir¨¢ hasta que al menos un 60% de la superficie del suelo est¨¦ cubierta por vegetaci¨®n", explica el edaf¨®logo e investigador del CSIC Seraf¨ªn Gonz¨¢lez, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN). Santos, por su parte, avisa de la contaminaci¨®n que el arrastre de cenizas est¨¢ causando ya en las aguas de manantial de la monta?a, "cuando es sabido que en la Galicia rural casi todos los vecinos beben de manantiales" o de sistemas de abastecimiento que tambi¨¦n se nutren de ellos.

?l mismo grab¨® este jueves im¨¢genes en la Serra de Meda, en aguas tributarias del r¨ªo Arnoia (el m¨¢s largo de Ourense, afluente del Mi?o), entre los ayuntamientos de Esgos y Xunqueira de Espadanedo (Ribeira Sacra), y tambi¨¦n difundi¨® fotos de los municipios de Ba?os de Molgas y Allariz, todos ellos en Ourense. El Arnoia a su paso por estas localidades "parec¨ªa un r¨ªo de cuenca minera, lleno de chapapote de monte, cenizas, restos vegetales y fango. Era un r¨ªo de chocolate espeso".

En 72 horas de infierno, en octubre ardieron en la comunidad aut¨®noma 49.171 hect¨¢reas. El fuego fuera de control sigui¨® trabajando luego con intensidad durante d¨ªas en ¨¢reas supuestamente protegidas por la Administraci¨®n como O Xur¨¦s y el Macizo Central, en Ourense, y Os Ancares, en Lugo. El paisaje se hallaba deshidratado por la sequ¨ªa y mucho tiempo despu¨¦s del fuego continuaba incandescente. Justo antes de la estrepitosa entrada de la borrasca Ana, Amigas das ?rbores fotografi¨® columnas de humo que segu¨ªan levant¨¢ndose del suelo en las turberas de la Ribeira Sacra. Seraf¨ªn Gonz¨¢lez afirma que el Gobierno gallego no est¨¢ invirtiendo lo que deber¨ªa en proteger los suelos heridos: "Las tareas de intervenci¨®n postincendio est¨¢n focaliz¨¢ndose de modo que sean visibles", denuncia. Seg¨²n diversos colectivos ecologistas gallegos, solo se ha estado colocando barreras y limpiando los restos de la cat¨¢strofe en los escenarios "m¨¢s publicitarios".

"En la mayor¨ªa de los montes no hicieron nada, est¨¢n jugando al despiste", insiste Santos, y a continuaci¨®n se pregunta qu¨¦ ha sido de la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, en un penumbroso segundo plano desde aquel "domingo negro" del 15 de octubre. Como representante ecologista y miembro del Consello Forestal de Galicia, Santos va a exigir a la Xunta "los datos, zonas de actuaci¨®n y superficie" sobre la que se ha llegado a hacer algo en estos dos meses en los que los grupos medioambientales y los vecinos conten¨ªan el aliento temiendo las trombas de agua. Ahora "ya es tarde", los arrastres fueron "grav¨ªsimos" esta semana y se constata visitando r¨ªos como el Ni?odaguia, afluente del Arnoia.

Augas de Galicia, que recientemente alert¨® sobre el estado del agua de Vigo a causa de la sequ¨ªa, asegura que "de momento" no se ha detectado "afecci¨®n" por culpa del arrastre de cenizas: ni en puntos de captaci¨®n para consumo humano ni en los bancos marisqueros. No obstante, en las desembocaduras costeras de los r¨ªos, los mariscadores se preparan para combatir lo que significar¨ªa cuantiosos da?os a las puertas de la campa?a de Navidad.

"Se est¨¢ perdiendo la capa m¨¢s f¨¦rtil y productiva del suelo", avisa el presidente de la SGHN. Una "espiral de degradaci¨®n" y "empobrecimiento" en la que entran los ecosistemas que arden de manera recurrente. Ah¨ª el suelo pierde capacidad para almacenar agua y, por tanto, es m¨¢s f¨¢cil que arda. "El jueves, cuando fui al monte a comprobar los estragos de la lluvia, hubiera preferido quedarme en la cama", confiesa el agente forestal Xos¨¦ Santos. "Ni com¨ª ni ten¨ªa ganas. No tengo palabras... en estos montes llevo trabajando desde 1991; mis compa?eros forestales y yo plantamos todo tipo de ¨¢rboles. Estoy emocionalmente deshecho".