Larga vida al ¡®underground¡¯
Stereoparty, el recopilatorio anual de Subterfuge Records, celebra su 25 cumplea?os con un macroconcierto en el Circo Price
La oficina de Subterfuge es un museo de objetos memorandos y memorables: desde un tocadiscos de juguete Fisher Price, que funciona como uno de verdad, hasta cientos de figuras de personajes de ciencia ficci¨®n, pasando por m¨¢s de 150 metros cuadrados de paredes atiborradas de p¨®sters, artilugios, fotograf¨ªas y pegatinas de todos los colores y motivos imaginables. Las paredes de la discogr¨¢fica recorren la m¨²sica, el cine, el c¨®mic y cualquier manifestaci¨®n de la cultura underground de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas.
¡°Nos est¨¢n pidiendo que organicemos visitas guiadas, y estamos en ello. A lo tonto, hemos reunido un buen pedazo de historia¡±, dice Carlos Gal¨¢n (Madrid, 1968), mientras endereza un cartel de un concierto de 1993 ligeramente inclinado. ¡°Parece un caos, pero tengo controlada hasta la ¨²ltima pegatina¡±, dice sobre su particular entrop¨ªa. Junto a Gema del Valle (Toledo, 1973), fundaron hace casi tres d¨¦cadas Subterfuge Records, una compa?¨ªa que es el relato ineludible de lo que ha significado en nuestro pa¨ªs la m¨²sica independiente. Su disco recopilatorio anual Stereoparty, que aglutina lo mejor de su repertorio, cumple 25 a?os con Viva Suecia, Neuman, Anni B Sweet, Arizona Baby, Luthea Salom, Havoc, Alejandro Pelayo (Marlango), Joe la Reina o LKan, entre otros. Algunos de estos artistas actuar¨¢n el pr¨®ximo jueves 18 de enero en un concierto que se celebrar¨¢ en el Circo Price.
Cuando empezaron, publicar discos no estaba en sus planes: ¡°Nacimos en 1989 como un fanzine de m¨²sica, c¨®mics y cine¡±, explica Del Valle, ¡°us¨¢bamos recortes de fotos y una fotocopiadora. Para los fondos psicod¨¦licos muchas veces fotocopi¨¢bamos mi ropa¡±. Repart¨ªan la publicaci¨®n ellos mismos, y se financiaban con anuncios de garitos locales que Gal¨¢n ¡ªen aquel momento estudiaba Historia del Arte¡ª dibujaba a mano: el Agapo, la Maravillas o La V¨ªa L¨¢ctea se intercalaban en sus p¨¢ginas. Locales donde al mismo tiempo se empapaban de las bandas que ignoraban los medios generalistas.
¡°Para entrevistar a un grupo australiano, por ejemplo, le mand¨¢bamos las preguntas por correo tradicional y recib¨ªamos las respuestas escritas a mano a los cuatro meses. En la era preinternet y sin apenas recursos, todo se mov¨ªa de forma epistolar¡±, recuerda Gal¨¢n.
Para el cuarto n¨²mero del fanzine, tuvieron la idea de adjuntar un siete pulgadas con bandas de Madrid. ¡°Vimos que la fabricaci¨®n y la burocracia de un disco no era algo tan complicado como imagin¨¢bamos¡±, explican. De modo que empezaron a editar las bandas que ellos mismos descubr¨ªan: Australian Blonde, Manta Ray, Mercromina, Sexy Sadie, Undershakers o Fangoria fueron sus primeros y certeros hallazgos. Todos ellos han pasado por las ediciones recopilatorias de Stereoparty. ¡°Cuando nos quisimos dar cuenta, nuestro hobby se hab¨ªa convertido en nuestra profesi¨®n¡±, cuenta del Valle, que cuando empez¨® apenas ten¨ªa 15 a?os y so?aba con ser periodista.
¡°En Subterfuge ha habido dos momentos clave¡±, puntualiza Gal¨¢n: ¡°Descubrir a Dover y superar lo de Dover¡±. Se refiere a cuando cay¨® en sus manos, a mediados de los noventa, la maqueta del Devil came to me, un disco de rock independiente que convirtieron en un fen¨®meno de masas, con casi un mill¨®n de ejemplares vendidos. ¡°Aquello nos vino grande¡±, sigue Gal¨¢n, ¡°ampliamos la oficina, el personal y las expectativas sin saber muy bien hacia d¨®nde ¨ªbamos. Estuvimos a punto de estropearlo todo¡±.
Entonces se sentaron, tomaron aire, y se recolocaron en su h¨¢bitat natura: la escena independiente. ¡°Por mucho ¨¦xito que tengan algunas de nuestras bandas, nunca nos podremos comportar como una multinacional, porque no funcionamos igual. No dependemos de accionistas ni grandes grupos de comunicaci¨®n, solo de nosotros mismos. Igual que cuando empezamos¡±, zanjan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.