Burgues¨ªa corrupta y en ca¨ªda libre

Tom¨¤s de Lloberola observa con rabia como un par de operarios descuelgan el precioso tapiz de su majestuoso sal¨®n. Es el inicio del fin; la ca¨ªda de una familia aristocr¨¢tica catalana. Por ello, el s¨¦ptimo Marqu¨¦s de Sitjar no baja la cabeza y se esfuerza por no mostrar debilidad. Cuando el tapiz desaparece de la escena, el marqu¨¦s se derrumba en uno de los bellos sillones de art d¨¦co de la estancia.

Con esta estampa, la directora?S¨ªlvia Munt y la guionista Coral Cruz nos presentan Vida privada, la miniserie de televisi¨®n que adapta el libro de?Josep Maria de Sagarra a la peque?a pantalla y que TV3 (hoy y 14 de mayo) coproduce junto a Ober¨®n. Con una de las grandes obras de la literatura catalana, Sagarra retrat¨® la Barcelona costumbrista de 1929, en la que los ¨²ltimos coletazos de la dictadura de?Primo de Rivera se mezclaban con los anhelos de libertad de la II Rep¨²blica, que llegar¨ªa un a?o m¨¢s tarde. El centro de la obra es la familia Lloberola que, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, asiste a su decadencia.

Munt describe a?Sagarra como un ¡°psic¨®logo que refleja todas las capas de las personas¡±. A la regidora le interesa conocer ¡°por qu¨¦ actuamos como actuamos¡±.

Los hermanos Frederic y Guillem Lloberola intentan gestionar con m¨¢s o menos ¨¦xito la previsible ca¨ªda de su familia. Frederic (Francesc Garrido), el primog¨¦nito, representa el fracaso de este intento de la nobleza por adaptarse a los cambios convulsivos de la ¨¦poca y su orgullo lo condena a una profunda deca¨ªda personal.

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Ante la p¨¦rdida de poder e influencia de su apellido, el hermano menor reacciona prest¨¢ndose a cualquier acci¨®n y proposici¨®n para regresar a una c¨²spide social, a la que no piensa renunciar. Guillem, interpretado por Pablo Derqui, que sigue dando vida al?Cal¨ªgula de Mario Gas, ve paralelismos en la corrupci¨®n de Vida privada con la actualidad. Para ¨¦l, la obra presenta ¡°un mundo de corruptelas, de bajas pasiones y de dobles morales que vemos cada d¨ªa en las ¨¦lites pol¨ªticas¡±.

De la misma decadencia viene la prostituta Rosa Trenor, que luchar¨¢, como apunta la actriz Maria Molins, entre la ¡°fragilidad y la dureza para no caer en la pasi¨®n¡± que siente por Frederic.

En tan solo cinco semanas y con una ¡°presi¨®n muy grande¡±, Munt ha rodado este proyecto con una cuidada escenograf¨ªa y decoraci¨®n, que logra que el espectador viaje hasta las lujosas residencias arist¨®cratas de los a?os veinte. Un esfuerzo en el que interviene la ¡°magia¡± del director de fotograf¨ªa David Omedes, apunta la directora que ha rodado parte de esta producci¨®n en Lleida.

Una ¡°magn¨¦tica¡± Aida Folch, en palabras de Munt, interpreta a Conxa Pujol, una bella y pasional baronesa que se entrega, junto a su marido, a lascivos juegos sexuales con terceros. Pedro Casablanc, que se atreve por primera vez con el catal¨¢n en televisi¨®n, interpreta a su marido, respetado Bar¨®n de Falset.

Encarnando al Marqu¨¦s de Lloberola, el veterano Pep Cruz se ve obligado a lidiar con sus dos hijos, incapaces de asegurar la noble descendencia de su estirpe. Cruz se enamor¨® de la obra de Sagarra cuando rondaba la veintena y qued¨® impresionado por la ¡°opresi¨®n del catolicismo¡± que el mismo, dice, tambi¨¦n vivi¨® en su infancia. El actor recuerda de los curas que, al servicio de las grandes mas¨ªas, viv¨ªan entre los miembros de las familias poderosas, como la que encabeza en la ficci¨®n.