La nueva vida del segundo edificio de Madrid al que lleg¨® la luz el¨¦ctrica
El Gran Hotel Ingl¨¦s, el primero en apostar por el lujo en 1886, reabre tras una reforma integral y seis a?os cerrado
¡°Hotel restaurant de primer orden, en edificio construido ad hoc,aumentado y reformado [...] Magn¨ªficas habitaciones para familias, sal¨®n para 500 personas [...] ba?os en todos los pisos, tel¨¦fono, ascensor, calefacci¨®n por vapor, luz el¨¦ctrica en todas las habitaciones [...] Int¨¦rprete y autom¨®vil del hotel en las estaciones¡±. El Gran Hotel Ingl¨¦s debi¨® de ser el colmo de la modernidad cuando se inaugur¨® en el Madrid de 1886, 33 a?os despu¨¦s de que se levantara el edificio, en la calle del Lobo, llamada as¨ª por uno de sus vecinos, un cazador que ten¨ªa disecada a una de sus presas en el balc¨®n; aunque dos a?os despu¨¦s el Ayuntamiento decidi¨® cambiarle el nombre por el de Echegaray. El texto citado, sacado de un anuncio de la ¨¦poca, incluye los precios (habitaciones a cuatro pesetas y pensi¨®n completa desde 12,50). En otro de los documentos que conserva la nueva, y tambi¨¦n lujosa, versi¨®n de este establecimiento se asegura: ¡°Hablamos todos los idiomas¡±.
Ahora nadie sabe a qu¨¦ lenguas se refer¨ªan sus antiguos propietarios, Ibarra y Aguado, cuando aseguraban que pod¨ªan entenderse con cualquiera, viniese de donde viniese; pero lo que s¨ª precisa Javier Polo, director del renovado Gran Hotel Ingl¨¦s, que reabri¨® el pasado marzo tras dos a?os de obras, es que fue el segundo edificio en la capital en contar con luz el¨¦ctrica, despu¨¦s de las Cortes, y el primer hotel en disponer de un restaurante abierto al p¨²blico, no solo a sus ilustres clientes. El establecimiento, que era el hotel m¨¢s antiguo de Madrid, cerr¨® sus puertas en 2012 y el nuevo edificio, del que se han conservado solo la fachada original y algunos elementos como las columnas de hierro del hall,se inspira en el esp¨ªritu de aquel negocio.
Los detalles art d¨¦co del gran sal¨®n que da a la entrada, en el que funciona el bar Lobbyto, parecen salidos de la pel¨ªcula El gran Gatsby, incluso en los t¨ªtulos que ofrece su biblioteca se ha intentado recrear los a?os dorados del negocio. Un tiempo en el que desfilaron por el Gran Hotel Ingl¨¦s literatos, artistas, cupletistas, toreros y hasta revolucionarios como Jos¨¦ Rizal, el filipino que en 1894 pronunci¨® un discurso en el restaurante en el que sent¨® las bases de la independencia de Filipinas.
Valle-Incl¨¢n, Gald¨®s, Virginia Woolf, Carlos Gardel, Chap¨ª, Bret¨®n, Raquel Meller, Rusi?ol, Matisse... La lista en sus m¨¢s de 120 a?os de funcionamiento es largu¨ªsima y est¨¢ plagada de an¨¦cdotas como que fue escenario de la aventura que tuvieron la bailarina Pastora Imperio y el torero Rafael G¨®mez, Gallito, aireada por la prensa de la ¨¦poca, y que acab¨® en boda.
Para la segunda vida del establecimiento, sus nuevos propietarios ¡ªuna familia mallorquina que tambi¨¦n posee la Posada Terra Santa en Palma¡ª han contado con el dise?ador de interiores estadounidense David Rockwell, autor del restaurante Nobu Fifty Seven en Nueva York o de la escenograf¨ªa de los Oscar en 2009 y 2010. El concepto es el mismo con el que naci¨® el hotel: calidad y ¨²ltimas tecnolog¨ªas y que tambi¨¦n llega a la cocina de su restaurante, Lobo 8, que dirige el chef madrile?o Willy Moya.
El restaurante, abierto a la calle como el primero, persigue ser ¡°un cl¨¢sico vanguardista¡±, asegura Moya, de 47 a?os, formado en Francia y antiguo propietario del Poncio Triana, en Sevilla. El chef se inspira tanto en la cocina madrile?a como en la andaluza, de la que es un gran conocedor, para crear sus propias versiones de la carrillada ib¨¦rica, la corvina al hinojo con trigueros, el ajo blanco con sorbete de higo chumbo o el carpaccio de besugo con aguacate y cilantro.
Con un precio medio por comensal de 60 euros, el local ofrece tambi¨¦n la posibilidad de dise?ar un men¨² degustaci¨®n (70 euros) con ocho de los productos de la carta a gusto del consumidor. Todo un reto para la cocina.
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