El bibliob¨²s de Quim Monz¨®
El escritor mezcla intimidades de su infancia con la situaci¨®n pol¨ªtica en la entrega del 50? Premi d¡¯Honor de les Lletres Catalanes
Cuando el 7 de marzo se hizo p¨²blico que Quim Monz¨® era el 50? Premi d¡¯Honor de les Lletres Catalanes, el escritor, siempre raudo en la r¨¦plica, ingenioso y chispeante, ya avanz¨® que no sab¨ªa como responder a la carta que el presidente de ?mnium Cultural, Jordi Cuixart, le escribi¨® desde la c¨¢rcel de Soto del Real, fruto del proc¨¦s, para comunicarle el fallo. ¡°No s¨¦ qu¨¦ decirle, no consigo acabarla¡±, dijo sobre la misiva de respuesta, incomodidad moral que hizo extensible al discurso que deb¨ªa pronunciar al recibir el galard¨®n. Ayer, llegado el momento, ante un Palau de la M¨²sica Catalana con 2.000 personas, Monz¨®, en una situaci¨®n que calific¨® de ¡°anormal¡±, hizo lo propio consigo mismo: control¨® un poco su humor ¨¢cido tan propio de su obra y de su distancia corta (maneras tambi¨¦n de ocultarse uno mismo) y, quiz¨¢ como homenaje a Cuixart, entreabri¨® una ventana que siempre tiene cerrada: la de su vida.
Lejos, pues, del cuento con mucha retranca de su discurso con el que abri¨® la 59? edici¨®n de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt de 2007 que tenia a la cultura catalana como invitada, Monz¨® se agarr¨® al modelo de respuesta de los galardonados con los Oscar y se remont¨® a episodios de su infancia que le llevaron a la lectura y la escritura.
Cultura transgresora
Desde el asiento 3 de la fila 7, cerca del president Torra, Monz¨® vio un acto que marcaba lo que ¨¦l simboliza tambi¨¦n: la cultura como transgresi¨®n. Dos barras de bar hac¨ªan de escenario donde se le¨ªan o escenificaban textos suyos. Dos de impactantes: un superm¨¢n desnudo integral porque pas¨® su ropa a una mujer tambi¨¦n desnuda; y una actriz que se mov¨ªa a espamos al ritmo de los tics faciales de Monz¨®. El p¨²blico us¨® un antifaz con cuernos de demonio para recibir a Albert Pla y su Juerga catalana. Otra transgresi¨®n fue la de Jordi Cuixart: el d¨¦cimo presidente de ?mnium (primero ausente de un Premi d'Honor por estar encarcelado), cit¨® en su carta: "?mnium naci¨® para salvar las palabras y ahora, en democracia, tenemos el reto de salvar los derechos humanos". Y los versos del activista nigerano Ken Saro-Wiwa: "La verdedera prisi¨®n... es la juez que escribe en su libro / un castigo que sabe que ¨¦s inmerecido".
As¨ª, tras se?alar que naci¨® un lunes de marzo de 1959 y que pas¨® d¨ªas en la Maternidad de Barcelona porque sali¨® medio ahogado por el cord¨®n umbilical, confes¨® que el ¡°centro narrativo¡± de su casa era la radio, en la que escuchaba ¡°radionovelas y cuentos infantiles, de los que aprend¨ª mucho¡±.
Tampoco hab¨ªa mucha cosa en casa que leer: un par de novelas, un diccionario y un manual de instalaciones el¨¦ctricas, que su padre compr¨® ¡°para ver c¨®mo iba la electricidad y los cables y ahorrarse el pagar un lampista¡±.
La met¨¢fora lleg¨® cuando cit¨® el bibliob¨²s de la Diputaci¨®n que aparcaba en la plaza de Sants y que le permiti¨® a acceder a la lectura, capital junto a los libros de viejo del mercado de Sant Antoni. Desde los 14 a?os que empez¨® a trabajar, compraba vol¨²menes, pero tambi¨¦n robada ¡°igual que hay pol¨ªticas que, sin querer, se ponen en la bolsa potes de crema antienvejecimiento¡±, dijo en referencia a Cristina Cifuentes, de las pocas bromas que se permiti¨®. El Drugstore del Paseo de Gr¨¤cia (¡°qu¨¦ f¨¢cil era llev¨¢rselos¡±) fue su lugar de hurto preferido.
Madre d¨¦spota y n¨¢usea
Chico de piso, poco sociable, desordenado lector de Salgari a Beckett, Monz¨® se puso a escribir ¡°como terapia¡± porque ¡°odiaba el mundo que me rodeaba, el r¨¦gimen claustrof¨®bico que regia el pa¨ªs y mis padres; sobre todo, mi madre, que me parec¨ªa d¨¦spota¡±. La ¡°n¨¢usea¡± era tal que imagin¨® ¡°muchas veces¡± tirarse por el balc¨®n. Por eso, el primer relato que escribi¨® con eso, 14 ¨® 15 a?os, lo titul¨® El suicidi: el adolescente, solo en casa, se tira por el balc¨®n, pero no logra matarse. Al parecer tambi¨¦n compon¨ªa poemas, ¡°que no leer¨¢ nadie porque, acertadamente, un d¨ªa los queme¡±.
El giro literario con el bibliob¨²s lo realiz¨® cuando, a modo de flashback, record¨® que cuando el veh¨ªculo de la Diputaci¨®n no sab¨ªan entonces que el primero naci¨® con la Mancomunitat y que uno de ellos, el 23 de enero de 1939, ante la inminente entrada de las tropas franquistas a Barcelona, llevar¨ªa a Rodoreda, Oliver, Trabal y Obiols al exilio. ¡°Que en vez de proveer de libros a los ciudadanos se utilizara para llevar escritores al exilio es un retrato n¨ªtido de lo que hemos vivido al largo de la historia y de lo que vivimos a¨²n¡±. Y acab¨® como dijo el cr¨ªtico Manel Oll¨¦ antes desde el escenario: el final del relato, como la punta de una flecha: ¡°Me pregunto si deberemos volver a utilizar pronto un bibliob¨²s para que personas, escritores o no, puedan escapar de la injusticia, la opresi¨®n y la tiran¨ªa¡±. Y cant¨® Els Segadors.
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