Un cl¨¢sico, un perfecto desconocido
El cantautor escoc¨¦s debuta en Madrid en ¡®petit comit¨¦¡¯ con un repertorio tan brillante que recuerda al mejor McCartney
?Cu¨¢ntas canciones hermosas pueden nacer a lo largo de un a?o? Imposible afinar con una respuesta cient¨ªfica, pero nos encontramos ya en condiciones de formular una primera acotaci¨®n: un significativo porcentaje de ellas provienen de Escocia. Lo comprobamos solo cuatro d¨ªas atr¨¢s con el regreso de Travis, banda en tiempos popular¨ªsima, y lo refrendamos anoche en el Caf¨¦ Berl¨ªn con un perfil muy diferenciado, el del solista y debutante Daniel McGeever, un misterio (por ahora) en el circuito al que bastar¨ªa con atender m¨ªnimamente para agregar a nuestras listas de debilidades.
McGeever proviene de Edimburgo y es la estampa misma del hombre de la calle, con los vaqueros deshilachados y la media melena como un antiguo integrante del grupo 10cc. Podr¨ªamos cruz¨¢rnoslo como m¨²sico callejero y no reparar en su presencia, y ser¨ªa una grave p¨¦rdida. Porque el autor de Cross the water, su primer ¨¢lbum en solitario, acredita una facilidad pasmosa para la canci¨®n fabulosamente enriquecida. Esa que dinamita la vieja y acomodaticia teor¨ªa de que con tres acordes basta para resolver la papeleta.
McGeever demostr¨® una val¨ªa enorme durante 35 minutos en solitario, con temas propios y de su banda (The Wellgreen), antes de llamar a sus cuatro aliados para exhibir el nuevo ¨¢lbum, ¨ªntegro y en orden. Y la plasmaci¨®n fue fascinante, ya desde la inaugural Julia. Tan rica, exuberante e impredecible como el McCartney de 1970 (y m¨¢s si luego llega un tema titulado Roses for Rita), aunque la memoria auditiva tambi¨¦n nos pod¨ªa llevar hasta Andrew Gold o Colin Blunstone.
Si a?adimos que el timbre ¡ªtierno, agudo y siempre propenso al falsete¡ª recuerda al mism¨ªsimo Gary Louris, y a veces tambi¨¦n las progresiones arm¨®nicas (MMXIII), solo podremos advertir de que la tanda result¨® una preciosidad. Paradojas: he aqu¨ª un hombre que podr¨ªa, y hasta deber¨ªa, erigirse en artista cl¨¢sico aunque por ahora se quede en perfecto desconocido.
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