Sobre la destrucci¨®n (creativa) de libros
La artista Alicia Mart¨ªn expone sus trabajos ¡®biblioclastas¡¯ en la galer¨ªa Luc¨ªa Mendoza hasta el 27 de julio
En algunas fotos y v¨ªdeos de Alicia Mart¨ªn (Madrid, 1964) aparecen dos manos rompiendo por la mitad un libro (como si fuera f¨¢cil), un libro aleatorio y gen¨¦rico, no se sabe cu¨¢l. Cosa rara en un mundo donde ese objeto llamado libro es reverenciado como un t¨®tem y parece merecer una vida eterna rulando por librer¨ªas de viejo, rastrillos y cafeter¨ªas con biblioteca y encanto: ?Qui¨¦n puede matar a un libro? La rotura de libros que aqu¨ª se plantea, en la obra Mon¨®logo, tiene algo de provocaci¨®n punk. "M¨¢s bien una provocaci¨®n hacia dentro", explica Mart¨ªn, "en realidad lo veo como una ruptura radical con algo, con la educaci¨®n o la cultura recibida, con aquello que nos viene dado". De fondo, en la pieza de v¨ªdeo, suena canto gregoriano, canto tibetano y m¨²sica suf¨ª. "Todos esos cantos que alargan las vocales", dice la artista. Las manos siguen rasgando los libros como si fueran una sola hoja de papel.
La artista lleva desde los a?os 90 trabajando sobre el libro como materia prima para sus creaciones. Las m¨¢s conocidas son las grandes esculturas librescas que comenzaron en 2005 con aquel chorro de libros que escup¨ªa la Casa de Am¨¦rica por sugerencia del comisario Rafael Doctor Roncero. "Ya all¨ª hab¨ªa gente que se indignaba al ver aquel uso que consideraban equivocado de los libros", dice la artista, "recuerdo a un se?or que estaba muy enfadado, rojo de ira. Le dije que si quer¨ªa rescatar alguno de los libros era libre para ello. Estuvo mirando un rato, pero al final no se llev¨® ninguno". Despu¨¦s de esa primera escultura llegar¨ªan otras en M¨¦xico, La Haya, Roma, C¨®rdoba o Santiago de Compostela: esferas de libros, rosquillas de libros, torrentes de libros, monta?as y mareas de libros y libros. "Esta forma de utilizar los libros es una manera de desordenar, de cambiar la estructura de lo que nos viene impuesto", dice la libresca escultora.
En la actual exposici¨®n, retratodeartista, (hasta el d¨ªa 27 en la galer¨ªa Luc¨ªa Mendoza, c/ B¨¢rbara de Braganza, 10, dentro de PHotoEspa?a) Mart¨ªn muestra, bajo el comisariado de Francisco Carpio, otros de sus outputs fuera del gran formato y el espacio p¨²blico: fotograf¨ªas, v¨ªdeos y esculturas de tama?o medio, con el libro otra vez como protagonista y, en especial, el libro relacionado con el arte. Otras de sus obras biblioclastas son esos "collages" (Mart¨ªn los llama as¨ª) que dan nombre a la exposici¨®n, consistentes en un cat¨¢logo de arte atornillado a un lienzo que luego la artista destroza y arruga a martillazo limpio, hasta crear un extra?o volumen de papel deforme. Los golpes errados quedan registrados en el lienzo dando una idea de la violencia de la acci¨®n. Es la destrucci¨®n creativa de los libros, como la entender¨ªa el economista Joseph Schumpeter.
En la serie de fotos titulada Inbreeding (o Endogamia), Mart¨ªn toma im¨¢genes de las im¨¢genes de cat¨¢logos art¨ªsticos que a su vez son im¨¢genes de otra cosa, como en un juego de espejos. "Son reproducciones de reproducciones de reproducciones de reproducciones", insiste la artista, las im¨¢genes art¨ªsticas que tienden al infinito. No muy lejos se encuentra precisamente, un ejemplar del libro La obra de arte en la ¨¦poca de su reproductibilidad t¨¦cnica, de Walter Benjamin, en edici¨®n alemana de bolsillo, y sujeto precariamente por dos l¨¢minas de cristal rotas. "Quer¨ªa dar la sensaci¨®n de un equilibrio inestable, esa inmediatez, y trabajar con materiales que tengo al alcance, en el estudio, que es algo que siempre hago", explica Mart¨ªn. En otra fotograf¨ªa de gran formato, Jardines, los libros brotan de una verde pradera, como una primavera de letras. En realidad, seg¨²n Mart¨ªn, esos vol¨²menes torcidos sobre la hierba podr¨ªan representar las l¨¢pidas de un cementerio tirando a rom¨¢ntico, que surge de una propuesta realizado en el Museo Arqueol¨®gico de Zamora, donde las antiguas l¨¢pidas inspiraron a la artista.
Dicen que se aprende mucho de libros, m¨¢s all¨¢ de ley¨¦ndolos, pasando tiempo en bibliotecas y librer¨ªas, tocando unos y otros, mirando las solapas. Mart¨ªn tambi¨¦n manipula muchos libros, miles de libros, y algo queda. "As¨ª tambi¨¦n se aprende, sobre todo de formatos, editoriales, etc¨¦tera", dice la artista, "otro proceso bonito es el de las personas que participan en la creaci¨®n de una escultura, como primero manipulan los libros sin prestarles mayor atenci¨®n, pero, poco a poco, se van parando, interesando, leyendo¡ Hasta que preguntan "?Este me lo puedo llevar?".
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