Papeles de la gloria revolucionaria
Una exposici¨®n en el Museo del Romanticismo celebra el 150 aniversario de la revoluci¨®n de 1968
Aunque es dif¨ªcil decir con precisi¨®n cu¨¢nto dur¨® un movimiento sociocultural como el Romanticismo, con frecuencia suele identificarse en Espa?a con el reinado de Isabel II, ¡°la de los tristes destinos¡±. Es decir, desde la muerte de Fernando VII (1933) hasta la revoluci¨®n de 1868, llamada La Gloriosa, que hizo a la reina exiliarse a Francia y dio comienzo a una nueva etapa (el Sexenio Democr¨¢tico) en la convulsa y compleja historia de la Espa?a del siglo XIX. Con motivo de su 150 aniversario, el Museo del Romanticismo (que, en la calle San Mateo 13, en realidad se ocupa de todo lo decimon¨®nico) dedica a los sucesos de 1868 una exposici¨®n titulada La Gloriosa, la revoluci¨®n que no fue, que se puede ver hasta el 13 de diciembre.
Todo comenz¨® el 18 de septiembre de 1868 (de ah¨ª que tambi¨¦n se la llame Septembrina), cuando el brigadier Topete se levanta en armas en C¨¢diz, dado el estado de crisis pol¨ªtica y econ¨®mica en el que se encontraba el pa¨ªs, y la continua sucesi¨®n de diferentes Gobiernos: el descontento hab¨ªa azuzado la voluntad de muchos de establecer en Espa?a un r¨¦gimen democr¨¢tico. Su lema: ¡°Viva Espa?a con honra¡±.
Si bien la revoluci¨®n tuvo el apoyo popular, ¡°no fue en realidad una revoluci¨®n como tal, sino un movimiento de ¨¦lites que pretend¨ªa el acceso al poder del Partido Progresista liderado por el general Prim¡±, escribe la comisaria Carmen Lin¨¦s Vi?uales, ¡°no hubo cambios en la estructura social o econ¨®mica del pa¨ªs, pero s¨ª en el sistema pol¨ªtico, adem¨¢s de avances en las libertades recogidos en la Constituci¨®n de 1869¡±. Entre esos avances se cuentan el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta, la libertad de culto, el derecho de asociaci¨®n, la libertad de ense?anza, etc¨¦tera.
As¨ª, con el apoyo del general Serrano las Juntas Revolucionarias se van extendiendo por la pen¨ªnsula y la revoluci¨®n, tras la victoria en la batalla del Puente de Alcolea, C¨®rdoba, triunfa en apenas 20 d¨ªas. Henri Regnault inmortaliza a Prim victorioso entrando en Madrid en un retrato ecuestre que se muestra en la exposici¨®n. La pintura de Joaqu¨ªn Sig¨¹enza Chavarrieta recoge en desfile militar triunfal a su paso delante del Congreso de los Diputados.
Despu¨¦s vendr¨¢ un gobierno provisional de Prim y Serrano (retratado en una fotograf¨ªa de Jean Laurent y Minier), la Constituci¨®n de 1869, que instauraba una monarqu¨ªa parlamentaria, y m¨¢s tarde el breve reinado de Amadeo de Saboya y el misterioso asesinato de Prim en la madrile?a calle del Turco. La cromolitograf¨ªa de Gisbert y Jim¨¦nez, de 1871, muestra al rey Amadeo visitando al cad¨¢ver del general Prim. Las dificultades para el nuevo r¨¦gimen no eran pocas: rebeli¨®n en Cuba, conflictividad social, el incumplimiento de promesas como eliminar las quintas (la forma de reclutamiento de la que, adem¨¢s, los ricos se salvaban pagando), etc. Por ¨²ltimo, la Primera Rep¨²blica. Y finalmente, despu¨¦s de los sucesivos fracasos, los borbones regresar¨¢n, en la figura de Alfonso XII: ser¨ªa la llamada Restauraci¨®n Borb¨®nica.
En la exposici¨®n, montada con fondos del propio museo, se puede ver el curso de la historia en los diferentes documentos, pinturas o fotograf¨ªas, como esos siempre hipn¨®ticos retratos de los prohombres de la segunda mitad del XIX, como el del general Narv¨¢ez, el de Salustiano de Ol¨®zaga, o el afiche que re¨²ne la efigie orgullosa de ¡°los gefes (sic) libertadores de Espa?a¡±, Prim, Topete y Serrano.
Es de inter¨¦s el nacimiento en aquella ¨¦poca de la prensa sat¨ªrica, gracias a la flamante libertad de imprenta, de la que se da muestra en la exposici¨®n con ejemplares de peri¨®dicos de la ¨¦poca como Jerem¨ªas o El p¨¢jaro rojo, que muestran vi?etas pol¨ªticas. ¡°Muchas de estas publicaciones inclu¨ªan ilustraciones humor¨ªsticas ya que los rostros de los pol¨ªticos se hicieron cada vez m¨¢s conocidos por el p¨²blico, fundamentalmente en entornos urbanos¡±, explica Lin¨¦s, ¡°la inclusi¨®n de estas caricaturas en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos era una forma de atraer lectores, adem¨¢s del habitual regalo o venta, junto con la gaceta, de barajas, almanaques, mapas, etc. Se produjo una aut¨¦ntica edad de oro del humor gr¨¢fico en Espa?a¡±. Precisamente, otra curiosidad es la baraja revolucionaria, que en vez de sotas, caballos y reyes, tiene por figuras a los h¨¦roes de la revoluci¨®n. Le falta, curiosamente, el as de oros, como si alguien lo hubiese utilizado a modo de amuleto o de marcap¨¢ginas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.