El Colegio de Arquitectos condecora a sus veteranos con platino y oro
Los laureados han permanecido entre 60 y 50 a?os vinculados a esta instituci¨®n troncal de la sociedad civil madrile?a
El Colegio de Arquitectos, entidad propulsora de la sociedad civil madrile?a, acaba de condecorar con insignias de platino y oro a aquellos alarifes que han mantenido sus v¨ªnculos colegiales durante seis y cinco d¨¦cadas, respectivamente. El hecho en s¨ª podr¨ªa pasar por un acto protocolario cualquiera, de los muchos que Madrid registra. Mas en este caso, dentro de la Semana de la Arquitectura 2018, no se trata de un acontecimiento al uso, sino que concierne a personas que, por su profesi¨®n, crearon ciudad, asentaron su tect¨®nica, la impregnaron con sus concepciones est¨¦ticas y erigieron hitos o edificios urbanos donde ahora habitamos. Adem¨¢s, conservaron o retrazaron las l¨ªneas maestras que definen el alma de la ciudad con la que hemos convivido y conviviremos durante muchos a?os. Ellos animaron la ense?anza del esp¨ªritu que el Arte que cultivan nos brinda.
En una ceremonia celebrada este jueves en la sede colegial madrile?a de la calle de Hortaleza, una quincena -de los 30 convocados- de veteranos arquitectos octogenarios y septuagenarios recibi¨® sendas ense?as de platino y oro, con las que la instituci¨®n madrile?a quiere distinguirles por su val¨ªa profesional. Entre los convocados para recibir el platino tras 60 a?os figuraban Vicente S¨¢nchez de Le¨®n, otrora decano del COAM, el hombre que impuls¨® la presencia cultural del colegio profesional en Madrid; Antonio Vallejo, miembro de una saga de arquitectos, ¨¦l mismo experto en la construcci¨®n con hormig¨®n; Santiago de la Fuente, autor de edificios de la entidad de la sede de UGT en Avenida de Am¨¦rica.
De los premiados con 50 a?os de colegiaci¨®n a sus espaldas destacan Pilar Ferr¨¢ndiz Josa, pionera de las mujeres arquitectas aqu¨ª colegiadas; Joaqu¨ªn Rold¨¢n Pascual, uno de los arquitectos municipales de Madrid m¨¢s renombrado, autor -entre muchas otras obras-, de la restauraci¨®n de la Casa de la Panader¨ªa en la Plaza Mayor y del palacio O¡¯Reilly, en la calle del Sacramento; Jaime Tarruell V¨¢zquez, defensor de la est¨¦tica urbana, adalid del patrimonio arb¨®reo de la ciudad, quien rehabilitara el Cas¨®n del Buen Retiro con el reto de preservar intactas las pinturas originales de Lucas Jord¨¢n sobre la b¨®veda del Sal¨®n de Baile del antiguo palacio de los Austrias; Juan Navarro Baldeweg, autor de los Teatros del Canal y pintor renombrado; Reinaldo Ruiz, art¨ªfice de algunos de los principales hospitales de toda Espa?a, el de Majadahonda incluido, m¨¢s las principales reformas de los de La Paz y el Cl¨ªnico; Miguel Oliver, quien ideara Puerto Sherry; Antonio Sabador, prestigioso perito judicial de Arquitectura o Felipe Samaran, el arquitecto que convocaba siempre a los arquitectos¡Otros de los premiados vieron sus expedientes profesionales timbrados tambi¨¦n por obras de nueva hechura, vivienda social, incluida, o apuestas urban¨ªsticas trascendentes, fruto de la incesante modernizaci¨®n del centro capitalino, de la periferia, la regi¨®n madrile?a y numerosas provincias.
Los laureados idearon las modificaciones del semblante de la ciudad y pugnaron con denuedo por impedir que la piqueta arramblara con hitos que definen la personalidad hist¨®rica de Madrid. Y lo hicieron, en la mayor¨ªa de los casos, desde visiones cosmopolitas, sin concesiones a un casticismo que ha da?ado mucho la textura de la ciudad. Esta generaci¨®n de arquitectos ahora homenajeados muestra, asimismo, una impronta con rasgos muy especiales. Cont¨® con referentes magistrales tan singulares como Francisco Javier Sa¨¦nz de Oiza, al que el Colegio dedica estos d¨ªas una exposici¨®n ¨²nica en su centenario; Luis Guti¨¦rrez Soto, Luis Moya, Miguel Fisac, Juan Manuel Fullaondo, V¨ªctor D¡¯Ors o Fernando Chueca Goitia, brioso decano, entre muchos otros, cuyas ense?anzas te¨®rico-pr¨¢cticas aplicaron a su ejercicio profesional con esmero, a?adido ¨¦ste al criterio propio que esgrimieron en sus actuaciones.
Laboratorio de ideas para la ciudad
Pero, adem¨¢s y sobre todo, los integrantes del segmento profesional laureado acometieron en torno a los a?os 80 del siglo XX la tarea de convertir su colegio profesional en un verdadero laboratorio de iniciativas ciudadanas, de fiscalizaci¨®n de la calidad de la actuaci¨®n arquitect¨®nica privada y p¨²blica, previa transformaci¨®n colegial en clave democr¨¢tica, alejada del corporativismo elitista que le hab¨ªa caracterizado durante la dictadura franquista. Y ello a costa de sortear varias escisiones colegiales en sectores enfrentados por divergencias conceptuales e ideol¨®gicas.
Por todo ello, el acto homenaje a la veteran¨ªa de los arquitectos condecorados este jueves en Madrid revisti¨® un aura de historicidad que muy pocos eventos semejantes contienen: ellos consumieron horas, meses, a?os enteros de peleas frente al tablero de dise?o, proyectando; lidiando con los contratantes y sus, a veces, tan extravagantes demandas; a vueltas con los c¨¢lculos infernales sobre el comportamiento de los materiales; visitando a pie de obra los frutos de lo proyectado; asaeteados por sofocantes cambios de normativas y reglamentos municipales; al cotejo de iniciativas t¨¦cnicas que surgen por doquier; recicl¨¢ndose a diario dentro de un panorama intelectual y est¨¦tico mutante e inexorable; y, sobre todo, resistiendo las crueles crisis de las burbujas inmobiliarias que han dejado la profesi¨®n de arquitecto sumida en la incertidumbre.
Han sido sus vidas muestra evidente de preocupaci¨®n por devolver a la sociedad la responsabilidad entregada en sus manos para hacer habitable la vida en la ciudad. Por ello, el respeto, la admiraci¨®n, la gratitud y la consideraci¨®n son las verdaderas insignias que ayer, sobre sus pechos, les impuso el Decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, gozoso de que muchos de los premiados sobrevivan junto a sus meritorias obras.
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