Fallece el escritor y cr¨ªtico Robert Saladrigas
Autor de novelas como 'Memorial de Claudi M. Broch' o 'La llibreta groga', reflej¨® las inquietudes y conflictos humanos en el mundo de hoy
Dec¨ªa Robert Saladrigas que la ambici¨®n de un novelista ¡ªen el fondo, tambi¨¦n un poco la suya misma como tal¡ª, deb¨ªa ser aprehender, ¡°abarcar el mundo entero¡±, las inquietudes de su tiempo, desde la m¨²sica y el cine a la pol¨ªtica y la vida cotidiana. Esa actitud omn¨ªvora y abierta la mantuvo siempre como escritor destacado de la llamada Generaci¨® dels 70, con obras como Memorial de Claudi M. Broch, y como reputado (y duro) cr¨ªtico literario, en buena parte de narrativa extranjera, durante casi cuatro d¨¦cadas. En uno y otro ¨¢mbito, con cierta extra?eza y reserva, pero sus protagonistas y ¨¦l mismo lo acaban superando. En lo personal, lo ha logrado hasta esta madrugada, cuando a los 78 a?os ha fallecido v¨ªctima de un c¨¢ncer que arrastraba desde hace un tiempo.
El mundo de Saladrigas lo constituy¨® una mir¨ªada de lecturas y, sobre todo, una treintena de libros publicados, pr¨¢cticamente la mitad novelas, surgidas de una imaginaci¨®n que estimul¨® su padre, el narrador de historias de una familia de la peque?a burgues¨ªa barcelonesa, ciudad donde naci¨® en 1940. Inoculado el virus, a los 15 a?os ya ten¨ªa, seg¨²n recordaba, una buena carpeta de cuentos en castellano, donde demostr¨® una pericia que le permiti¨®, apenas con 18, pasar a la lista de aspirantes al premio Nadal con una novela que titul¨®?No todo es negativo.
El salto a la lengua catalana no lo har¨ªa hasta que un d¨ªa no fue a entrevistar a Salvador Espriu, quien al preguntarle en qu¨¦ lengua escrib¨ªa, le espet¨®: ¡°?Y usted piensa que llam¨¢ndose Saladrigas i Riera har¨¢ alguna cosa, si escribe en castellano?¡±. Y as¨ª salt¨®. Quiz¨¢ influido por la literatura de Verne que devor¨® de joven, tras una primera obra, El cau (1966), arranc¨® su trayectoria literaria en el ¨¢mbito de la literatura juvenil con premio: Entre juliol i setembre obten¨ªa en 1966 el prestigioso Joaquim Ruyra, que abrir¨ªa (con un ¨¦xito que sobrepasar¨ªa con los a?os los 80.000 ejemplares) el camino a casi una decena de t¨ªtulos en ese ¨¢mbito. Muchas veces, la libertad formal que ah¨ª encontraba hac¨ªa que los escribiera a la par que estaba con una novela adulta.
Que escapara a lo juvenil era casi una necesidad porque Saladrigas no empezaba una novela si no ten¨ªa bien acorralada una idea ¡°contra las cuerdas¡±, como le gustaba definir en t¨¦rminos pugil¨ªsticos. Y eso explicaba tambi¨¦n que pasara a veces largos periodos de tiempo entre que iniciaba una novela y la acababa. Quiz¨¢ su formaci¨®n en el peritaje mercantil y en Econ¨®micas ayudara a ese poso m¨¢s cerebral. No era f¨¢cil su labor porque, en esa voluntad omn¨ªvora, la mayor¨ªa de sus novelas oscilaban ente el recuerdo de sus protagonistas de tiempos pasados y su choque con las ideas que acompa?an al vivir en el mundo contempor¨¢neo. Una enfermedad o una crisis de identidad estaban en la g¨¦nesis de esos personajes, a lo que Saladrigas a?ad¨ªa, como si de un doble reto se tratara, cierta investigaci¨®n y complejidad formal. Un ejemplo paradigm¨¢tico podr¨ªa ser Memorial de Claudi M. Broch, su obra m¨¢s celebrada y que le vali¨® el premio Nacional de la Cr¨ªtica, que contienen cuentos intercalados, cambios de voz narrativa y elipsis.
Era el de la corriente realista y ese enfrentarse a la vida contempor¨¢nea un mundo que ya hab¨ªa explorado con 52 hores a trav¨¦s de la pell (1970), el mismo a?o en que sali¨® publicado su libro de relatos Boires, con el que hab¨ªa obtenido el V¨ªctor Catal¨¤ el a?o anterior. Arrancar¨ªa as¨ª una trayectoria notable y en buena parte reconocida con galardones, con t¨ªtulos como Aquell gust agre de l¡¯estel (1976); El sol de la tarda (premios Sant Jordi 1991, y Crexells 1992), La mar no est¨¤ mai sola (premio Carlemany 1996),?La llibreta groga (premio Pla 2004) ¨® L¡¯altre (2008). Su ¨²ltima novela publicada fue L¡¯estiu de la pluja (2012).
Si no fue a¨²n m¨¢s extensa su labor, am¨¦n de esa autoimposici¨®n de ser una obra muy meditada, fue por su otra vertiente vital, la de periodista cultural, labor que empez¨® en los a?os 60 en el diario Solidaridad Nacional y El Noticiero Universal, para colaborar posteriormente siempre en cabeceras se?eras de cada ¨¦poca como Destino, Tele-Estel, Abc, Cavall Fort y Tele-eXpr¨¦s, as¨ª como con La Vanguardia. Fue aqu¨ª donde desarroll¨® su mayor y m¨¢s longeva colaboraci¨®n y donde se consolid¨® como uno de los cr¨ªticos de referencia. As¨ª, entre 1981 y 1993 fue el responsable de las p¨¢ginas literarias del rotativo, donde se gan¨® tanto la fama de justo como de riguroso y especialmente cr¨ªtico con la propia literatura catalana publicada: ¡°Ven¨ªa de una formaci¨®n con mucha lectura extranjera y eso¡¡±, se defend¨ªa quien fue siempre de educada afabilidad en la distancia corta.
Gran conocedor del mundo editorial y de las colecciones (trabaj¨® de joven en la editorial Noguer) continu¨® publicando una cr¨ªtica semanal sobre narrativa extranjera, con gran voracidad y nunca refractario a recoger voces poco consagradas, quiz¨¢ reflejo de quien se sent¨ªa influido por nombres tan diversos como Roth, Salter, Proust, Pavese o Rilke. Su ¨²ltima rese?a fue el pasado s¨¢bado, sobre la autora francesa Marie-H¨¦l¨¨ne Lafon. Como ensayista, escribi¨® diversos libros vinculados a esa labor, como Literatura i societat a la Catalunya d¡¯avui o uno con las conversaciones que mantuvo con grandes autores, Voces del ¡®boom¡¯. Era su espacio como cr¨ªtico; como autor, aun lo ten¨ªa m¨¢s claro: ¡°Mi espacio es como hombre de mi tiempo¡±.
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