La vaca Mimi no cambia la hora
Humanos y animales nos enfrentamos al que puede ser el ¨²ltimo cambio de hora de verano a invierno
Mimi es una vaca de raza frisona, tiene seis a?os y pesa 850 kilos. Come una mezcla de forraje y cereales, aunque cuando llega el invierno y la primavera tambi¨¦n disfruta de hierba fresca. Mimi este s¨¢bado no cambiar¨¢ de hora. Ni ella ni las otras 119 vacas lecheras que viven en Parlav¨¤ (Girona), en la granja de Quim Sabri¨¤. Mimi se presta para la sesi¨®n de fotos en un d¨ªa soleado, se deja querer y le propina un par de besos al fot¨®grafo, quien confiesa que el jersey le ha quedado lleno de babas. ¡°A este tipo de vaca no les gusta los cambios. En nuestra granja nosotros tocamos el reloj pero ellas no, las sigo orde?ando a su hora. Ellas necesitan regularidad¡±, explica Sabri¨¤. Estas vacas son un peque?o grupo de resistencia en un mundo que ha asumido el cambio de las agujas del reloj. Pese a algunos inconvenientes, todos lo hacemos. Y con la llegada de la tecnolog¨ªa nos enteramos cada vez menos. Lo ejecutan cerebros inform¨¢ticos por nosotros. 500 millones de europeos haciendo el cambio cada seis meses desde 1974. Bueno siempre hay alguna revolucionaria, por llamarla as¨ª, como mi compa?era de mesa que confiesa que estuvo seis meses con la hora de verano en pleno invierno en el coche porque no sab¨ªa cambiar el sistema. Y ya le fue bien. Las vacas de Sabri¨¤ no est¨¢n solas. ?Qu¨¦ pasa con los gallos?
Los gallos no cambian de hora: cantan siempre cuando empieza a hacerse de d¨ªa. Sin embargo, cuando este animal vive en una explotaci¨®n con luz artificial, lo que sucede es que canta cuando se le abre la luz, sea la hora que sea. Un granjero me cuenta que mantienen el mismo horario a la gallina para que coma a la misma hora y as¨ª evitar el estr¨¦s del animal, un estr¨¦s que dura poco.
Y los perros¡ y los gatos¡ Pedro Zuazua, autor del libro En mi casa no entra un gato, dice: ¡°Pues mira, los gatos te despiertan siempre 10 minutos antes de que suene el despertador¡±. Jacinto tiene una serpiente: ¡°Vive en un mundo muy limitado. Pero la noto m¨¢s desconcertada sobre todo los primeros d¨ªas del cambio. Si le coincide con la muda su humor es definitivamente m¨¢s hosco. Es activa sobre todo a partir del crep¨²sculo y cambiar de h¨¢bitos la fastidia, como a muchos. No s¨¦ c¨®mo explicarle los beneficios¡±. Al periquito de Rosa, Gus, seguro que no le afecta: ¡°En absoluto. Ahora, despu¨¦s de comer, si yo hago un ratito de siesta, ¨¦l tambi¨¦n duerme. Con luz del sol, pone la cabecita debajo del ala. Como dec¨ªa Bernard Shaw, cuanto m¨¢s se conoce a las personas.... m¨¢s quiero a mi perro¡±. Sandra, due?a de Coco, un enorme y movido springer spaniel, asegura: ¡°Le afecta solo por la ma?ana cuando se avanza la hora (va zombi) y por la noche, cuando se retrasa, va m¨¢s cansado y se duerme antes. La adaptaci¨®n le dura una semana m¨¢s o menos. Supongo que es a causa de seguir un mismo horario habitualmente. La rutina los calma y los cambios los descolocan durante unos d¨ªas¡±. Nada muy diferente de lo que le sucede a sus tres hijos.
Humanos y animales nos enfrentamos al que puede ser el ¨²ltimo cambio de hora de verano a invierno, asegura el promotor de la reforma horaria Fabi¨¢n Mohedano: ¡°Se hac¨ªa por un tema de ahorro energ¨¦tico, pero eso ahora ya no tiene sentido¡±. Pero ese cambio no tiene porqu¨¦ conducir a una mejor vida. No nos enga?emos. ¡°Podemos cambiar el valor de las horas , pero si no arreglamos el problema de la conciliaci¨®n horaria en las empresas, no servir¨¢. Son debates diferentes. Tenemos que valorar el tiempo de la vida cotidiana¡±. Eso s¨ª acabar¨¢ con el tradicional mensaje informativo de ¡°a las dos, ser¨¢n las tres¡±. ¡°Ignoro si esa afirmaci¨®n en apariencia trivial implica que el reloj se mueve hacia adelante o hacia atr¨¢s. Volvamos de nuevo a esa frase, o d¨¦mosle la vuelta: ¡°A las tres, ser¨¢n las dos¡±. ?Es acaso eso posible?¡±. Lo dice Jes¨²s Garc¨ªa, periodista, mientras hablamos que le toca trabajar este fin de semana con el cambio de horario.
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