Somos territorios pol¨ªticos
Hacemos activismo cada vez que salimos a la calle, porque lo llevamos en la piel, en el pelo
Una modista una vez dijo que una persona que se corta el pelo est¨¢ a punto de cambiar su vida. Siempre me pareci¨® una exageraci¨®n, pero una decisi¨®n impulsiva a la una de la madrugada, con Brooke Candy de fondo, cambi¨® mi perspectiva de lo que supone un cambio de imagen. Mi coraz¨®n palpitaba a mil por hora. Era algo que quer¨ªa hacer desde siempre. Cog¨ª la maquinilla y me rap¨¦ las cejas. Lo que me echaba para atr¨¢s era el miedo de enfrentarme a m¨ª mismo, a liberarme y agudizar mi conciencia de mi propio cuerpo como persona racializada, migrante asi¨¢tica no binaria. Un primer acercamiento a entenderme m¨¢s a m¨ª mismo porque, como dir¨ªa Desir¨¦e Bela-Lobedde: ¡°Somos territorios pol¨ªticos. Hago activismo cada vez que salgo a la calle, porque lo llevo en la piel, en el pelo¡±. Termin¨¦ el ¨²ltimo cap¨ªtulo del libro de Ser mujer negra en Espa?a,de Desir¨¦e, en un tren de vuelta a Madrid desde Elche. Cog¨ª el primero del d¨ªa porque ten¨ªa que estar a las 15.00 en la puerta de SOS Racismo antes de partir a la manifestaci¨®n antirracista del 11-N. Llegu¨¦ unas horas y 12 euros en taxi m¨¢s tarde.
Partimos llevando pancartas, atrezo, emocionados de sentirnos arropados por hermanos racializados y aliados. Paula, la presidenta de SOS Racismo, iba por su quinto caf¨¦ del d¨ªa mientras unos compa?eros echaban purpurina en una enorme serpiente que construyeron durante semanas; otros retocaban la pancarta principal que med¨ªa el doble de mi apartamento. Expresar estas desigualdades desocupando los espacios p¨²blicos en colectivo, de forma organizada, leer el manifiesto en la Puerta de Sol, en un peque?o escenario, y hacernos o¨ªr, ocupar esas calles donde sufrimos y experimentamos el racismo institucional en nuestras propias carnes, pasar por las calles y exorcizar cada rinc¨®n de Madrid¡ Escuchaba c¨®mo las voces endemoniadas en las calles se iban callando a cada paso. Me encontr¨¦ arropado de tanta gente migrante, racializado, aliados que pusieron el cuerpo, marchando por Lucrecia, por Mame, por los que lucharon antes que nosotros, por los que no vinieron pero siempre luchan desde donde pueden, por todos los hermanos y hermanas que fueron v¨ªctimas del racismo institucional.
Al terminar, me fui con el bloque asi¨¢tico a cenar, y entre sorbos de tallarines fritos, tofus y opciones vegetarianas de comida china, Berna, una compa?era asi¨¢tica del bloque, se emocion¨®: ¡°A mis 61 a?os, nunca hab¨ªa visto algo as¨ª y me siento muy, muy afortunada. Han sido muchos a?os en los que no pod¨ªa hablar con casi nadie de lo que pensaba y sent¨ªa, hasta que hab¨¦is llegado vosotros. Me parece alucinante que, a pesar de la diferencia de edad, hayamos vivido o vivamos experiencias muy parecidas y me alegro much¨ªsimo de haberos encontrado¡±. Partimos reproduciendo las consignas en bucle en la cabeza. Qu¨¦ bella es nuestra comunidad. Aqu¨ª estamos y estaremos, los antirracistas.
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