¡®Julia¡¯, un busto de 12 metros en Col¨®n
El pedestal vac¨ªo en la madrile?a plaza acoge, desde hoy, la obra 'Julia' del escultor Jaume Plensa: una enorme cabeza de una ni?a con los ojos cerrados
"El arte no sirve para nada". Una afirmaci¨®n sorprendente sobre todo si viene de uno de los mejores escultores vivos del mundo, Jame Plensa (Barcelona, 1955) , que obtuvo el Premio Vel¨¢zquez de la Artes en 2013. M¨¢s a¨²n, si lo dice en la presentaci¨®n de su obra, Julia, una cabeza femenina de 12 metros de altura que habitar¨¢ la plaza de Col¨®n durante un a?o. Plensa matiza su afirmaci¨®n: "Precisamente por eso, el arte es tan necesario". Entonces, todo cobra sentido.
La escultura recuerda a la que el artista realiz¨® en una mina en Liverpool o a alguna de sus obras anteriores. Plensa se mantiene fiel a s¨ª mismo. La enorme faz de polvo de m¨¢rmol y poli¨¦ster tiene los ojos cerrados y da la espalda a la plaza, como un mascar¨®n. "Siempre he visto la plaza de Col¨®n como la proa de un barco", explica el artista. La figura se ha colocado en el lugar que ocupaba el monumento al descubridor genov¨¦s, trasladado hace casi una d¨¦cada a una isleta en medio de la Castellana. En este tiempo, los diversos gobiernos municipales le han dado mil vueltas al uso de ese pedestal, vac¨ªo desde entonces.
"Es de justicia rese?ar que el proyecto ha sido gestado por el anterior equipo del Ayuntamiento", ha reconocido el coordinador general de la alcald¨ªa de Madrid, Luis Cueto, "no hay que cargarse todo lo que hacen los anteriores Gobiernos, sino continuar y rematar sus buenas ideas. Y el resultado es que hoy, con esta obra en un espacio p¨²blico, Madrid es un poco mejor que ayer".
Con esta exposici¨®n se inaugura un programa art¨ªstico que consiste en mostrar, durante un periodo aproximado de un a?o, una obra seleccionada por concurso p¨²blico sobre el pedestal de los Jardines del Descubrimiento, en un extremo de la plaza de Col¨®n. Las tres primeras convocatorias contar¨¢n con el mecenazgo de la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Peterson. Un proyecto similar a la cuarta columna de la londinense Trafalgar Square. Ese soporte estaba concebido en 1841 para una estatua de Guillermo IV pero la idea qued¨® frustrada por falta de presupuesto. Desde 2005 ese espacio ha sido ocupado en periodos de algo m¨¢s de un a?o por distintas obras de artistas contempor¨¢neos.
"La plaza de Col¨®n es un ejemplo de crecimiento urbano en el que, para solucionar un problema, creamos otro", opina Plensa. El artista, enfundado en un abrigo oscuro y con las manos en los bolsillos, eleva la vista hacia su obra con una expresi¨®n de relajaci¨®n en sus enormes ojos. La mirada de quien, hasta ayer, a¨²n tem¨ªa por su estatua descomunal, que ha necesitado a decenas de operarios y dos gr¨²as para la mudanza. "La plaza de Col¨®n ped¨ªa una chispa de ternura, espero que Julia la introduzca a quien pase en coche, o a pie. Tambi¨¦n que le regale un instante que le genere una reacci¨®n humana y le haga sentir parte de una comunidad, porque quienes le rodean est¨¢n sintiendo lo mismo".
La obra ¡ªde una tridimensionalidad desconcertante¡ª representa a una ni?a de edad indeterminada, y el artista recomienda empezar a observarla desde atr¨¢s: "Le doy mucho valor a los cabellos de Julia", explica el autor. "De joven le¨ªa textos sobre Da Vinci, y en sus ¨²ltimo a?os se obsesion¨® con los cabellos, que ve¨ªa como r¨ªos fluidos. Si miras la estatua desde ah¨ª, no puedes evitar preguntarte: ?hacia d¨®nde mira? Pero Julia est¨¢ con los ojos cerrados. Mira hacia el interior, e invita al resto a que lo hagan, en esta ¨¦poca de tanto ruido, en que nos llega tanta informaci¨®n de todas partes".
Plensa pretende que su Julia sea madrile?a por un a?o (va a permanecer en Col¨®n hasta el 20 de diciembre de 2019). Y reflejar, con eso, la relatividad de nuestra procedencia. "Ser madrile?o es pasear por la calle. La palabra 'extranjero' siempre me ha sonado fatal. Cuando estamos unidos es cuando todo funciona. Esta ni?a, cuyo nombre o de d¨®nde venga no tiene importancia, es una gran tela en blanco para que cada uno pinte sus sue?os al mirarla. Julia invita al silencio, a la introspecci¨®n. Una lagrimita, de vez en cuando, tiene mucho m¨¢s poder que un grito".
Cuando pase este a?o, la estatua n¨®mada empezar¨¢ su periplo por otras ciudades del mundo, aunque la Fundaci¨®n Mar¨ªa Cristina Masaveu Peterson a¨²n no ha concretado cu¨¢les. La pregunta es obvia: ?Y por qu¨¦ no se queda en Madrid para siempre? "A veces se ha dado el caso de que la ciudadan¨ªa ha reclamado una obra que pensaba desmantelarse, y eso es precioso", dice el artista. Pero zanja: "Cuando Julia se vaya dejar¨¢ una sensaci¨®n de vac¨ªo, estoy convencido, pero esa sensaci¨®n tambi¨¦n forma parte de la obra. Julia se ir¨¢, porque la conceb¨ª as¨ª: como un mensaje en una botella".
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