Una ruta por los diez comercios que m¨¢s tiempo llevan abiertos en Madrid
Un total de 170 locales con m¨¢s de un siglo de existencia siguen funcionando en la ciudad
Sus paredes, sus columnas, su mobiliario, su decoraci¨®n, incluso sus fachadas¡ Casi todo recuerda a otra ¨¦poca en los 170 locales comerciales centenarios que seg¨²n el Ayuntamiento de Madrid sobreviven en la ciudad. Entre ellos, cuatro farmacias, tres restaurantes, un hotel, una librer¨ªa y una droguer¨ªa pueden presumir de ser uno de los diez establecimientos m¨¢s veteranos de la capital.
Farmacia Reina Madre (1578)
El n¨²mero 59 de la calle Mayor alberga el comercio m¨¢s antiguo de todo Madrid. Lo que no muchos saben es que no siempre estuvo ah¨ª. Fue en 1914 cuando se traslad¨®, con toda su estructura, desde la calle Sacramento hasta el lugar en el que sigue hoy en d¨ªa. Llamada Reina Madre por Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, los albarelos que a¨²n se conservan en la farmacia llevan el escudo de esa misma familia italiana.
En su almac¨¦n esconde un secreto como el t¨²nel subterr¨¢neo que, seg¨²n cuentan sus trabajadores, conecta el local con el Palacio Real, y que ahora permanece tapiado. Curiosidades que han acabado convirtiendo el local en un punto de atracci¨®n para los miles de turistas que realizan visitas guiadas por el centro de Madrid, que se mezclan con los clientes habituales. ¡°Ayer vino una se?ora y dijo que llevaba 60 a?os viniendo a comprar aqu¨ª¡±, asegura Mari Luz L¨®pez, encargada de la farmacia.
Hotel Petit Palace Posada del Peine (1610)
Hace ya m¨¢s de 400 a?os que Juan Posada abri¨® las puertas de esta fonda, situada estrat¨¦gicamente junto a la Casa de Postas, principal parada de diligencias de la Villa, a la que llegaban granjeros y comerciantes con productos de las provincias que pernoctaban uno o dos d¨ªas en la capital. Este alojamiento, que cerr¨® a principios de los a?os setenta y reabri¨® en 2005 de la mano de la cadena hotelera Petit Palace, debe su nombre al caracter¨ªstico peine atado a una cuerda, para impedir que los viajeros se lo llevaran, que se encontraba en cada una de sus habitaciones.
Posada de la Villa (1642)
Las modas pasan y esto permanece. La posada de la Villa, en la calle Cava Baja, es parte de la historia de Madrid. En cada rinc¨®n del restaurante se puede sentir y oler el Madrid castizo, tradicional y conservador de siempre. Las sillas talladas con el nombre de sus comensales, el horno de le?a en donde se hace el cordero desde 1645 y los pucheros de cer¨¢mica en donde calientan el cocido. En 1642 se convirti¨® en la primera posada de la Corte donde se daba comida y aposento a los viajeros que llegaban a Madrid. Por aquel entonces los arrieros y viajeros que all¨ª acud¨ªan llevaban su comida y se les serv¨ªa el vino. Era el punto de encuentro de labradores, ganaderos y artesanos que acud¨ªan a la capital a hacer negocios. Y funcion¨® hasta 1980 como posada. ¡°En 1982 F¨¦lix Colomo restaur¨® la posada y sigue intacta desde ese momento¡±, cuenta su director Antonio Pino.
La especialidad de la casa es el cordero asado en Horno de le?a y el cocido de puchero.
Librer¨ªa San Gin¨¦s (1650)
Fundada en 1650, se trata de un peque?o espacio para encontrar tesoros antiguos, libros, l¨¢minas o cualquier curiosidad que sea de segunda mano. A pesar de ser un espacio reducido, los turistas y clientes habituales suelen reunirse en torno a su mesa al aire libre para encontrar ese libro ya descatalogado desde un euro. Cada ma?ana sacan cientos de libros de la caseta de madera situada en el pasadizo de San Gin¨¦s para colocarlos cuidadosamente en los anaqueles. La misma operaci¨®n se repite, 363 d¨ªas al a?o, o lo que es lo mismo, todo el a?o excepto los d¨ªas de Navidad y A?o Nuevo. Los libros que est¨¢n a la venta son usados, en su gran mayor¨ªa en castellano, de historia, literatura, acci¨®n¡ con precios a partir de un euro.
Farmacia Le¨®n 13 (1700)
En la Calle del Le¨®n 13, en el Barrio de Las Letras, todav¨ªa se conserva una botica del Siglo de Oro. Al entrar en la farmacia se percibe su aspecto de comercio antiguo. En la fachada una cer¨¢mica de color blanco y azul con la figura de un le¨®n ha cuidado a sus due?os desde hace tres siglos. Dentro del establecimiento resalta su caja registradora de 1800, el botamen con tarros y copas algunos todav¨ªa con el sello de uno de sus antiguos propietarios: medicamentos Ortega. Su actual due?a, Pilar Ant¨®n adquiri¨® la farmacia hace ocho a?os y desde ese momento se ha interesado por sus primeros propietarios. El primer documentado en este lugar es don Pedro Serrano en 1800, cuenta Ant¨®n que recuper¨® el testamento de ¨¦ste de la iglesia de San Sebasti¨¢n. Dentro de la farmacia todav¨ªa se conserva la cueva y el pozo que se utilizaban para obtener el agua y almacenar las materias primas.?
Restaurante Casa Pedro (1702)
Situado en el antiguo pueblo de Fuencarral, ahora distrito de Madrid, Casa Pedro (Nuestra Se?ora de Valverde, 119) es el ¨²nico de los diez locales comerciales m¨¢s antiguos de la capital fuera del centro. Pedro, su due?o, es el ¨²ltimo miembro de la familia Gui?ales que naci¨®, hace 70 a?os, en la planta de arriba del restaurante, donde viv¨ªan hasta que se mudaron para convertirla en otro comedor m¨¢s del local. ¡°A mi abuelo le obligaron a quemar las escrituras. Seg¨²n los datos, el restaurante funciona desde 1702, aunque nosotros desconocemos esa parte de la historia. Sabemos la historia desde mi tatarabuelo, que lo fund¨® en 1825 como Casa La Pascuala¡±, confiesa Gui?ales. Despu¨¦s, en 1913, cambi¨® su nombre por Casa La Silvestra, y con la entrada de su padre pas¨® a llamarse Casa Pedro.
Restaurante Sobrino de Bot¨ªn (1725)
Antonio Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Gonz¨¢lez heredaron el restaurante Sobrino de Bot¨ªn (Cuchilleros, 17) de su padre, que a su vez lo hab¨ªa heredado de su abuelo. Este se encarg¨® de mantener todo como lo hab¨ªan dejado los Bot¨ªn, la familia francesa que le traspas¨® el negocio despu¨¦s de fundarlo en 1725 sobre una bodega del siglo XVII. Al no haber cambiado nunca de nombre ni de ubicaci¨®n, el Libro Guinness de los R¨¦cords les concedi¨® el honor de reconocerlo como el restaurante m¨¢s antiguo del mundo.
Pasear por sus cuatro plantas es como viajar en un t¨²nel del tiempo. En sus mesas han brindado y degustado su plato t¨ªpico, el cochinillo, personajes como Truman Capote o Ernest Hemingway, que incluso lleg¨® a ambientar el final de uno de sus libros, Fiesta, en el comedor de la primera planta del Bot¨ªn. Un plato cocinado a fuego lento un horno que, por cierto, est¨¢ operativo desde el primer d¨ªa que aquella familia francesa inaugur¨® el local, hace ya casi 300 a?os. Y que no tiene intenci¨®n de apagar. ¡°De momento, ya tenemos una cuarta generaci¨®n que asumir¨¢ el control cuando nosotros nos vayamos¡±, asegura Antonio Gonz¨¢lez, de 67 a?os.
Almacenes el Botijo (1754)
Lo que fue un bazar hace m¨¢s de 250 a?os, se convirti¨®, antes de la Guerra Civil, en una droguer¨ªa. Tras las dos ¨²ltimas reformas no qued¨® pr¨¢cticamente nada del mobiliario antiguo. El mostrador de m¨¢rmol y las estanter¨ªas de madera desaparecieron. De aquellos a?os solo quedan el botijo que cuelga encima de la puerta, y el m¨¢rmol situado en la entrada.¡±Te tienes que actualizar. Con lo bonito y tradicional en mi gremio no vendes. No se ven los productos¡±, cuenta Mercedes Rodr¨ªguez, su due?a. El Botijo pertenece a la misma familia desde que se fund¨®. Seis generaciones que han pasado de vender juguetes alpargatas, p¨®lvora o mimbres, a vender colonias y pinturas.
Farmacia Deleuze (1780)
Isabel Garc¨ªa Parre?o (Madrid, 57 a?os) es la due?a de la farmacia Deleuze desde hace 23 a?os. La botica lleva en el n¨²mero 41 de la calle san bernardo desde 1780. Todav¨ªa conserva los frescos en el techo y el estilo barroco en todas las estanter¨ªas de oro que proceden de la real f¨¢brica del Retiro Garc¨ªa no ha dejado que la publicidad de los medicamentos tape esta reliquia arquitect¨®nica. ¡°Todo sigue igual menos la l¨¢mpara¡±, afirma orgullosa Garc¨ªa.
Farmacia Malasa?a (1798)
Los bustos de Hip¨®crates y de Galeno, dos de los padres de la medicina antigua, presiden una farmacia en el que las columnas j¨®nicas de madera de su interior retrotraen a todo aquel que entra a un tiempo pasado, cuando pas¨® de ser una botica a convertirse en el negocio que hoy se mantiene en la Plaza de San Ildefonso.
En 1912 fue adquirida por los Puerto, familia que la dirigi¨® hasta 2015, cuando la vendieron a su actual propietario, Carlos Gonz¨¢lez Bosch. Con su llegada cambi¨® el nombre del local, hasta entonces llamada Farmacia Puerto, pero no su esencia. ¡°En los cambios que hicimos tuvimos mucho cuidado de no cambiar nada de lo antiguo¡±, reconoce Gonz¨¢lez Bosch acerca de la reforma que ampli¨® la farmacia, convirtiendo el antiguo almac¨¦n en una parte m¨¢s del local.
Todav¨ªa hoy, varios clientes llegan a la farmacia preguntando por el ung¨¹ento callicida, una especie de f¨®rmula magistral que realizaba la familia Puerto seg¨²n cuentan las encargadas de la farmacia. ¡°Muchos nietos de antiguos compradores vienen buscando esa sustancia que compraban sus abuelos sigue en venta¡±, afirman.
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