Entre Apolo y Dionisos
Pugna entre la perfecci¨®n y la emoci¨®n en el concierto de la Orquesta Sinf¨®nica con Slobodeniouk y Zimmermann
El Palacio de la ?pera de A Coru?a present¨® un lleno en el primer concierto de abono de los viernes de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG) en 2019. La presencia de Frank Peter Zimmermann tocando el Concierto para viol¨ªn y orquesta, en mi menor, op. 6 de Felix Mendelssohn (1809- 847) era atractivo sobrado para ocupar la pr¨¢ctica totalidad de sus asientos. El resto del programa estuvo formado por la Sinfon¨ªa en tres movimientos de ?gor Stravinski para comenzar la primera parte y la Sinfon¨ªa n? 38, en re mayor, ¡°Praga¡±, KV 504 de Mozart (1756¨C1791) en la segunda.
Aunque datada de lleno en su ¨¦poca neocl¨¢sica (1945), la obra de Stravinski aporta elementos de su ¨¦poca primitivista, recordando especialmente ritmos y colores orquestales de La consagraci¨®n de la primavera (1913), obra que cerr¨® la pasada temporada de abono de la OSG. Si la bitonalidad acerca ambas obras en el campo de la armon¨ªa, es su dise?o r¨ªtmico ¨Cespecialmente en su primer movimiento- el que hace de esta sinfon¨ªa una obra de gran dificultad para m¨²sicos y director.
La precisi¨®n lograda por Dima Slobodeniouk y la OSG tuvo un especial apoyo en el piano de Ludmila Orlova y los timbales, esta vez a cargo de Sabela Caridad. Ambas int¨¦rpretes aportaron adem¨¢s un cuidad¨ªsimo plus de color. La sabia administraci¨®n de planos sonoros caracter¨ªstica de Slobodeniouk hizo destacar secciones de la partitura en los que el clima sonoro creado por los violas, chelos y contrabajos y otros protagonizados por clarinete y el clarinete bajo apoyados en el piano.
El car¨¢cter l¨ªrico del Andante central fue potenciado por un ambiente entre et¨¦reo y fe¨¦rico de la orquesta sobre el que canto de la flauta de Mar¨ªa Jos¨¦ Ortu?o propici¨® preciosos momentos de enso?aci¨®n. En el tercer movimiento ¨CAllegretto non troppo ¨C Allegro molto vivace- volvi¨® el protagonismo del ritmo y el color de los timbales y Slobodeniouk destac¨® adecuadamente las fases alternantes entre la agitaci¨®n y el sarcasmo. Tambi¨¦n fue realmente notable el di¨¢logo entre el tromb¨®n de Jon Etterbeek, el piano de Orlova y el arpa de Celine Landelle.
El Concierto para viol¨ªn de Mendelssohn es obra m¨¢s que conocida por los mel¨®manos. La introducci¨®n orquestal tuvo una rara calma y transparencia que se prolongar¨ªan en sus tres movimientos y fue la base sobre la que Zimmermann desarroll¨® a lo largo de toda la obra una versi¨®n llena de limpieza y el precioso sonido que extrae de su Stradivarius de 1711, ¡°Lady Inchiquin¡±. Hubo en ella momentos de tensi¨®n expresiva contenida pero no exenta de una suave emoci¨®n, especialmente en la cadenza del primer movimiento y en el canto del Andante central. La impecable t¨¦cnica y el virtuosismo del violinista alem¨¢n, presentes en todo momento de su interpretaci¨®n, resultaron especialmente brillantes en el Presto final.
Que la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia es un grand¨ªsimo instrumento para la interpretaci¨®n de Mozart es sabido hace mucho. Su ductilidad le permite adaptarse a cualquier tipo de interpretaci¨®n de su m¨²sica y as¨ª, tras el descanso, el auditorio pudo gozar de un Mozart especialmente apol¨ªneo. En el siempre delicado equilibrio entre perfecci¨®n formal y emoci¨®n hubo un cierto predominio de aquella. Al final del concierto, la lid entre Dionisos y Apolo se resolvi¨® por poco a favor de este.
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