Un ej¨¦rcito de voluntarios contra la violencia machista
Recorrieron toda la ciudad durante tres meses, comercio a comercio, informando sobre los recursos municipales para las v¨ªctimas
Un batall¨®n de 51 voluntarios por Madrid, 46 de ellos mujeres, se pate¨® durante tres meses Madrid para implicar a los ciudadanos, comercio a comercio, cafeter¨ªa a cafeter¨ªa, contra la violencia machista. En su misi¨®n para distribuir 55.000 folletos y 22.000 carteles, despu¨¦s de dos horas de formaci¨®n orientadas a la acci¨®n e impartidas por el departamento de voluntariado del ?rea de Participaci¨®n Ciudadana y la de Pol¨ªticas de G¨¦nero del Ayuntamiento, se encontraron con un retrato de la sociedad: mujeres maltratadas, hombres negacionistas de la violencia de g¨¦nero y sobre todo, personas con ganas de comprometerse. Fueron muchas horas de trabajo no remunerado pero aseguran que adem¨¢s de aprender y enriquecerse personalmente, la experiencia les ayud¨® a "reconciliarse con el ser humano".
En grupos de dos o tres personas hac¨ªan unas 60 visitas al d¨ªa hablando con el peque?o comercio? sobre la campa?a Barrios por los buenos tratos. No se trataba de convencer a nadie, mucho menos de discutir. El objetivo era concienciar sobre la violencia machista y dejar informaci¨®n sobre los recursos municipales de ayuda a las v¨ªctimas para llegar a las mujeres que la pudiesen necesitar. La restauradora jubilada Concha Cirujano, de 67 a?os, se encontr¨® con dos de ellas en sus rutas. No se le olvida lo que le dijo una de ellas, una mujer de unos 80 a?os: "?l se muri¨® y yo me qued¨¦ en la gloria". Una m¨¢s joven, que iba con un ni?o peque?o, le cont¨® cu¨¢nto le hab¨ªa costado salir de una relaci¨®n violenta y que ahora, estaba feliz. "Nos dio las gracias y eso es lo m¨¢s bonito, sientes que est¨¢s llegando", cuenta emocionada Cirujano.
La violencia machista, constataron los voluntarios, ataca a cualquier edad. Rosa Parre?o, inform¨¢tica y ama de casa de 49 a?os, se encontr¨® con una madre preocupada por la relaci¨®n controladora a trav¨¦s del m¨®vil de su hija adolescente con un chico. En una academia de ingl¨¦s le hablaron de una alumna que se hab¨ªa tenido que cambiar de casa y de barrio para evitar a su expareja.
En general los voluntarios fueron bien recibidos por los comerciantes y los clientes, que entablaban conversaci¨®n con ellos. A modo de estad¨ªstica aproximada, Amparo Lozano, antes comercial y ahora ama de casa de 58 a?os, apunta que de las m¨¢s del medio centenar de visitas que hac¨ªan al d¨ªa, solo una o dos personas se quejaban y de estos, el 99% eran hombres. Les respond¨ªan preguntando para cu¨¢ndo una campa?a contra la violencia de las mujeres contra los hombres o con el t¨ªpico comentario sobre las supuestas denuncias falsas, que en realidad no representan m¨¢s del 0,1%, seg¨²n la Fiscal¨ªa General del Estado y el Consejo General del Poder Judicial. En una tienda de regalos el due?o rompi¨® el cartel en dos en cuanto se dieron la vuelta. "Quer¨ªa que quedase clara su opini¨®n", recuerda Mar¨ªa Antonia Maeso, modista jubilada de 62 a?os.
M¨¢s implicaci¨®n en los barrios humildes
En esos casos en que no eran bienvenidos, los voluntarios daban las gracias y se iban. Notaron mucha diferencia entre barrios. En los m¨¢s humildes y con m¨¢s participaci¨®n social, como Orcasitas, Villaverde o Vic¨¢lvaro, sus visitas generaban mucho inter¨¦s; los vecinos contaban que conoc¨ªan a alguna mujer que podr¨ªa necesitar ayuda o se?alaban el lugar donde hab¨ªan asesinado recientemente a una v¨ªctima. En otros como Chamber¨ª las respuestas eran m¨¢s fr¨ªas. "Unas se?oras muy elegantes en una farmacia nos dijeron con desd¨¦n '?Esto es en lo que se gasta el dinero Carmena?", recuerda Lozano. Intentaron explicarles, sin ¨¦xito, que la violencia machista no entiende de clases sociales.
Tampoco eran bien recibidos en algunos establecimientos, como en franquicias, pero a veces la respuesta de los ciudadanos dejaba en evidencia a los responsables. Le pas¨® a Concha Cirujano en una cafeter¨ªa, donde una clienta se levant¨® a coger un folleto a pesar de la negativa de la direcci¨®n del local a que los dejasen all¨ª. Los ocupantes de las otras cinco mesas le siguieron y todos cogieron la informaci¨®n.
Son esos recuerdos los que se llevan los voluntarios. "Me reconcili¨¦ con la gente del barrio, la que ves todos los d¨ªas y compruebas que puedes hablar con ellos y que responden", cuenta Maeso. Algunos tambi¨¦n fueron "conscientes a trav¨¦s del proyecto de una realidad que existe y que hay que visibilizar", dice Marisa Mac¨ªas, abogada de 39 a?os que despu¨¦s se hizo un curso de defensa personal femenina. Un a?o despu¨¦s, todav¨ªan ven algunos de los carteles en los comercios.
Dar seguridad en las fiestas de barrio
Entre mayo y octubre de 2018 el??rea de Pol¨ªticas de G¨¦nero y Diversidad del Ayuntamiento, junto a grupos feministas, asociaciones de vecinos y foros locales, instal¨® 60 Puntos Violeta contra las Violencias Machistas en las fiestas populares. 94 voluntarios, 85 de ellos mujeres, reforzaron los equipos.
"D¨¢bamos tranquilidad, el Punto Violeta tiene un efecto disuario", explica? Freddy Silva (47 a?os), experto en defensa personal y promotor de igualdad que particip¨® en el proyecto.
En las mesas, donde hab¨ªa entre seis y ocho personas, daban apoyo presencial a las mujeres, contribu¨ªan a que se sintiesen seguras y divulgaban los recursos que tiene el Ayuntamiento contra las violencias machistas y las agresiones sexuales.
Tambi¨¦n se acercaban a pandillas de chicos y chicas para repartir informaci¨®n y contribuir a que unos y otras sepan detectar la violencia machista. Por lo general, la reacci¨®n era positiva, aseguran. Amparo Lozano recuerda a un se?or que se par¨® con su hija de unos 13 a?os y pidi¨® que le explicasen la campa?a. "La hija, la pobre, estaba cortada, pero se llev¨® la informaci¨®n", recuerda. Los voluntarios terminaron el proyecto con la satisfacci¨®n de haber aportado su tiempo y su ayuda. "Est¨¢s sembrando, pero falta mucho por hacer", apunta Silva.
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