El ¡®esp¨ªritu¡¯ de Carlos III gu¨ªa por su teatro favorito
El Real Coliseo de San Lorenzo del Escorial ofrece visitas teatralizadas para conocer los secretos de esta joya del siglo XVIII
¡°?Ernesto! ?D¨®nde est¨¢s? ?C¨®mo es que no est¨¢n preparados los caballos? ?Al final tendremos un conflicto diplom¨¢tico!¡±. El esp¨ªritu de Carlos III nos da la bienvenida con estas palabras al que probablemente era su teatro favorito, ya que le puso su nombre. Ataviado con ropas de ¨¦poca, casaca larga amarilla abotonada, medias blancas hasta la rodilla, cinta azul al pecho y una ostentosa peluca, el rey ilustrado ¡ªencarnado por el actor Guillermo Llans¨®¡ª protagoniza las visitas teatralizadas que la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha para mostrar los secretos del Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, una joya del XVIII y uno de los teatros cubiertos m¨¢s antiguos de Europa que todav¨ªa sigue en uso. [Mira aqu¨ª la fotogaler¨ªa]
Con un tono simp¨¢tico y ameno, el monarca resucitado se arranca a explicar la historia del edificio, construido en 1771 por el arquitecto Jaime Marquet, remodelado por Juan de Villanueva (autor del Museo del Prado) y declarado Bien de Inter¨¦s Cultural en 1995. ¡°En mi siglo el teatro no era muy afamado y cost¨® que la Iglesia nos diera su benepl¨¢cito¡±, explica con unas maneras exquisitas. Sus palabras, que hablan de la rivalidad con la p¨¦rfida Albi¨®n y de la preocupaci¨®n por el mot¨ªn de Esquilache, nos llevan de la mano a la ¨¦poca de la Ilustraci¨®n.
As¨ª sabemos que Carlos III (que rein¨® en Espa?a de 1759 a 1788) procede del Reino de las Dos Sicilias y de ah¨ª surge su gusto por las artes y por la comedia del arte. Por eso decide construir teatros en Aranjuez, El Pardo y San Lorenzo de El Escorial. ¡°S¨¦ que es un poco exagerado llamarlo coliseo¡±, dice entre bromas el protagonista de la visita. Luego se compara con el busto del propio monarca que preside el vest¨ªbulo de estilo franc¨¦s del teatro. La imagen le hace justicia.
El actor que encarna al rey nos gu¨ªa luego hasta el coqueto patio de butacas. ¡°Tras la Guerra de la Independencia contra Napole¨®n, el teatro queda convertido en un albergue y luego fue una zapater¨ªa¡±, nos dice con pena. Despu¨¦s vivi¨® un renacer con Fernando VII y bajo el impulso de los dramaturgos Jacinto Benavente y los hermanos Quintero, que lo eligieron como lugar para estrenar sus obras. En la Guerra Civil, el inmueble fue un almac¨¦n y, m¨¢s adelante, utilizado como cine. Hay que esperar hasta 1979 para que se acometa su restauraci¨®n definitiva, que busca parecerse lo m¨¢s posible a su primera imagen, con colores azul pastel, terciopelos y adornos dorados. El tel¨®n est¨¢ pintado al estilo de la ¨¦poca y coronado por un escudo real.
Subimos al primer piso, donde nos espera una alfombra original procedente de la Real F¨¢brica de Tapices. ¡°Con las Reales F¨¢bricas busqu¨¦ convertir Espa?a en un pa¨ªs exportador¡±, nos explica Carlos III. ¡°He mandado decorar las estancias con cuadros inspirados en Goya y maderas nobles¡±, a?ade. En la segunda planta est¨¢n las gradas del para¨ªso, que hacen honor a su nombre. Desde arriba, el coqueto teatro reluce imponente. Es bello, curioso, sutil. Casi se toca el techo ornamentado al estilo pompeyano, con una preciosa l¨¢mpara de la Real F¨¢brica de Cristales. Sobre el escenario, un escudo real con los s¨ªmbolos de Espa?a, Italia, Francia y la flor de lis de los Borbones. Por los altavoces suena m¨²sica palaciega de Luigi Boccherini.
Programaci¨®n para los fines de semana
El Real Coliseo Carlos III programa obras de todo tipo durante los fines de semana que incluyen teatro, danza, m¨²sica y espect¨¢culos infantiles. Pueden consultarse en su web.
La actriz Carmen Maura volvi¨® el pasado septiembre a subirse a un escenario sobre las tablas de este edificio tras muchos a?os sin hacerlo. Represent¨® la obra La golondrina.
Las visitas teatralizadas son gratuitas y se suelen realizar los martes y jueves. Para apuntarse solo hay que escribir un correo a teatro.coliseocarlos3@madrid.org.
La biblioteca secreta
Por encima de las gradas todav¨ªa queda una sala escondida, la biblioteca secreta del coliseo, a donde el rey sub¨ªa a relajarse. Aqu¨ª se puede ver el torno, un mecanismo original que se usaba para bajar la l¨¢mpara, encender todas las velas y volver a colocarla en el techo. El techo de madera de la estancia es tambi¨¦n original.Volvemos a la segunda planta, donde est¨¢ la sala de juntas donde el monarca pod¨ªa recibir a mandatarios extranjeros, adornado por una serie de retratos. Abajo est¨¢n los palcos, por los que han pasado ministros y reyes. Uno de elloslleva el nombre de Godoy, primer ministro de Carlos IV, de quien se dice que acud¨ªa aqu¨ª para ver sin ser visto, y dispon¨ªa de una puerta enfrente por si ten¨ªa que salir a toda prisa.
La visita termina en el majestuoso escenario, desde el que se contempla una vista magn¨ªfica del espacio y se percibe su soberbia ac¨²stica, como descubrir¨¢ el visitante que grite hacia la platea. El edificio mantiene el peine original de 1771, una estructura de madera para subir y bajar l¨¢mparas y escenograf¨ªas. ¡°Funciona como si fuera un barco, tenemos nudos marineros y telas colgadas. Trabajar as¨ª tiene mucho encanto, porque tenemos que usar las t¨¦cnicas del XVIII, es mucho m¨¢s bonito que hacerlo con motores, como en los teatros modernos. Vuelves al original¡±, explica orgulloso ?ngel L¨®pez, jefe t¨¦cnico del recinto.
¡°Difundir el patrimonio hist¨®rico es una prioridad de este Gobierno¡±, dice sobre la iniciativa el consejero de Cultura, Jaime de los Santos. Eva Gonz¨¢lez, directora del teatro, confirma que el ¨¦xito de las visitas guiadas ha obligado a ampliar los pases. Siempre que Carlos III no se encuentre indispuesto, claro.
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