Un criminal llamado Chicl¨¦ y una v¨ªctima que torci¨® su suerte
El originario alias del autor de la muerte de Diana Quer se esfum¨® entre diligencias policiales y el error se perpetu¨® cuando fue detenido tras toparse con una chica preparada para resistir y delatarlo
El Chicle no siempre fue El Chicle. En realidad solo lo es desde que cay¨® en el punto de mira de la Guardia Civil. Antes, Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn Gey era Chiquil¨ªn, O Chiqui, un miembro m¨¢s del clan familiar de Os Fanchos y, sobre todo, O Chicl¨¦. Despu¨¦s, tras confesar la muerte de Diana Quer e ingresar en prisi¨®n, triunf¨® y se consolid¨® en los titulares el alias de El Chicle. M¨¢s f¨¢cil, m¨¢s na¨ªf, m¨¢s vistoso. Pero todo se deb¨ªa a un malentendido que los investigadores no son capaces de concretar en el tiempo. En los ¨²ltimos a?os, Abu¨ªn hab¨ªa sido objeto de varios seguimientos y no se sabe si se trat¨® de un error de transcripci¨®n o de comprensi¨®n, o simplemente una mala pasada del corrector ortogr¨¢fico de alg¨²n tel¨¦fono m¨®vil, pero el automovil¨ªstico nombre de Chicl¨¦ acab¨® esfum¨¢ndose de los papeles.
"Lo cierto es que al estar encausado en tantos asuntos, y relacionado con m¨¢s de un delito, Abu¨ªn ten¨ªa m¨¢s de un nombre" para la Guardia Civil, explica una portavoz del instituto armado. Durante las diligencias policiales, con la intervenci¨®n de agentes de la comarca y otros muchos de equipos especializados llegados de A Coru?a y Madrid en sucesivas oleadas, el pseud¨®nimo que hac¨ªa referencia a la habilidad como mec¨¢nico y el vicio por la velocidad de Abu¨ªn sucumbi¨® a favor del masticable apodo. Fue la metamorfosis del "dispositivo que regula el paso del combustible al carburador", tal y como define "chicl¨¦" la Real Academia, en goma de mascar pura y dura.
Despu¨¦s esa mutaci¨®n se multiplic¨® hasta el infinito con la difusi¨®n medi¨¢tica del caso Quer. E incluso se busc¨® explicaci¨®n al alias en una hipot¨¦tica manera de hablar que en realidad no tiene, o en los incisivos prominentes del individuo (la primera vez que le pincharon las llamadas fue en un caso de narcos de medio pelo bautizado Operaci¨®n Pi?ata). Y aunque hay medios de la zona, como el Diario de Arousa, que se mantienen fieles al sobrenombre original y m¨¢s usado por los vecinos, El Chicle ya es conocido en toda Espa?a con su nuevo mote y eso no tiene vuelta atr¨¢s.
"Ahora estar¨ªan en el mismo sitio las dos"
Pero O Chicl¨¦ hubiera permanecido en el anonimato y conservado la tilde si no se hubiera tropezado con una v¨ªctima preparada para resistir: la mujer que acab¨® aportando las pruebas que les faltaban a los agentes para arrestarlo cuando ya era ¨²nico sospechoso de la muerte de Diana Quer.
Esta semana Abu¨ªn se ha sentado en el banquillo de los acusados por primera vez tras su detenci¨®n el 29 de diciembre de 2017. Cuatro d¨ªas antes de esa fecha hab¨ªa perpetrado su ¨²ltimo asalto a una chica, T., vecina de Boiro (A Coru?a) de 28 a?os, que es el episodio que ahora ha llegado juicio. Dos jornadas despu¨¦s de su arresto confesaba haber matado a Diana y conduc¨ªa a los investigadores hasta el pozo de agua dulce donde maceraba su cuerpo desde hac¨ªa casi 500 d¨ªas con el presunto objetivo de borrar cualquier huella. En la madrugada del 1 de enero de 2018, era recuperado el cad¨¢ver de la veraneante madrile?a de 18 a?os que se hab¨ªa cruzado con ¨¦l en un extremo apartado de A Pobra do Carami?al, cuando regresaba al chal¨¦ familiar tras aquel domingo de las fiestas patronales de agosto de 2016. El juicio con jurado popular por el presunto asesinato y agresi¨®n sexual de Diana Quer se espera para el ¨²ltimo trimestre de este a?o en Santiago (en la misma sala de vistas que el de esta semana) y en ¨¦l el acusado se enfrenta a la prisi¨®n permanente revisable.
Tras la ¨²ltima sesi¨®n del juicio por la presunta detenci¨®n ilegal y el supuesto intento de agresi¨®n sexual a la v¨ªctima de Boiro (que pidi¨® medidas especiales para proteger su identidad en la vista), la madre de T. decidi¨® hablar con la prensa. Lo hizo despu¨¦s de escuchar al abogado de la defensa tratando de desmontar la acusaci¨®n y el alegato final de El Chicle (o Chicl¨¦) en el que dijo "sentir mucho" la muerte de "la chica de Madrid".
A las puertas del edificio de los juzgados de Santiago la mujer habl¨® para las c¨¢maras y dijo que Abu¨ªn es "un depredador que no merece estar en la calle". "A mi hija la hubiese violado y matado y ahora estar¨ªan en el mismo sitio las dos", dijo refiri¨¦ndose al aljibe donde permanec¨ªa oculta Diana Quer. "Este desgraciado nos ha jodido la vida a toda la familia. Que le perdone Dios si puede porque yo no lo perdono".
"Tengo miedo constante"
Tanto T. como su madre necesitan desde entonces tratamiento psicol¨®gico. Casi a?o y medio despu¨¦s del asalto que sufri¨® cerca de su piso, cuando volv¨ªa de la comida de Navidad en casa de su abuela y se dirig¨ªa leyendo el WhatsApp al bar donde hab¨ªa quedado en verse con su novio, T. sigue precisando ansiol¨ªticos. Tambi¨¦n tres sesiones de psicoterapia al mes con dos especialistas distintos. Seg¨²n sus m¨¦dicos, la v¨ªctima de El Chicle tiene pavor a encontrarse "un coche con un solo hombre a bordo" en una calle sin gente. Tal y como ella describi¨®, despierta "cada dos horas" por la noche con "pesadillas" y a cada paso se levanta de la cama para "repasar puertas y ventanas".
Le ha cambiado radicalmente el car¨¢cter, sale a la calle "en tramos peque?itos, como terapia" y apenas ve a sus amigos. "Tengo miedo constante", resume la ¨²ltima v¨ªctima de Abu¨ªn, mientras se espera el juicio por la muerte de Diana y se ha reabierto el caso de la supuesta violaci¨®n en 2005 de la cu?ada de este vecino de Rianxo de 43 a?os.
"No s¨¦ de qu¨¦ estar¨ªamos hablando hoy aqu¨ª"
El cap¨ªtulo del 25 de diciembre en Boiro fue clave para la resoluci¨®n de la desaparici¨®n de Diana Quer porque la nueva v¨ªctima grab¨® con su m¨®vil, sin saberlo, el asalto: "Si no dejas de gritar te corto. M¨¦tete en el coche y dame el m¨®vil". Adem¨¢s record¨® el modelo y parte de la matr¨ªcula del Alfa Romeo gris plata del acusado y reconoci¨® en fotos a Abu¨ªn. La fiscal del caso, que pide casi 16 a?os de prisi¨®n para ¨¦l y una indemnizaci¨®n de 15.750 euros para T., defiende que la detenci¨®n ilegal "se consum¨®" aunque solo durase "10 minutos" y que el prop¨®sito del atacante era la agresi¨®n sexual.
El acusado forceje¨® con ella para "meterla en el maletero", "llevarla a un lugar apartado y disponer de la v¨ªctima a sus anchas". Pretend¨ªa "hacer con ella lo que le diera la gana", proclamaba la fiscal Ana Robles en sus conclusiones finales. "La suerte es que El Chicle se top¨® con una v¨ªctima que resisti¨®", continuaba el pasado jueves emocionada: "Si ella no hubiese opuesto resistencia no s¨¦ de qu¨¦ estar¨ªamos hablando hoy aqu¨ª, porque este es un sujeto que busca no dejar huellas".
Hubo un instante en el que el asaltante la solt¨®, alarmado por el rugido lejano de un coche que pasaba. Pero la chica no pod¨ªa correr: llevaba "tacones de 10 cent¨ªmetros y falda corta", "le temblaban las piernas" y estaba paralizada por el miedo, recuerda la fiscal¨ªa. As¨ª que, en cuesti¨®n de segundos, el hombre volvi¨® a agarrarla y la empuj¨® al maletero que previamente hab¨ªa abierto. La madre de T. ha explicado a El Pa¨ªs que la chica pudo aguantar el asalto mientras apretaba su tel¨¦fono y su bolso contra el pecho porque es una mujer "no solo alta, sino muy fuerte f¨ªsicamente".
"Las chicas de ciudad no est¨¢n acostumbradas a levantar grandes pesos, pero en las zonas rurales es distinto", comenta esta vecina de Boiro. "Desde ni?a mi hija trabajaba ayud¨¢ndome en una finca con caballos de la familia. Cargaba con la hierba y agarraba a un semental sin ninguna dificultad", asegura. A esto se une esa "entereza" que en el momento de mayor angustia de su vida le permiti¨® identificar la marca del coche, un Alfa Romeo como el que ten¨ªa su propia madre hac¨ªa a?os, y al menos dos de las letras (D e Y) y varios n¨²meros de la matr¨ªcula. T. fue empujada y cay¨® sentada en el maletero de la berlina. Tal y como declar¨® en el juicio, pens¨®: "Si lo cierra no salgo m¨¢s".
"?Conoce usted a alguien que se llame Carla?"
As¨ª que pele¨® todo lo que pudo contra el agresor, que adem¨¢s todav¨ªa se recuperaba de una operaci¨®n que le imped¨ªa levantar por encima del hombro el brazo derecho. T. lleg¨® a tocar "el filo" met¨¢lico del supuesto "cuchillo" que ¨¦l le puso al cuello, y aguant¨® con la parte inferior de sus piernas fuera, determinada a impedir que bajase la tapa. Hasta que consigui¨® incorporarse de nuevo. En ese instante, calle abajo, llegaron dos j¨®venes alertados por los gritos y Abu¨ªn subi¨® al coche y huy¨®.
En la grabaci¨®n que fortuitamente envi¨® por WhatsApp a su amigo Alberto, con el que ven¨ªa chateando cuando fue abordada, se oye claramente c¨®mo Abu¨ªn Gey la amenaza con "cortarle". Y c¨®mo luego, al escucharse el ruido de un coche que pasa, el acusado cambia radicalmente de registro y se hace el despistado: "?Pero no eres Carla? Perdona, que me confund¨ª, pensaba que eras Carla". Amablemente, El Chicle (o Chicl¨¦) le comenta que era todo una broma que pretend¨ªa gastarle a esa hipot¨¦tica mujer por encargo de su novio. Pero Carla no es un nombre muy com¨²n. Por eso en el juicio se le plante¨® la misma pregunta tanto a T. como a su pareja, que tambi¨¦n testific¨®. "?Conoce usted a alguien que se llame Carla?". La v¨ªctima de Abu¨ªn respondi¨® que no. Su compa?ero, sin embargo, contest¨® que s¨ª: "Mi anterior novia se llamaba Carla".
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