Lavapi¨¦s, el basti¨®n de Podemos que no quiere ser ¡®cool¡¯
El barrio de Madrid que m¨¢s vot¨® a la formaci¨®n de Pablo Iglesias en las elecciones generales lucha por la supervivencia de su identidad de izquierdas
Es f¨¢cil distinguir los bares de Lavapi¨¦s donde se re¨²ne la izquierda de los nuevos locales para turistas y hipsters porque las paredes est¨¢n cubiertas de carteles anunciando un sinf¨ªn de actividades en el barrio, desde reuniones sobre Palestina hasta clases de danza africana, y porque no hay anuncios en ingl¨¦s en la puerta.
En este vecindario activista donde se miran con preocupaci¨®n las crecientes se?ales de gentrificaci¨®n, el resultado de las elecciones generales del domingo es una buena noticia: Lavapi¨¦s (Embajadores es el nombre oficial) fue el barrio de la ciudad de Madrid con m¨¢s voto a Unidas Podemos (36,2%).
Muchas mujeres del barrio sintieron que era un deber ir a votar contra la idea de la mujer de los partidos de derecha, dice Laura Rodr¨ªguez, una vecina de 45 a?os votante de Podemos. Lo que m¨¢s le llam¨® la atenci¨®n el d¨ªa de la votaci¨®n fue ver a mujeres mayores cogiendo las papeletas de Podemos para luego hacer una larga cola.
¡°Dec¨ªan abiertamente que no era un d¨ªa para quedarse en casa¡±, recuerda Rodr¨ªguez en el bar La Mancha, donde este mi¨¦rcoles varios clientes llegaban con banderas de la lucha obrera tras las marchas por el 1 de Mayo.
La popularidad de Podemos en Lavapi¨¦s se comprende, en parte, porque los l¨ªderes del partido suelen frecuentar los bares y teatros del barrio, y muchos vecinos dicen que les conocen personalmente. Este partido se present¨® formalmente en Lavapi¨¦s, en el Teatro del Barrio, en enero de 2014, cuando el activismo en estas calles experiment¨® su momento ¨¢lgido, impulsado por el movimiento del 15-M y la indignaci¨®n por la crisis financiera. Pablo Iglesias, el secretario general, sigue frecuentando el barrio: el s¨¢bado de reflexi¨®n lo pas¨® viendo cine en la sala Mirador.
Para Rodr¨ªguez, Iglesias fue el mejor de los debates. ¡°Fue muy constructivo y did¨¢ctico que creo que es algo que le falta a este pa¨ªs: m¨¢s reflexi¨®n a la hora de votar¡±.
Los vecinos tienen numerosas oportunidades para involucrarse en actividades de movimientos obreros, feministas, antirracistas o LGTBI. Muchas asociaciones madrile?as eligen locales o bares de Lavapi¨¦s para celebrar sus reuniones. ¡°Este barrio te lleva a la militancia¡±, dice Irene Rodr¨ªguez Lorite, de 32 a?os, que ha sido vocal del distrito centro por Ahora Madrid. A esa oferta se suman las actividades culturales en decenas de salas de teatro y galer¨ªas de arte.
Gracias a tantas actividades, los vecinos de Lavapi¨¦s se conocen entre ellos mucho m¨¢s que los de otras zonas de Madrid. ¡°La gente es m¨¢s comunicativa en este barrio¡±, dice Buenaventura Garc¨ªa, uno de los veteranos de izquierda, que llegaba al bar La Mancha desde la manifestaci¨®n del 1 de Mayo portando una bandera en la que se le¨ªa ¡°Uni¨®n de Rep¨²blicas Ib¨¦ricas¡±.
Pero el barrio vive una encrucijada que podr¨ªa arruinar su fuerte identidad de izquierdas. La gentrificaci¨®n est¨¢ avanzando desde el norte, en torno a la plaza de Tirso de Molina, promovida por propietarios de viviendas que buscan las altas rentabilidades de los pisos tur¨ªsticos. Los tuk-tuk ya pasan por lugares inusuales, como la plaza de Nelson Mandela, vista por los locales como ¡°el s¨ªmbolo de la lucha antirracista¡±, donde la comunidad de inmigrantes suele hacer protestas.
"Expulsados" por el alquiler
El d¨ªa que la revista brit¨¢nica Time Out design¨® a Lavapi¨¦s como el lugar m¨¢s cool del mundo, en septiembre del a?o pasado, muchos se echaron a temblar. ¡°Ese d¨ªa sent¨ª que mis d¨ªas en Lavapi¨¦s estaban contados¡±, se lamenta Rodr¨ªguez, que paga 600 euros por un piso de 28 metros cuadrados y le toca renovar contrato en junio. Est¨¢ cruzando los dedos. ¡°Mi casero me ha dicho que la subida ser¨¢ simb¨®lica. Veremos qu¨¦ entiende ¨¦l por eso¡±, dice.
Muchos como Rodr¨ªguez dicen que tienen amigos que han sido ¡°expulsados¡± por la subida de los alquileres, sobre todo hacia el sur de Madrid, a Vallecas, Usera o Carabanchel. Por estos motivos ven las elecciones del domingo pasado como un primer round, que tendr¨¢ su continuaci¨®n el 26 de mayo, cuando los madrile?os est¨¢n citados para elegir al nuevo gobierno de la alcald¨ªa y de la Comunidad de Madrid.
Si ganan ¡°las tres derechas¡±, la lucha contra la especulaci¨®n ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil, dice la brasile?a Rosse Maloka Figueiras, due?a del bar y asociaci¨®n cultural Maloka. ¡°Va a ser un mes muy intenso¡±, dice Maloka, que anima a sus vecinos a ¡°no bajar la guardia¡±.
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