Ese barroco que eleva

La Sociedad Filarm¨®nica de A Coru?a ha cerrado brillantemente su temporada 2018-2019 con un concierto del conjunto Al Ayre Espa?ol, en el que tambi¨¦n intervino el contratenor japon¨¦s Toshiharu Nakajima. El conjunto residente en el Auditorio de Zaragoza, que hace casi exactamente un a?o cerr¨® la anterior temporada de la Filarm¨®nica, actu¨® en su formaci¨®n de quinteto con clave, con Alexis Aguado y Kepa Artetxe, violines; Guillermo Turina, violonchelo; Xisco Agull¨®, contrabajo y Eduardo L¨®pez Banzo como clavecinista y director.

El concierto, con un programa barroco compuesto por obras de finales del siglo XVII y principios del XVIII, se abri¨® con la sonata Siedi Amarilli mia de Giovanni Bononcini (1679-1747). Tras su hermoso Preludio, en el que Al Ayre Espa?ol mostr¨® el sonido bien empastado que le caracteriza, el contratenor japon¨¦s desarroll¨® su parte con una voz de buena potencia y proyecci¨®n. Su gran fiato propicia un generoso fraseo y ¨¦l imprime a cada pieza de la cantata el car¨¢cter que le corresponde.

Tanto en esta como en la serenata Per ch¨¦ tacete, regolati concenti, que cerr¨® el concierto, desarroll¨®sus recitativos ¨Cincluyendo en estos la Introduzione a la obra de Bononcini- con un gran sentido dram¨¢tico del relato. En las arias hizo una aut¨¦ntica exhibici¨®n tanto de t¨¦cnica vocal ¨Cespecialmente en las agilidades mostradas en las de bravura- como de sentimiento y musicalidad.

Dos obras instrumentales cerraron la primera parte. En la Sonata para violonchelo de Bononcini, Guillermo Turina hizo una interpretaci¨®n que pas¨® de la serena dicci¨®n del Andante inicial a la gracia del tercer movimiento, un Minueto en el que volvi¨® por sus fueros el empaste con el contrabajo de Agull¨® y un Trio con el valioso contraste entre el brillo como de cera que producen las cuerdas de tripa de su instrumento con los agudos m¨¢s punzantes del clave de L¨®pez Banzo.

El quinteto completo interpret¨® antes del descanso la Sonata n¨²mero 11 en re menor de Bononcini. El canto de los violines de Aguado y Artetxe tuvo el protagonismo en la deliciosa calma del tercer tiempo, Lento, y en la graciosa ligereza del Allegro final.

Tras el largo proceso y minucioso de afinaci¨®n habitual en los instrumentos antiguos, la segunda parte se abri¨® con dos sonatas de Arcangelo Corelli -para muchos, el padre del concerto grosso-. En ambas obras se pudo disfrutar de la adecuaci¨®n de las versiones del conjunto al car¨¢cter de cada una de las piezas de las que se componen.

Tras la interpretaci¨®n de la serenata de Scarlatti, L¨®pez Banzo hizo una peque?a explicaci¨®n de programa y autores. Tras resaltar en ella la importancia de Bononcini en sus ¨²ltimas investigaciones, se bis¨® el aria Se scherza e ride, en la que contratenor y quinteto obtuvieron una nueva y cerrada ovaci¨®n de los filarm¨®nicos coru?eses. Hasta la temporada pr¨®xima.